"La brevedad no es un término de la retórica, sino de la buena educación". Monterroso
EL LUNAR Y OTROS CUENTOS O LA MAGIA DEL CUENTO BREVE
"La brevedad no es un término de la retórica, sino de la buena educación". Monterroso
ESCARABAJO
Yo era un niño lleno de ilusiones, que subía a las buhardillas para jugar a la ronda con los escarabajos. Hoy soy un escarabajo de cuello y corbata, que perdió a su niño en la buhardilla del olvido. R.H.
INTRODUCCIÓN
Existen demasiadas denominaciones para dar cuerpo al cuento breve, entre las que parece imponerse la de "microrrelato".
El microrrelato es una construcción literaria narrativa distinta de la novela o el cuento.
Es la denominación más usada para un conjunto de obras diversas cuya
principal característica es la brevedad de su contenido. El
microrrelato también es llamado microcuento, minificción, microficción, cuento brevísimo, minicuento.
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Textos escritos u orales de corta extensión aparecen a lo largo de todos los tiempos. Fábulas, adivinanzas, parábolas, epitafios, graffittis, etcétera. El microrrelato no es un fenómeno nuevo. Sienta sus bases en la Edad Media en los llamados bestiarios
y más adelante es posible encontrarlo en las sentencias del Conde
Lucanor, pero aún más atrás existen antecedentes en las parábolas de
Jesús, vistas de forma individual, separada del texto, como estructuras
narrativas completas y breves, exigencia de un microcuento. Lo que las
convierte en microrrelato es el lector, al individualizarlos.
Los microcuentos, relatos breves, tienen grandes referentes en la literatura hispanoamericana, en Argentina, en 1955 Jorge Luis Borges junto con Adolfo Bioy Casares publicaron Cuentos breves y extraordinarios, que contiene relatos de entre dos páginas y dos líneas. Bioy Casares publicó Guirnalda con amores en 1959 y al año siguiente Borges publicó El Hacedor, que incluye varios microrrelatos. El gran Julio Cortázar masificó el género con Historias de Cronopios y de Famas haciéndolo famoso en Europa.
L No es un fenómeno
nuevo en la literatura, sin embargo parece ponerse de moda en los
últimos tiempos. Sus raíces provienen de la tradición oral, en forma de
fábulas y apólogos, y adquiere cuerpo en la Edad Media
a través de la literatura didáctica, que utiliza leyendas, adivinanzas
y/o parábolas. Muchos los han visto (microrrelato) como la versión en prosa del haiku oriental y otros lo han hecho derivar de la literatura lapidaria, concisa, breve.
En la segunda mitad del siglo XX el microrrelato llega a su madurez. Ya no se trata de un ejercicio de estilo, de una pirueta de agudeza o de un retazo más o menos misterioso de prosa poética.
El microrrelato se presenta como una auténtica propuesta literaria,
como el género idóneo para definir, parodiar o volver del revés la
rapidez de los nuevos tiempos y la estética posmoderna.
SOBRE LA OBRA DE HEISE.
En El lunar y otros cuentos, proliferan estos "cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas" –hago mía una expresión del argentino David Lagmanovich (1927, maestro argentino del microrrelato) - que, con su despojamiento (libres de alardes emotivos), desafían nuestra forma habitual de leer.
Cumplen
con los principios básicos de la narratividad, de forma concentrada,
tal y como se precisa. Heise, en su particular laboratorio del lenguaje,
crea, planifica y da forma a microcuentos que plasman en breves líneas su visión de mundo y logra revelar el valor estético de una imagen incongruente, de una situación singular. Roxana se instala en lo íntimo de esa realidad ingeniada para gozarla en lo que tiene de original y enunciarla en símbolos exactos, correctos, urbanos y diligentes.
¿Por qué digo esto?
La
narración tienen un ritmo adecuado, una correcta cohesión de ideas, no
existen redundancias y tienen una sintaxis bien construida. Diríamos que
es una narrativa pulcra, exacta, precisa (reitero), y que se inserta,
sin lugar a dudas, en la literatura del siglo XXI. La nueva literatura.
Los
cuentos hablan de cierto descontento vital. Algunos de sus personajes
están desorientados, inventan fugas existenciales, y terminan
enfrentados a sí mismos.
Al decir del filólogo José Luis González: "La
piedra de toque donde suena si la moneda del cuento es de valor
auténtico -sugiere - me parece a mí que estriba en que aguante el
pulso”. Es decir, el latido de dos lecturas al menos. Y estos cuentos poseen ese atractivo, provocan esa magia, el deseo de leerlos nuevamente.
La obra de Roxana, demuestra
que la literatura posee una gran potencia simbólica para expresar, a
través de sus personajes, rasgos como es la crítica social, existencial o
lo absurdo de nuestra cotidianeidad. Como buena cuentista, pragmática,
equilibrada, ensancha las alas al vuelo inesperado de la imaginación con gran despliegue de oficio y ustedes futuros lectores pueden comprobarlo.
De una u otra forma Roxana interpreta al lector. No podemos dejar de sentirnos identificados.
Estamos en presencia de una obra artística, sugerentemente inteligente.
Y para terminar:
Ernest
Hemingway, que algo sabía de cuentos y de crear historias, formuló en
alguna oportunidad lo que dio en llamar la teoría del iceberg en el
cuento. Todo cuento, decía es un iceberg que muestra un cuarto de su
cuerpo y deja los tres cuartos restantes ocultos bajo el agua. Se trata,
según Hemingway, que un buen cuento debe presentar una situación, mostrar ciertos elementos y dejar muchas cosas entregadas a la imaginación del lector.
Ingrid Odgers Toloza
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