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sábado, 29 de septiembre de 2012

Los personajes de mis libros me persiguen: Nicole Krauss


Por: El Universal
29/09/2012

México, D.F.-
Con sólo 38 años y tres novelas, “Llega un hombre y dice, La historia del amor y La gran casa”, Nicole Krauss (Nueva York, 1974) se ha convertido en una de las escritoras más elogiadas en Estados Unidos. Sus obras han sido traducidas a 35 idiomas, ha ganado numerosos premios, y autores tan consagrados como Susan Sontag y el Nobel J.M. Coetzee la han alabado. Por eso lo que más llama la atención de ella cuando uno la conoce, además de su belleza y juventud, es su timidez y humildad.
Dice que escribe para sí misma, que no piensa en los lectores hasta que termina el libro, y que en entonces siente una gran inquietud sobre si lo que ha escrito gustará o no. Su éxito en tantos países lo justifica al asegurar que la literatura estadounidense se ha puesto de moda, así que eso, y el hecho de escribir en inglés, hacen que lo tenga más fácil que el resto para triunfar.
Hace unos días, Nicole Krauss, en el festival literario “Hay Festival” de Segovia, España, presentó su último libro:” La gran casa” (Salamanca), nominada en EU al National Book Award. Una historia sobre la memoria, las relaciones entre padres e hijos, la vida interior del ser humano, el holocausto judío, las guerras de Israel o el golpe de Estado en Chile, que escribió en el 2010 pero que se acaba de publicar en España y que en diciembre llegará a México.
El libro gira en torno a un escritorio robado que podría haber sido del poeta Federico García Lorca y que le presta a una de las protagonistas Daniel Varsky, un joven poeta chileno que desaparecerá durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Y a través de ese mueble se entrelazan historias de varios personajes que se replantean sus vidas, luchan consigo mismos, muestran sin pudor sus dudas y sus debilidades, sufren y se confiesan.
“Después de escribir ‘La historia del amor’ me di cuenta de que los personajes eran encantadores, estaban llenos de humor y antes de cualquier otra cosa te hacían reír aunque también sufrían”, relata a EL UNIVERSAL.
“En esta ocasión me interesaba escribir algo diferente. Sobre gente que está en mitad de un conflicto y que a través del libro se confiesa, lo que provoca una catarsis en el propio personaje, en mi y también en el lector”, dice.
Krauss reconoce que cuando lees un libro que trata sobre el sufrimiento “sientes un enorme alivio de poder hablar sobre un tema como ese”. Y cuando escribes sobre personajes que sufren “es como si ellos se mostraran desnudos y existiera una redención al confesar”. En este sentido explica que no escribe sobre asuntos dolorosos “para obligar al lector a enfrentarse con ellos. Hay muchas cosas a las que nos da pánico enfrentarnos o que nos resultan demasiado dolorosas, pero cuando las vemos a través del arte o de la literatura sentimos un enorme alivio”, asegura.
Dice que no llora cuando escribe, pero si confiesa que sufre y también que sus personajes le persiguen.
“Cuando escribo un libro, vivo el libro constantemente, cuando estoy en el Metro, cuando me voy de compras, cuando cocino”, explica. “Los únicos personajes que puedo escribir son aquellos que siento que están vivos, que tienen su propia vida, y por supuesto no sé cual será su destino cuando empiezo a escribir.
Por eso siento una gran ansiedad por saber quienes son y que les ocurrirá y también preocupación. Sufro”.
En este sentido dice que le sorprende el que mientras todos los lectores reconocen el sentido del humor en determinadas páginas “no todos se conmueven en los mismos capítulos. Y donde tu esperabas que lo hicieran muchas veces no lo hacen”.
- Amante de la literatura
Desde niña, Nicole Krauss supo que se dedicaría a la literatura. Empezó a escribir poesía a los 15 años, y luego dio el salto a la novela. Dice que empezó a escribir porque le da la oportunidad de convertirse en otra gente. “Yo ya sé como es mi vida. Lo que me interesa saber es como es la vida de un anciano en Israel, o de una novelista mayor que yo, que toma decisiones distintas a las mías”.
Explica que a partir de esa imaginación y para que sus personajes cobren realidad pone parte de si misma en sus novelas. “Es un equilibrio muy sutil entre lo que imagino y lo que pongo de mi misma en ella”, asegura. Pone de ejemplo la primera conversación que tuvo con su hijo sobre la muerte, cuando él tenía tres años y medio. “Está completamente transcrita en la novela”.
- Sobre la historia
La gran casa cuenta la historia de varios personajes que se entrelazan, y dos de ellas son escritoras que en un momento de su vida sienten un bloqueo y no son capaces de escribir. “Yo también he tenido esa sensación entre una novela y otra”, reconoce. “Son periodos difíciles en los que escribo muchas historias distintas pero que no tienen ninguna relevancia para mi. Historias que no me creo. Entonces me pregunto por qué escribir si ya hay tantos libros. Para qué añadir uno más”.
Es entonces cuando día tras días Krauss se sienta en su escritorio, con 19 cajones igual que el de la novela, y no siente esa urgencia por escribir. “Cuando pasas mucho tiempo escribiendo y desde tan joven como yo, esa sensación es muy incómoda porque pierdes tu convicción y te planteas si de verdad eres escritora.
Hasta que de repente algo cambia y el sentido de la urgencia y una fluidez vuelven, y ya ni me acuerdo de como era no poder escribir”.
Niega que sea inspiración. “Creo que tiene algo más que ver con que cuando escribo una novela puedo incluir en ella algo que realmente me interese y me preocupe a mí. Por eso al acabarla acabo exhausta”. En La gran casa, dice, quería escribir sobre la herencia, pero no sobre la material, sino sobre la herencia emocional que se le deja a los hijos.
“Cuando la escribí acababa de ser madre por primera vez, así que me pregunté no sólo qué había recibido de mis padres, sino qué herencia emocional le iba a dejar a mi hijo”, concluye la escritora.

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