“No, yo no pinto gordos” responde Botero cuando se le pregunta y es que las figuras que pinta no parecen morirse de hambre, porque son más bien regordetas, pero Botero señala que en sus cuadros la sublimación corresponde a una inquietud estética y tiene una razón estilística. Botero es figurativo pero no realista, con su pintura desea convertir mediante esta deformación la realidad en arte.
Estas transformaciones lo han manejado famosos pintores en la historia como Giotto, Rafael, el Greco, Rubens y Picasso, quienes deformaban la realidad para expresar lo que querían. El Greco pintaba las figuras alargadas en exageración y Rubens llevó al lienzo la sensualidad y abundancia de la carne reflejadas en sus mujeres y hombres robustos.
La deformación, por sí misma y sin un sentido, llega a ser una caricatura o algo monstruoso y su arte no es ni lo uno ni lo otro, es sólo una presencia formal por los valores plásticos en el arte clásico. Arte que empezó a estudiar para reinterpretar el alma hispanoamericana. Concluye al decir que su trabajo es el resultado de una gran pasión por las formas, colores, valores plásticos y volúmenes de la inquietud estética y sólo de ella.
En su pintura todo tema que trate Botero por más cruel, éste se vuelve digerible y hasta tierno, desde el cuadro de Pablo Escobar, la tauromaquia, las guerrillas colombianas, incluso el desnudo que maneja con su estilo se despoja de su inherente erotismo. En sí, toda su obra se caracteriza por la monumentalidad, narración de las escenas y exuberancia de los cuerpos.Hoy en día, cuando todo lo “delgado” es universal y todo lo”gordo” es provinciano, Botero se apropia de esta relación para manifestar el buen humor, la alegría, los placeres sensuales y la apacibilidad de la cultura popular latina, caracterizada por la abundancia, el derroche y la desmesura, pero también usa la psicología de lo “gordo” para denunciar el mundo pacífico, sereno, pero indolente, lento, gordo, abultado de violencia e injusticia.
Diario Los Andes - Riobamba - Ecuador - Prensa - Noticias
La deformación, por sí misma y sin un sentido, llega a ser una caricatura o algo monstruoso y su arte no es ni lo uno ni lo otro, es sólo una presencia formal por los valores plásticos en el arte clásico. Arte que empezó a estudiar para reinterpretar el alma hispanoamericana. Concluye al decir que su trabajo es el resultado de una gran pasión por las formas, colores, valores plásticos y volúmenes de la inquietud estética y sólo de ella.
En su pintura todo tema que trate Botero por más cruel, éste se vuelve digerible y hasta tierno, desde el cuadro de Pablo Escobar, la tauromaquia, las guerrillas colombianas, incluso el desnudo que maneja con su estilo se despoja de su inherente erotismo. En sí, toda su obra se caracteriza por la monumentalidad, narración de las escenas y exuberancia de los cuerpos.Hoy en día, cuando todo lo “delgado” es universal y todo lo”gordo” es provinciano, Botero se apropia de esta relación para manifestar el buen humor, la alegría, los placeres sensuales y la apacibilidad de la cultura popular latina, caracterizada por la abundancia, el derroche y la desmesura, pero también usa la psicología de lo “gordo” para denunciar el mundo pacífico, sereno, pero indolente, lento, gordo, abultado de violencia e injusticia.
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