Después de unos días de agitación y nerviosismo por saber quién sería galardonado este año con el prestigioso Premio Nobel de Literatura, la incógnita ha sido desvelada. El flamante ganador ha sido el escritor chino Mo Yan, por delante de autores que estaban sonando mucho más fuerte para hacerse con el premio, como Haruki Murakami, Philip Roth o Bob Dylan. Confieso que yo este año tenía la intuición de que se lo iban a dar a Bob Dylan, pero ya veis…
Mo Yan es el pseudónimo de Guan Moye, y nació en 1955 en Gaomi, un condado pobre de la provincia costera de Shandong. Tras una infancia llena de penurias, se alistaría en el Ejército Popular de Liberación, como solución para poder comer todos los días. Sin embargo, no sería hasta los años ochenta cuando comenzaría su aventura literaria. Capaz de escribir novelones de más de ochocientas páginas en tan sólo veinticinco días, tiene en su haber numerosas novelas, relatos y obras de teatro.
Apodado el Kafka chino, en sus novelas mezcla las tradiciones ancestrales chinas con un repaso a su historia, en las que el comunismo no suele salir bien parado. El realismo mágico es un componente esencial en su literatura, con un lenguaje no exento de humor, y la crítica a la sociedad china y a la clase dirigente forma parte de sus tramas. El propio Yan ha reconocido que su escritura está influenciada por autores occidentales como León Tolstói, William Faulkner o Gabriel García Márquez.
Quizás su obra más conocida es El sorgo rojo, que fue llevada al cine por Zhang Yimou, pero no es desde luego la única. Grandes pechos, amplias caderas; Las baladas del ajo; La república del vino o La vida y la muerte me están desgastando son otras de sus obras más conocidas. En España se acaba de publicar Rana en la editorial Kailas, donde arremete contra la política del hijo único desde el punto de vista de un médico de familia de una comunidad rural. Si tenéis curiosidad, podéis leer las primeras páginas de ‘Rana’ y así opináis vosotros mismos.
He leído esas páginas y tengo que confesar que Mo Yan me ha dado curiosidad, cosa que no puedo decir de muchos Nobel anteriores. En cualquier caso, está claro que Mo Yan ya ha entrado a formar parte de la historia de la literatura. Desde aquí sólo nos queda felicitarle y esperar que disfrute de este premio con mucha salud. Por último, un dato de lo más curioso: Mo Yan, el pseudónimo elegido por este escritor, se corresponde con las sílabas chinas que significan No hablar. Curioso, ¿verdad?
Mo Yan es el pseudónimo de Guan Moye, y nació en 1955 en Gaomi, un condado pobre de la provincia costera de Shandong. Tras una infancia llena de penurias, se alistaría en el Ejército Popular de Liberación, como solución para poder comer todos los días. Sin embargo, no sería hasta los años ochenta cuando comenzaría su aventura literaria. Capaz de escribir novelones de más de ochocientas páginas en tan sólo veinticinco días, tiene en su haber numerosas novelas, relatos y obras de teatro.
Apodado el Kafka chino, en sus novelas mezcla las tradiciones ancestrales chinas con un repaso a su historia, en las que el comunismo no suele salir bien parado. El realismo mágico es un componente esencial en su literatura, con un lenguaje no exento de humor, y la crítica a la sociedad china y a la clase dirigente forma parte de sus tramas. El propio Yan ha reconocido que su escritura está influenciada por autores occidentales como León Tolstói, William Faulkner o Gabriel García Márquez.
Quizás su obra más conocida es El sorgo rojo, que fue llevada al cine por Zhang Yimou, pero no es desde luego la única. Grandes pechos, amplias caderas; Las baladas del ajo; La república del vino o La vida y la muerte me están desgastando son otras de sus obras más conocidas. En España se acaba de publicar Rana en la editorial Kailas, donde arremete contra la política del hijo único desde el punto de vista de un médico de familia de una comunidad rural. Si tenéis curiosidad, podéis leer las primeras páginas de ‘Rana’ y así opináis vosotros mismos.
He leído esas páginas y tengo que confesar que Mo Yan me ha dado curiosidad, cosa que no puedo decir de muchos Nobel anteriores. En cualquier caso, está claro que Mo Yan ya ha entrado a formar parte de la historia de la literatura. Desde aquí sólo nos queda felicitarle y esperar que disfrute de este premio con mucha salud. Por último, un dato de lo más curioso: Mo Yan, el pseudónimo elegido por este escritor, se corresponde con las sílabas chinas que significan No hablar. Curioso, ¿verdad?
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