“Escribir
para vencer el tiempo o
para escribir el tiempo
en materia de exposición
literaria”
José
Saramago.
En la poesía
de Enrique Silva, hay un compromiso de expresión, tal vez una obligación de sí
mismo y su voz, que sabe libre, a pronunciarse sin exageraciones.
Como en el
poema "Hombre con la mano en la
barbilla”:
"...digo estío, pronuncio tempestad
y unas piedras caen de mi boca..."
Usar la razón
en el sentido justo, redondeando ideas, la creación de lo visible o invisible.
Despliega la propia realidad humana, contribuyendo con el lenguaje a la
felicidad de otros. El poeta Silva Rodríguez,
nos habla con singular serenidad.
El
"yo" que obedece a un ritmo de autor que utiliza la palabra como fuente
de estimulación o ejemplo, lo observamos en el siguiente poema, Los bichos:
"yo venero entre los bichos,
los tres dones que no tengo:
sus corazas coloridas,
esas alas capaces de hacer música y volar
y tanta, tanta luz
en un poquito de luciérnaga".
La palabra se
reparte más allá de los labios y el hombre-poeta ocupa su vereda con un fruto
sensual, entre las manos.
“…Porque trae tanto de la playa
es la mujer en mis orillas
tanto maramor lame mi lecho
que se esfumas sus …
en mi boca…”
El entorno, el
amor, la atracción, son motivos de su íntima expresión poética, palabra que corresponde
a una sensitiva, intensa y observadora mirada de los acontecimientos cotidianos,
que se desliza firme y con excelente manejo del lenguaje donde no están ausentes
los neologismos, es decir, las palabras que el poeta crea o la inclusión de un
significado nuevo en una palabra ya existente. Observamos el poema Mujer como el mar:
Se ahogan mis manos en sus caderas
Me areno entre sus piernas
Me archipiélago en sus muslos
Y penínsulo
Su pubis.
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