DIEZ POEMAS DE EZRA POUND
(30 octubre; 1885-1 nov.; 1972)
Traducción: Wilfredo Carrizales
UNA MUCHACHA
El árbol ha entrado a mis
manos,
La savia ha ascendido por
mis brazos,
El árbol ha crecido en mi
pecho-
Hacia abajo,
Las ramas crecen fuera de
mí, como brazos.
Árbol tú eres,
Musgo tú eres,
Tú eres violetas con
viento encima de ellas.
Una niña –tan alta- tú
eres,
Y todo esto es tontería
al mundo.
UNA VIRGINAL
¡No, no! Sal de mí. La
abandoné a ella recientemente.
Yo no estropearé mi
estuche con menor brillo,
Pues mi aire circundante
tiene una nueva ligereza;
Leves son sus brazos, mas
ellos me han sujeto estrechamente
Y me dejan cubierto como
con una gasa de éter;
Como con dulces hojas;
como con sutil claridad.
Oh, he hurtado magia en
su cercanía
Para envainarme mitad por
mitad con las cosas que la envainan.
¡No, no! Sal de mí. Tengo
todavía el sabor,
Suave como viento de
primavera que viene de las glorietas de los abedules.
Verdes vienen los
retoños, siempre abril en las ramas,
Como herida de invierno con
su ligereza de manos que ella restaña,
Tiene de los árboles una
semejanza del sabor:
Tan blanco como sus
cortezas, tan blanco como las horas de esta dama.
FRANCESCA
Tú saliste a la noche
Y habían flores en tu mano,
Ahora tú saldrás del barullo de gente,
Fuera del tumulto de palabras acerca de ti.
Yo quien te ha visto entre las cosas principales
Estaba enojado cuando ellos pronunciaron tu nombre
En lugares ordinarios.
Yo quisiera que las frescas olas pudieran inundar mi mente,
Y que el mundo se secara como una hoja muerta,
O como un carpelo de diente de león y sea arrastrado,
De modo que yo pueda encontrarte de nuevo,
Sola.
PORTRAIT D´UNE FEMME*
Tu mente y tú son nuestro
Mar de los Sargazos,
Londres ha soplado sobre
ti esta cuenta de años
Y brillantes barcos te
dejan esto o aquello en propiedad:
Ideas, viejos chismes,
fragmentos de todas las cosas,
Extrañas arboladuras de
conocimiento y mercancías amortiguadas de precio.
Grandes mentes te han
buscado – a falta de alguna otra
Tú has sido segundona
siempre. ¿Trágico?
No. Tú lo preferiste a
las cosas usuales:
Un hombre lerdo,
entontado y gurrumino,
Un pensamiento promedio –
con un concepto menos, cada año.
Oh, tú eres paciente, te
he visto sentada
Horas, donde algo podía
haber flotado.
Y ahora tú pagas una. Sí,
tú ricamente pagas.
Tú eres una persona de
algún interés, uno viene a ti
Y se lleva extrañas
ganancias:
Trofeos pescados; alguna
curiosa sugestión;
Hechos que conducen a
ninguna parte; y un cuento o dos,
Preñados de mandrágoras,
o con alguna otra cosa
Que pueda probar utilidad
y no obstante nunca la prueba,
Que nunca dispone un
rincón o muestra uso,
O encuentra su hora sobre
el telar de los días:
El deslustrado,
brillante, maravilloso viejo trabajo;
Ídolos y ámbar gris y
raros embutidos,
Esas son tus riquezas, tu
gran almacén; y aun
Por todo este tesoro
hundido en cosas transitorias,
Extrañas maderas medio
mojadas, y nuevo material brillante:
En la lenta boya de
diferenciar luz y profundidad,
¡No! ¡Nada hay! En el
conjunto y el todo,
Nada es absolutamente
tuyo.
No obstante eres tú.
______
*En
francés, en el original.
LOS REQUERIMIENTOS
Yo no puedo hacer cortesía para cortejarte
Con palabras melosas y besos floridos
Y el rocío de dulces medias verdades
Caído sobre la hierba de los viejos raros cuentos de amor
De bordados días arruinados.
No en el murmurante crepúsculo
Puedo yo sentarme debajo de ti,
Adorando en susurros
Trémulos como campanas que se escuchan lejanas.
Todas estas cosas las he conocido una vez
Y pasaron
En aquella alegre juventud que tuve empero el año pasado.
Y que se ha ido
Como la sombra del viento.
No, yo no puedo cortejarte así;
Pero como yo soy siempre arrastrado hacia arriba
Al centro de toda la verdad
Así debo llevarte conmigo
Transportado dentro de esta gran flama envolvente,
Llamando siempre desde el medio de esto,
“¡Sigue! ¡Sigue!”
Y en la gloria de nuestro encuentro
El poder renacerá.
Y juntos en medio de este poder
Debemos, estimularnos mutuamente,
Gritar eternamente:
“Yo vengo, vas tú aun más lejos”.
Y de nuevo, “¡Sigue!”
Para que nosotros podamos no demorarnos.
UN PACTO
Yo hago un pacto contigo, Walt Whitman-
Te he detestado lo suficiente.
Vengo a ti como un niño crecido
Que ha tenido a un padre con cabeza de cerdo;
Yo estoy suficientemente viejo ahora para hacer amigos.
Era que tú habías roto la nueva madera,
Ahora es un tiempo para esculpir.
Nosotros tenemos una savia y una raíz-
Permitámosles que haya comercio entre nosotros.
INVIERNO
El invierno de la tierra
vino
Y estoy siendo parte de
todo
Y desde el espíritu de
todo se mueve en mí.
Yo debo necesariamente
soportar el invierno de la tierra
Fundido de frío y gris
por horas
Y regocijado en un sol
momentáneo,
¡He aquí que yo estoy
mustio a la espera hasta que mi primavera venga!
O agachado ambicioso de
calor
Sobre la lumbre de
escasos leños,
Debo tomar entumecida
alegría de los tomos de Longinos
Que, leí por primera vez
en
Los bosques fulgurosos de
verano
O en medio de los vientos
deseosos de primavera,
Habiendo asentado en mí
esferas cantoras
O hizo al corazón vagar
afuera entre cálidas rosas
O enroscar en la hierba
próxima debajo de una amable luna.
LA ESPOSA DEL MERCADER DEL RÍO: UNA CARTA
Mientras aún mi pelo
estaba cortado sobre la frente
Jugaba en la puerta de
enfrente, arrancando flores.
Tú viniste sobre zancos
de bambú, jugando a los caballos,
Caminaste hasta mi
asiento, jugando con ciruelas azules.
Y nosotros continuamos
viviendo en el pueblo de Chokan:
Dos niños, sin antipatía
o recelo.
A los catorce años me
casé con usted, Mi Señor,
Yo nunca reía, era
vergonzosa.
Bajaba mi cabeza, miraba
a la pared.
Me llamaban, miles de
veces, nunca volvía la cabeza.
A los quince años paré de
enfurruñarme,
Deseaba que mi polvo se
mezclara con el tuyo
Para siempre y para
siempre y para siempre.
¿Por qué debería yo vigilar?
A los dieciséis años tú
partiste.
Te fuiste a la lejana
Ku-to-yen, junto al río de los remolinos
Y tú te has marchado hace
cinco meses.
Los monos hacen pesarosos
ruidos en lo alto.
Arrastrabas tus pies
cuando te fuiste.
En la puerta ahora, el
musgo ha crecido, los diferentes musgos,
¡Demasiado profundos para
limpiarlos!
Las hojas caen pronto en
el otoño, por el viento.
Las emparejadas mariposas
ya son amarillas en agosto
Sobre la hierba en el
jardín del oeste;
Ellas me lastiman. Yo
envejezco.
Si tú has de venir a
través de los estrechos del río Kiang,
Por favor házmelo saber
con antelación
Y yo saldré a encontrarme
contigo
En Cho-fu-sa.
EL JARDÍN
Como una madeja de suelta
seda soplada contra una pared
Ella camina por la baranda
de un camino en los jardines de Kensington,
Y ella está muriendo a
pedazos
De una suerte de anemia
emocional.
Y en los alrededores hay
una gentuza
Asquerosa, robusta,
inmatable, de niños de los muy pobres.
Ellos heredarán la
tierra.
En ella está el fin de la
progenie.
Su aburrimiento es
exquisito y excesivo.
Le gustaría que alguien
le hablase,
Y casi teme que yo
Cometa esa indiscreción.
ANTES DE DORMIR
Las vibraciones laterales
me acarician,
Ellas saltan y me
acarician,
Ellas trabajan
patéticamente en mi favor,
Ellas buscan mis
ventajosas finanzas.
Ella la de la lanza que
se yergue se presenta.
Los dioses del bajo mundo
me escuchan, oh Anubis,
Estos son los de tu
compañía.
Con una patética
solicitud ellos me escuchan,
Ondulantes,
Su reino es los cursos
laterales.
¡Luz!
Debo seguirte, Palas.
Arriba y afuera de sus
caricias.
Tú te has ido como un
cohete,
Torciendo tus pasajes de
derecha a izquierda y de izquierda a derecha.
En la proyección plana de
un espiral.
Los dioses de drogado
sueño me oyen,
Me desean bien;
Debo seguirte, Palas.
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