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viernes, 23 de junio de 2017

Rodolfo Fogwill -Poemas



LLAMADO POR LOS MALOS POETAS

Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas
malos. Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan más para que estallen
las diez mil flores del poema.

Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible. O la in-
versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.

Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando
a la Reina de España.

(Ahora España
ha vuelto a ser un reino y tiene Reina,
y Rey del reino. España es un tablero
de alfiles politizados y peones
recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).

Y aquí hay torres de goma, alfiles
politizados y damas policiales
vigilando la casa.

A la caza del hombre,
por hambre, corren todos, saltan
de la cuadrícula y son comidos.

Todo eso abunda: faltan los poetas,
los mil, los diez mil malos, cada uno
armado con su libro de mierda. Faltan,
sus ensayitos y sus novela en preparación.
Ah.. y los curricola,
y sus diez mil applys nos faltan.

No es la muerte del hombre, es una gran ausencia
humana de malos poetas. Que florezcan
cien millones de tentativas abortadas,
relecturas, incordios,
folios de cartulina, ilustraciones
de gente amiga, cenas
con gente amiga, exégesis, escolios,
tiempo perdido como todo.

Se necesitan poetas gay, poetas
lesbianas, poetas
consagrados a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre, al hombre,
al nombre de su barrio, al arte y a la industria,
a la estabilidad de las instituciones,
a la mancha de ozono, al agujero
de la revolución, al tajo agrio
de las mujeres, al latido
inaudible del pentium y a la guerra
entendida como continuidad de la política,
del comercio,
del ocio de escribir.

Se necesitan Betos, Titos, Carlos
que escriban poemas. Alejandras y Marthas
que escriban. Nombres para poetas,
anagramas, seudónimos y contraseñas
para el chat room del verso se necesitan.

Una poesía aquí del cirujeo en la veredas.
Una poesía aquí de la mendicidad en las instituciones.
Una poesía de los salones de lectura de versos.

Una poesía por las calles (venid a ver
los versos por las calles...)

Una poesía cosmopolita (subid a ver
los versos por la web...).

Una poesía del amor aggiornado (bajad a ver
poesía en el pesebre del amor...)

Una poesía explosiva: etarra, ética,
poéticamente equivocada.

En los papeles, en los canales
culturales de cable, en las pantallas
y en los monitores, en las antologías y en revistas
y en libros y en emisiones clandestinas
de frecuencia modulada se buscan
poetas y más malos poetas:
grandes poetas celebrados pequeños,
poetas notorios, plumas iluminadas,
hombres nimios, miméticos,
deteriorados por el alcohol,
descerebrados por la droga,
hipnotizados por el sexo
idiotizados por el rock,
odiados, amados por la gente aquí.

En las habitaciones se buscan.
En un bar, en los flippers,
en los minutos de descanso de la oficina,
entre dos clases de gramática,
en clase media, en barrios
vigilados se buscan.

¿Habrá en la tropa?
¿En los balnearios, en los baños
públicos que han comenzado a construir?
¿En los certámenes de versos?
¿En los torneos de minifútbol?
¿Bajo el sol quieto?
¿A solas con su lengua?
¿A solas con una idea repetitiva?
¿Con gente?
¿Sin amor?

No es el fin de la historia, es
el comienzo de la histeria lingual.

Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en la lengua.
Falsifiquemos el deseo:
Te necesito nene.
Para empezar te necesito.
Para necesitar, te pido
ese minuto de poesía que necesito, necio:
quisiera ver si me devuelves el ritmo de un mal poema,
que me acarices con sus ripios,
que me turbes la mente con otra idea banal,
y que me bañes todo con la trivialidad del medio.

Y en medio del camino, en el comienzo
de la comedia terrenal, quiero vivir
la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso.

Se necesitan nuevos sentimientos,
nuevos pensamientos imbéciles, nuevas
propuestas para el cambio, causas
para temer, para tener,
aquí en el sur.

Y arriba España es un panal
de hormigas orientales:
rumanas, tunecinos,
suecas a la sombra de un Rey.

Riámonos del Rey.
De su fealdad.
De su fatalidad.
De Su Graciosa Realidad.
La realidad es un ensueño compartido.
La realidad de España
es su filosa lengua pronunciando la eñe
y su mojada espada pronunciando el orden
del capital y la sintaxis.

¡Ay, lengua:
aparta de mí este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle,
suturada de chips, y cubre
nuestras heridas con el bálsamo de los malos poemas..!





VERSIÓN (de VERSIONES SOBRE EL MAR)

El mismo mar nos pierde: nos encuentra
y nos pierde con su pulso marino.
Y con su eterno nunca nos despierta
del siempre breve sueño de un camino.
Pero no hay mar: el mar es solo ausencia
en la sílaba mar: pasa el sonido
y queda el hombre frente a un mar que inventa
y pierde entre los pulsos del sentido.
Pulsos del mar que intermitentes traman
su recomienzo siempre suspendido.
Fondo que es forma, superficie y pausas
de un deseo en rompientes que reclaman
perderse por partir o estar partido
y aquí quedarse en un hacer sin causas.


VERSIÓN (de VERSIONES SOBRE EL MAR)

Soy yo al mirarla y ella ya no es ella
sino yo en ella y ella en mí. Al mirarla
soy la mirada y soy lo que por ella
en ella me convierte al reflejarla.
Es como un mar, y como al mar, la huella
de erosión y de azar llama a desearla
allí, donde ficticia es real, y es bella:
tras la verdad de la ficción de amarla.
Hay un pulso marino que me lleva
a perderme en las aguas del abismo
llamado amar por un amor que juega
a convertirme en ella y en mí mismo
hundiéndome en su mar para sumarme
a la que hace nacer de mí al mirarme.

VERSIÓN(de DIALOGOS DEL AIRE)

por Once




Versión (de Versiones sobre el mar)

El mismo mar nos pierde: nos encuentra
y nos pierde con su pulso marino.
Y con su eterno nunca nos despierta
del siempre breve sueño de un camino.
Pero no hay mar: el mar es solo ausencia
en la sílaba mar: pasa el sonido
y queda el hombre frente a un mar que inventa
y pierde entre los pulsos del sentido.
Pulsos del mar que intermitentes traman
su recomienzo siempre suspendido.
Fondo que es forma, superficie y pausas
de un deseo en rompientes que reclaman
perderse por partir o estar partido
y aquí quedarse en un hacer sin causas.


Versión (de Sentimiento de Sí)

Voz que creada de sí, gritando a nada
vuelves a aparecer intercalada
aquí en mi voz grabando tu cadencia:
eco que canta donde me silencia.
Eco que me silencia y me revela.
Eco que es yo, que fuí y que me desvela
habitándome aún con oraciones
que forman mi razón: sus omisiones.
Misión de oír y de escuchar latidos
de tantos muertos que en la voz habitan
(Se repiten en mí cuando los mido
midiendo estas palabras que los citan).
Yo estoy entero aquí, pero partiendo
frases que me dividen y no entiendo.



Versión (de Nueve Lieder)

Will will fulfil the treasure of thy love
Ay, fill it full with wills and my will one...
W.S.

Se vuelve hacia la nada y vuelve a mí
y en mí se vuelve nada este deseo
sed de niebla que niega ser allí
para afirmarse en el aquí que creo.
Pensada sed: nombrándola viví
y ví niebla en los signos donde hoy leo
dos nombres en el nombre que de mí
solo nombra un desear no ser deseo.
Ser sed de hacer que al no cesar saciada
sea saciada en mas sed y crezca haciéndose
como la niebla entera ya colmada
de sí y de luz oulta un mundo yéndose.
Desear ser sed: volverse sed deseada
ser toda sed vivida en sed viviéndose.

Sonetos, (1985-1998)


Versiones sobre el mar

El mismo mar nos pierde; nos encuentra y nos pierde. Tema de las olas: se arman, desobedecen, las crea el viento -¿su amor?- y se derrumban para volver a armarse con restos de olas anteriores, idénticas. Historia de amor: la planicie del mar, el viento que la oprime, y todo se levanta para perderse. Y todo tiende a disolverse contra una línea de aguas eternas y sol dilapidado llamada mar. Mar: abundancia de sinsentido humano. Alegorías: mostrar que desde un fondo de mar, marino, vendría la vida. Marina, salina, inmensidad de fuerzas paralizadas. Heráldica: mar inorgánico, mar vegetal, mar animado, mar que envejece en este cuadro. Y mar inmotivado con sus señales y sus sueños. Y mar inmóvil. ¿O no habría un culto de mar, marino...? ¿Con animales que se nutren de su ausencia abisal...? Nutriéndose de aplicaciones y explicaciones humanas: ¿algo se impregna con sabores humanos?Tus manos: ¿traen sabores de mar prohibidos para evocar la prohibición de amar a una materia que se descompone? Cuerpos y ondulaciones de esos cuerpos marcan su breve descomposición. Y sus formas anuncian nuestra leve recomposición. ¿Amar...? Sí: y en ese mar perderse. Llamar perderse a un extravío: mar amarillo, mar amariconado, la mar. La amarga superficie que nos refleja y nos revela plegándose sobre sí, sobre nos. Nuestra pluralidad: en nuestra singularidad plural construimos el nombre mar y el mar para sumarnos a la menuda sociabilidad de sus playas: arena política y falso mar rozando la desnudez de nuestras pieles politizadas. Pieles politizadas, pechos maternos, ceños paternos, ojos policiales, brazos humanos, mano pesada: indispensable, histórica. Como los cuerpos: piesecillos pulidos por el canto de las arenas -roce social- cuerpos sumidos en algún sueño de perfección, sueños marinos, arena temporal, señuelos de una muerte por derivas solares, cierta y a espaldas siempre del mismo mito. Muñón marino, piel depilada, piel lubricada para la humillación solar, ¿y habría un culto de mar, solar? Hagiografías urbanas: pieles de bronce, sonar del bronce de las pasiones chicas y por la gloria. Fraternidad urbana: ¿humana o mera imitación de un mar igualitario y dependiente? El mar semeja, el mar conduce, el mar identifica, el mar es un Estado de la materia. Y el mar crece con la acumulación de poemas de mar. Pero jamás conocerás tu verdadero mar: lo que difiere de los usos humanos del mar. Ni agua es su solución salina. Solución final: el mar, sin tiempo, acumuló en sus aguas todo el naufragio del universo. Y el mar, sin ti, es el naufragio del universo. Y el mar, sin textos, sería la espuma de un instante. Mirá: el mar, ¿no era el reflejo de a-quel sol entrevisto mientras la olas reventaban contra tu cuerpo atónito...? ¿tras los cristales de la espuma...? ¿bajo su manto azul verdoso que se tornaba espuma, ex-agua...? Tu exigua escritura: ¿verías esa mirada o azul o verde, esa mirada falsa bajo el disfraz verdadero de las espumas...? Impresionante, che. Y oral: todo es ficticio en un poema sobre el poema. Y nada en el poema nada. Y en un poema nadas porque todo es oceánico en un poema de mar. ¡Si el mar es solo intermitencia de los cultos humanos! Y los cultos... ¡Piden que el mar occidental sea el sí de los hombres rendidos a sus orillas! ¡Pueblos en bajamar! ¡Patrias perdidas en lo oceánico, en el o-sea del sentido! Vayámonos, perdámonos así en este o-sea donde no hay mar ni nada: ni vos, ni mar, ni oleadas en tu cuerpo, ni ecos de vagas olas, ni obras que registraron navegaciones interiores, ni vientos que suplieron una apariencia de plenitud. 

Escuchemos:

hombre
marino
late
tu corazón

y en tu mar padeces el hundimiento de un sueño de intensidad
y en su mar pareces el nacimiento de un sueño de inmensidaddesanudemos:

hombre
marino
late
tu corazón

y su pulso marino te suma y te sume en su mar



sumar:
una extensión inalcanzable
una invención inalcanzable
una intención inalcanzable

el hombre flota sobre sí mismo

flota sobre sí

flota
sobre

Partes del todo, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1986


Rodolfo Fogwill (Buenos Aires, 1941-2010)
fogwill.com.ar

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