Primero que nada hay que tener en cuenta que un texto no es un poema. Un poema es una creación, un texto puede ser una mezcla de cosas sin sentido, un tratado de biología o de química, una descripción de algo, y servirse de un lenguaje cercano a la poesía, pero el poema, aún pareciendo no tener ningún sentido, siempre lo tiene. Y su acercamiento con la poesía es mucho más que un acercamiento, es una fusión.
El sentido del poema puede ser localizado por el lector, sin tener éste que ser un especialista de la literatura, un filosófo o un profesor de letras del cuarto año de Bachillerato o de Cátedra de Letras de la más prestigiosa universidad del Nuevo Mundo.
Un poema se hace con las palabras, pero no es palabra ni es signo, es algo que hace del signo y de las palabras su punto de partida. Un poema es un espacio en el tiempo de las palabras que no pueden las palabras ocupar por completo. El poema es eso que una vez escrito, re-escrito, leído y releído, te deja y te quita un nuevo sentido de la vida. Y cuando no crea en ti ningún tipo de estremecimientos, ningún tipo de sorpresas, ni te mueve a pensar siquiera cinco segundos en una sola línea de lo que te dice, entonces no es un poema, sino un texto con hermosas palabras, pero sin creación.
Cuando Bretón dice "La Belleza será convulsa, o no será", nos está revelando que esa convulsión de la Belleza ha de ser inventada. Crear algo es hacer su presencia, traer esa cosa que no está, hacerla viva.
Algunos poetas prefieren usar palabras poco común porque creen que esto es lo fundamental. Hacer que un grupo de palabras se convierta en un poema es algo más que buscar un diccionario y dejarlo vacío.
El sinsentido y la arbitrariedad en la poesía, suelen ser accidentes de gran impacto, cuando se producen con un sentido artístico inusual. Algunas veces leemos y releemos un poema buscando esa cosa que parece estar sugerida o dicha de alguna forma.
Porque el poema se compone de palabras y líneas de palabras, que están limitadas a decir lo que el poema te dice, no ganas con suponer que te dice otra cosa que no te dice, ni tampoco ganas creyendo que te sugiere otras cosas que no te sugiere. Si quieres ser subjetivo en la lectura que haces, entonces puedes suponer que el poema te dice más de lo realmente te dice y que también te sugiere otras cosas que realmente no están sugeridas.
Un poema puede tratar un tema o varios, y transmitir ideas claras o envolverlas de tal manera que el lector se vea obligado a releer ese poema tantas veces como esta complejidad resulte un obstáculo para su entendimiento. Un poema que es complejo para un lector determinado, puede no serlo para otro lector, pero en ambos casos, el lector se ve siempre involucrado en la vida del poema, porque un poema requiere siempre de la mejor atención tanto para el poeta que lo escribe como para quienes lo leen, es como ir a pescar con la mano a un río, el pescador, para poder pescar, tiene que mojarse.
Un poema es una forma de hacer el mundo distinto a nuestro alrededor, hacerlo a nuestra semejanza y antojo. Un poema es un atentado contra el sentido que debe tener un poema para ser un poema y lograr que el atentado permanezca por cientos de años en la memoria del mundo como una bomba de tiempo que estallará al más leve respiro.
José Alejandro Peña
El sentido del poema puede ser localizado por el lector, sin tener éste que ser un especialista de la literatura, un filosófo o un profesor de letras del cuarto año de Bachillerato o de Cátedra de Letras de la más prestigiosa universidad del Nuevo Mundo.
Un poema se hace con las palabras, pero no es palabra ni es signo, es algo que hace del signo y de las palabras su punto de partida. Un poema es un espacio en el tiempo de las palabras que no pueden las palabras ocupar por completo. El poema es eso que una vez escrito, re-escrito, leído y releído, te deja y te quita un nuevo sentido de la vida. Y cuando no crea en ti ningún tipo de estremecimientos, ningún tipo de sorpresas, ni te mueve a pensar siquiera cinco segundos en una sola línea de lo que te dice, entonces no es un poema, sino un texto con hermosas palabras, pero sin creación.
Cuando Bretón dice "La Belleza será convulsa, o no será", nos está revelando que esa convulsión de la Belleza ha de ser inventada. Crear algo es hacer su presencia, traer esa cosa que no está, hacerla viva.
Algunos poetas prefieren usar palabras poco común porque creen que esto es lo fundamental. Hacer que un grupo de palabras se convierta en un poema es algo más que buscar un diccionario y dejarlo vacío.
El sinsentido y la arbitrariedad en la poesía, suelen ser accidentes de gran impacto, cuando se producen con un sentido artístico inusual. Algunas veces leemos y releemos un poema buscando esa cosa que parece estar sugerida o dicha de alguna forma.
Porque el poema se compone de palabras y líneas de palabras, que están limitadas a decir lo que el poema te dice, no ganas con suponer que te dice otra cosa que no te dice, ni tampoco ganas creyendo que te sugiere otras cosas que no te sugiere. Si quieres ser subjetivo en la lectura que haces, entonces puedes suponer que el poema te dice más de lo realmente te dice y que también te sugiere otras cosas que realmente no están sugeridas.
Un poema puede tratar un tema o varios, y transmitir ideas claras o envolverlas de tal manera que el lector se vea obligado a releer ese poema tantas veces como esta complejidad resulte un obstáculo para su entendimiento. Un poema que es complejo para un lector determinado, puede no serlo para otro lector, pero en ambos casos, el lector se ve siempre involucrado en la vida del poema, porque un poema requiere siempre de la mejor atención tanto para el poeta que lo escribe como para quienes lo leen, es como ir a pescar con la mano a un río, el pescador, para poder pescar, tiene que mojarse.
Un poema es una forma de hacer el mundo distinto a nuestro alrededor, hacerlo a nuestra semejanza y antojo. Un poema es un atentado contra el sentido que debe tener un poema para ser un poema y lograr que el atentado permanezca por cientos de años en la memoria del mundo como una bomba de tiempo que estallará al más leve respiro.
José Alejandro Peña
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