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viernes, 29 de abril de 2011

Javier Marías y su nueva novela



En medio de bromas de parte del presentador, Manuel Rodríguez Rivero, quien lo acusa de tenerle miedo a la computadora (“es patético que sigas escribiendo a máquina”) y las confesiones de Javier Marías, que está a punto de renunciar a ser hincha del Real Madrid por culpa de Mourinho porque “uno no se queja de los árbitros”, se presentó el libro Los enamoramientos de Marías, editado por Alfaguara.

En “El País” se comenta la presentación del regreso de Marías a la novela (a ver si le doy una nueva oportunidad, porque su trilogía me venció).

    “¿Después de las 1.328 páginas de Tu rosto mañana no pensaste en escribir una novela más ligera, un thriller tal vez? ¿No sabes hacer thrillers o no sabes descansar?”, disparó de nuevo Rivero, que, por cierto, en Babelia describió certeramente Los enamoramientos como un thriller filosófico en el que la protagonista se ve “atrapada en el laberinto moral del amor”. “¿Un thriller?”, respondió Marías, “yo nunca los he hecho; mis novelas no pierden de vista la trama pero nunca busco temas para ellas: escribo sobre asuntos que me preocupan en mi vida diaria: el engaño, la envidia, el secreto…”.

    “¿Pero no te pedía el cuerpo…?”, arrancó Rodríguez Rivero. “¡El cuerpo no pide cosas literarias! Pide otras cosas”, zanjó el aludido. Respecto a la hipotética dificultad de escribir en primera persona con voz de mujer, Marías recordó a Juan Benet citando a Lola Flores: “Cuando le hacía gracia algo lo repetía continuamente y durante dos semanas, cuando le preguntabas cómo estaba decía: ¡Disgustadísima! Pensé en él cuando se me escapaba un ‘estoy seguro’ por ‘estoy segura’”.

    En el fondo, la charla de Rivero fue, claro, un irónico elogio de la obra de su amigo, al que, no obstante, le recordó cuanto pudo el retrato que él mismo hace en su novela de los escritores como “gorrones, tacaños y sin orgullo”. “Bueno”, explicó Marías, “la protagonista trabaja en una editorial y habla como habla la gente que convive con escritores, o sea, mal”. También se habló, por supuesto, algo del amor y del estado de enamoramiento y nada de la trama de una obra que, por sus preguntas, mucha gente parecía haber devorado ya.

    No en vano, el propio Javier Marías recordó el pasaje en el que, al hilo de un relato de Balzac, se dice que lo que ocurre en las novelas “da lo mismo y se olvida, una vez terminadas. Lo interesante son las posibilidades e ideas que nos inoculan y traen a través de sus casos imaginarios, se nos quedan con mayor nitidez que los sucesos reales”. Tal vez valga lo mismo para las presentaciones. En algunas, como en la de ayer, no hace falta llevar corbata -ni en el cuello ni en la cabeza- para que estén llenas de ideas y posibilidades.

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