Por Ingrid Odgers
Profundo y soberbio poemario es el nuevo libro de la poeta Cecilia Palma (Santiago, 1962), “Vuelvo de Siberia esta tarde” (Ediciones El Juglar, Santiago, 2011).
La obra es un viaje de regreso, la poeta vuelve del exilio y el castigo (Siberia), retorna a la ciudad para encontrar la dura soledad : “.…sigue acuñando juicios y en las paredes continúan multiplicándose sombras de guiñoles huérfanos. “, inconsciencia: “ la conciencia es un espectro que rinde culto…”, ignominia: “...nada consume a la ignominia/ nada / se han levantado voces de miles / he visto a las multitudes llenar /sus plazas / y al espectro continuar su trabajo…”, traición: “…los ojos de una doncella saben / esconder el juego de la vida / se sujetan como garras / allí se sabe de la traición../, muerte: …”la leve constancia/ de lo absoluto/la definitiva perversidad de ese conocimiento…”, hastío e iniquidad: “las filas de personas / que intentan resistir el hastío / sin dejar de lado la iniquidad…”, obsesión: “…cada cual con su obsesión / a cuestas / no sé por qué / estamos encerrados…”, crítica: “…vienes a las calles /corbata limpia /mientras el agua conciudadana/ se vendió como puta de / barrio infecto…”, soledad: “…y a sabernos carne y sexo / y células que se / mueren a cada segundo / porque en cuanto la madre expulsa al hijo /pródigo del vientre / se está solo / solo en mundo ajeno”.
Cecilia logra una extraordinaria condensación de la palabra en cuanto materia de símbolo, señales que nombra, canta y decanta tras una mirada reflexiva marcada por la decepción, la soledad, el vacío, compañeros inseparables en el angustiante y ansioso peregrinar para quien ve más allá de las sombras que nos circundan: la artista, ciertamente un ojo observador, atento a las sombras indolentes que se desplazan automáticas, inconscientes entre la urbe enajenada en tiempo y asfalto.
“…tu precepto puede / ser traducido / los náufragos son / esclavos del asfalto…”
Cecilia Palma, mujer, poeta. Su palabra es un golpe directo al espíritu. Remece.
“…nadie le ha dicho/ que aunque sonría / la soledad es una receta/ consabida”
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