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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Sábato, surrealismo y literatura


Por: Sergio Ricardo Peñaranda
Comunicación Social
Universidad Sergio Arboleda

Si no es ahora, ¿cuándo,
cuándo se pierde el juicio?
Respondedme, loqueros, relojeros
Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos.
Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario
fantasma del desierto,
Todo el mundo está cuerdo,
terrible,
monstruosamente cuerdo. León Felipe

Luego de haber leído Sobre héroes y tumbas, y el famoso Informe sobre ciegos en esa novela, es posible advertir que el autor se mueve a lo largo del inconsciente humano para lograr la expresión artística, o como él le llama, “aquél intento por eternizar lo sublime”. En El Túnel, las pesadillas de Juan Pablo Castel dan cuenta de la forma en que las visiones oníricas son manifestaciones válidas del pensamiento humano. En Abaddón el exterminador, es posible admirar nuestro mundo, destruido y colmado de maldades e injusticias creadas por la razón. Todo esto lleva a una palabra: surrealismo.

En 1938, el escritor Argentino Ernesto Sábato viaja a París para estudiar radiaciones en el laboratorio Curie y allí tiene contacto con un grupo de artistas surrealistas, entre ellos, Oscar Domínguez, el famoso pintor español. Luego, en su regreso a Buenos Aires sufre una crisis que lo lleva a cuestionarse, y a abandonar la ciencia. Desde ese momento, Sábato se dedica a la literatura y a la pintura. Sus novelas se convierten entonces en una expresión del inconsciente y una evidencia de la angustia del hombre inconforme con la realidad, lo que evidencia la influencia surrealista en su arte.

El surrealismo surge posterior al dadaísmo, movimiento que intentaba romper todas las convenciones del arte tradicional. André Bretón, quien participó de una manera activa en movimiento, se desvincula de él y firma, junto con otros artistas, el Primer Manifiesto Surrealista, en el que definen el movimiento de esta manera: “Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral.”

En esa definición se encuentra el elemento más representativo del surrealismo: la expresión del pensamiento sin la necesidad de la intervención de la razón. En la literatura de Sábato se observa claramente este supuesto:

“...no es razonable mantener esperanzas en este mundo en que vivimos. Nuestra razón, nuestra inteligencia, constantemente nos están probando que ese mundo es atroz, motivo por el cual la razón es aniquiladora y conduce al escepticismo, al cinismo y finalmente a la aniquilación. Pero, por suerte, el hombre no es casi nunca un ser razonable”

En su primera novela, El Túnel, el personaje paranoico y celoso que es Juan Pablo Castel está acosado por la razón, que es la que genera la destrucción del hombre, lo que lo lleva al crimen y a su propia desesperación. Bien lo dice el comienzo del manifiesto surrealista: “"Tanta fe se tiene en la vida, en su aspecto más precario, en la vida real, naturalmente, que la fe acaba por desaparecer" ; sin embargo, el elemento salvador del ser humano es aquello que está más allá de la razón, quiere decir, el proceso real del pensamiento.

Otra manifestación del menosprecio por la razón se descubre en Antes del Fin: “Todo corrobora que en el interior de los tiempos modernos, fervorosamente alabados, se esta gestando un monstruo de tres cabezas: el racionalismo, el materialismo y el individualismo.

Ese racionalismo es hostil a la expresión artística e impide una creación sublime, lo que hace que el realismo literario sea mediocre como producción estética. Contradiciendo este supuesto surrealista, Sábato reivindica figuras que la historia a denominado realistas como la de Dostoievski:
“...este escritor abría las puertas de la literatura de hoy en las Memorias del Subsuelo. No sólo se rebelaba contra la trivial objetividad del burgués sino que, al ahondar en los tenebrosos abismos del yo encuentra que la intimidad del hombre nada tiene que ver con la razón, ni con la lógica, ni con la ciencia, ni con la prestigiosa técnica.”

A pesar de la aparente contradicción con el planteamiento surrealista, Sábato dice algo importante: “Los abismos del yo se encuentran en la intimidad del hombre, lo que no tiene nada que ver con la razón”. Ese Yo va a ser relevante en todas las obras del escritor argentino, esa búsqueda de lado oscuro del hombre, en donde se encuentran las contradicciones más grandes, es en donde la estética más sublime surge. Sábato explicaba en una entrevista transmitida por Señal Colombia que su arte, su literatura y sus pinturas, surgían de los más oscuro de él, que para escribir o pintar son necesarias dos cosas fundamentalmente: ser una mezcla entre niño y adulto y no darle tanta importancia a la inteligencia, sino al instinto, al inconsciente.

Otra manifestación surrealista en Sábato se evidencia en Abaddón el exterminador, en donde el autor mismo es un personaje de Sábato, y en donde la estructura lógica de la narración no es tan evidente. Allí, se puede evidenciar la actitud surrealista que debe tomar el artista: la actitud realista desaparece y da paso a la imaginación, la única que puede permitir al hombre extasiarse en la libertad. Esta obra no sigue un hilo conductor claro, sino que cuenta varias historias a la vez, y da cuenta de las obsesiones que tiene Sábato con sus dos novelas anteriores: Sobre Héroes y Tumbas y El Túnel. El personaje, el mismo Ernesto Sábato, observa en las calles a los protagonistas de sus novelas, situación que funde la realidad con lo imaginario.

En esa misma novela las visiones oníricas son relevantes. Bruno, uno de los personajes, tiene una revelación de la tumba de Sábato: Quiso ser enterrado en esta tierra con una sola palabra, PAZ . Allí Bruno empieza a hacer una reflexión acerca de él y su papel como artista: ““Porque el arte es una manera de eternizar aquellos momentos de amor o de éxtasis, porque todos estamos solos o terminamos solos algún día (...); porque la vida es un perpetuo desencuentro...” Entonces, notamos que para enfrentar esa soledad y ese eterno desencuentro es necesario el arte.

“El surrealismo enlaza con el pensamiento mágico” , una frase que se relaciona directamente con la visión que tiene Natalicio Barragán al inicio de Abaddón el Exterminador, cuando sobre su cabeza se alza un monstruo de color rojo, inicio del infierno de Abaddón. Una imagen mágica, proveniente desde la mente de Natalicio, o desde las sórdidas calles de Buenos Aires, es una manifestación de la tendencia del escritor argentino a enlazar algunas imágenes literarias con imágenes fantásticas.

Cuando Sábato se refiere a su biblioteca no deja de nombrar sus libros esotéricos. En Antes del fin explica que siempre estaba en la búsqueda de los abismos del yo a través de la pintura y la literatura, y muchas de las respuestas encontradas en el arte se añaden a las halladas en los libros esotéricos. El esoterismo es una de las muchas direcciones que tomaron los surrealistas. Veamos lo que nos dice Durozoi y Lecherbonnier:

“El esoterismo, con su literatura simbólica, sus visiones alegóricas, sus técnicas a la vez místicas y empíricas, tienden a recuperar la perfección original, mediante su culto a la Gran Obra, su esfuerzo por regenerar la materia y los seres”

Estos elementos nombrados son claramente utilizados por los artistas surrealistas, y por ende, por Sábato.

En el surrealismo se cree que puede haber una comunicación entre subconscientes, una relación telepática. Puede ser una de las razones para que Juan Pablo Castel piense que desde hace muchísimo tiempo conocía a María Hunter. También puede ser uno de los motivos por los cuales en Sobre Héroes y Tumbas, Martín cree que conoció a Alejandra en otra vida, o una razón por la cual él sale como un autómata hacia la casa de ella después de que ésta se suicida, como si ella lo llamara de alguna manera. En estos personajes vemos una relación no explícita, una comunicación que no es precisamente directa, pero que es completamente válida como proceso humano.

Después de este somero recorrido por la literatura de Sábato relacionándola con el movimiento Surrealista podemos decir que en el arte y en la vida de Sábato, aquel movimiento tuvo una importancia especial, ya que se ve manifestado en toda su obra. Influencia que comenzó en Francia, de allí el escritor argentino sacó gran parte de los argumentos en contra de la razón para la expresión artística y su concepto de inconsciente para la creación estética.

Debemos decir también que estos rasgos surrealistas en la literatura de Sábato se ven mezclados con otros movimientos. La causa de esto es que Sábato fue toda su vida un rebelde, alguien que no podía soportar casarse con algo por mucho tiempo: en su adolescencia entró a participar en el Anarquismo y simpatizó con la izquierda, y entró en contacto con los surrealistas, para luego hacer un híbrido con una cantidad de pensamientos y movimientos.

Para terminar, ¿qué propone Sábato frente al imperio de la razón? Una pregunta que quizás requiera otro texto, pero que referiremos brevemente, ya que nutrirá la conclusión de este tema. Podemos abordar esa pregunta desde dos perspectivas: desde el Sábato joven y desesperanzado, o desde el viejo y esperanzado. La primera perspectiva, que corresponde aproximadamente a la etapa de publicación de El Túnel (1948), Hombres y Engranajes (1951), Heterodoxia (1953), nos diría que el hombre corre absurdamente hacia la nada por causa de la razón, que no logrará salir de la crisis que atraviesa. La segunda perspectiva, que corresponde a la etapa de publicación de La resistencia (2000), nos explicaría la necesidad de tomar responsabilidad sobre este mundo, que la globalización, hija del racionalismo y el materialismo, puede ser combatida desde nuestros mismos hogares. “No hay que pensar que el desastre está afuera...” nos dice en Antes del fin para instarnos a combatir, pero esa lucha es hecha con unión y paz entre los hombres. Quizás Sábato aún piense en esas dos perspectivas, él siempre ha dicho que existen momentos en que una fe delirante se apodera de él, y otros, en los cuales la desesperación y la angustia por un mundo acéfalo y desconsiderado lo agobian. Sin embargo, como él mismo dice: “La esperanza prevalece”

Sería adecuado concluir con una pequeña cita del escritor argentino:
“Cuando el ser humano no anhela combatir más contra los molinos, algo irremediable se apodera de su alma”.

BIBLIOGRAFÍA

BRETÓN ANDRÉ, Primer Manifiesto Surrealista, en
http://www.isabelmonzon.com.ar/breton.htm

SÁBATO ERNESTO, Abaddón el Exterminador, Seix Barral, Barcelona, 2006
SÁBATO ERNESTO. El escritor y sus fantasmas, Seix Barral, Barcelona, 2000.

SÁBATO ERNESTO. Antes del Fin, Seix Barral, Barcelona, 2002.

DUROZOI, Gerard, LECHERBONNIER, Bernard, El Surrealismo, Punto Omega, 1974.



Universidad Sergio Arboleda
Bogotá - Colombia

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