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lunes, 26 de diciembre de 2011

Ezra Pound y la música de las palabras[1]



Ezra Pound y la música de las palabras[1]
Héctor Alvarez Castillo

1,2,3... Lo esencial está en la matemática del tiempo, en el sonido de las vocales. Que la economía del poema nos revele el ritmo, la canción, un fluir de palabras que se tornen música y canto. Eso es poesía. "La cuestión de la duración relativa de las sílabas nunca ha sido descuidada por los hombres de oído sensible. Particularmente quiero evitar detalles técnicos. La manera de aprender la música del verso es oírla". Ezra Pound se cansó de aconsejar, de requerir e indicar que el acento debe estar en la música, que la palabra debe volver a alcanzar su máxima posibilidad. Ser pleno sonido donde lata el espíritu y la voz del poeta, donde todo su corazón y pensamiento resuenen como una dulce flauta, a semejanza de lo que sucedía en la poesía medieval, en Sicilia, Provenza o Florencia. En ese entonces poesía y canción no eran términos disociados. Ambos eran uno y el mismo, y no estaba en la naturaleza de la época la suposición de algo distinto. Se escribía para cantar, para entonar las estrofas con música -la cual comúnmente era del mismo autor, como en el caso de los trovadores- impidiéndose de esta manera que el poema se transformase en un mero objeto declamatorio. Situación casi ilusoria en comparación con la actual. Hoy, con sólo abrir alguna de las tantas publicaciones de los llamdodos nuevos poetas, nos hallamos, inmediatamente, ante una salvaje producción donde con desenfado se ha dejado de lado todo lo referente al ”tempo” y, por consiguiente, a la vida de las palabras. Pound confió en volver a la antigua concepción de la poesía como canto y acometió con todas sus fuerzas la labor que lo esperaba en sus roles de crítico, estudioso y forjador de ese renacimiento -"Risvegliamento", como también lo llamó- que él auguraba y por el cual urgió.





Libertad del artista



Todo esto es posible para el autor de los "Cantos" si el artista goza de libertad. De una libertad que va desde el desprendimiento de los apremios materiales hasta la libertad de expresión. Sin ella todo lo que que resta es poca cosa, se torna cenizas sin haber alcanzando a ser fuego. Pound cuando soñaba con ese renacimiento de la cultura, y en especial de las letras, jamás podía dejar de pensar en la libre expresión, de tenerla presente. Prueba de ello son los diversos estudios que van desde Homero hasta la poesía china y la poesía japonesa, estudios animados por su consideración de la literatura como algo vivo, como un todo único y representativo de la historia íntegra del hombre. Por esto, Pound apunta a emprender un enorme esfuerzo en pos de la producción de algo semejante al "Risorgimiento" italiano. El poeta tiene la gran función social de rescate, desde su "máscara", de la tradición, de llevar los horizontes hasta el límite extremo y tras esa experiencia entregarnos ese todo tan suyo como propio de la humanidad y su discurso.





Precisión del lenguaje



Muy importante también es para él el cuidado por la eficacia en el uso del lenguaje, en la precisión de los términos empleados. Recordemos cómo elogia la exactitud que se tiene en la Edad Media para con la terminología. El escritor mediante el modo en que maneja la lengua influye en la sociedad más de lo que estamos preparados para percibir. Es creador y trasformador del instrumento por excelencia de la comunicación humana. Y Pound, debido a su sagacidad y profunda penetración, jamás iba a permitirse que se le escapara ese detalle. Su tarea era meditar en esa capacidad que traspasa lo estético.



Esta visión entronca con la noción, que él festeja de "dichten" -verbo alemán derivado de "Dichtung", poesía- como "condensar". De esta manera, concibe la literatura como el arte de cargar el idioma de la mayor intensidad, extremando esta capacidad. En su concepción, un mal escritor es aquel que usa más palabras de las necesarias, idea totalmente acorde con la de precisión y claridad.



En entrañable relación con estos pensamientos, su amigo W.C. Williams, en un esbozo de "credo imaginista", define la imagen como "aquello que presenta un complejo intelectual y emocional en un instante de tiempo". Williams, además, dará un consejo no menos apropiado: "No uses palabras superfluas, adjetivo alguno, que no revele algo".



Concluyendo, podemos decir que Pound siempre manifiesta un especial cuidado por los términos y el sonido que éstos adquieren en el poema y en la prosa. Por eso pide y señala lo fundamental: oír el verso, oír esa música que se encuentra como dormida en la palabra pero que debe que existir para que haya poesía. Declara que unas horas de antiguos poemas líricos cantados, nos enseñarán más que un año de trabajo filológico acerca de esta forma de "melopeia".



Toda la obra de Ezra Pound, desde sus poemas hasta sus translaciones -ve en los "Rubaiyat" de Fitzgerald un ejemplo de traducción- es, además de la demostración de un inmenso amor por la poesía, un intento de proporcionar un conocimiento, de conformar un criterio realmente válido para la lectura y crítica de textos. Para esto Pound programa una serie de lecturas que funcionan como vacuna para el iniciado. Este programa dura de tres a cuatro años e incluye desde Confucio y Virgilio hasta Gautier y Rimbaud.



Los autores pasan a ser "ejes de referencia" que permiten elaborar posteriores juicios acerca de los nuevos escritores que el alumno irá conociendo. Estos "ejes de referencia" son el mínimo necesario sin el cual se perdería toda certeza y se otorgaría un valor desproporcionado a obras menores.



Estos preceptos de Pound no se nos presentan a nosotros como meras invenciones aisladas que, fuera se su contexto, parecen muertas, Quien no sienta dentro de sí la eterna conmoción que cada gestación poética significa, raramente podrá hacer más que mostrar el frío y deslucido esqueleto de la retórica. Con Ezra Pound sucede exactamente lo contrario, todo en él es creación, vivió ebrio de creación, obsesionado por las palabras y su música. Sólo así se puede llevar a la escritura infinitas obras tan bellas como "Francesca":


Saliste de la noche

y había flores en tus manos

saldrás ahora de una masa confusa,

de un hablar agitado sobre ti.



Yo que te vi en cosas esenciales

me indigné cuando oí decir tu nombre

en sitios ordinarios.

Quisiera que olas frescas fluyeran en mi mente,

que el mundo se secara igual que una hoja muerta,

cual vaina de amargón que alguien tirara

para poder hallarte nuevamente, sola.[2]

Bien lo dice Borges: "Pound encierra ternuras imprevisibles".



Referencias:



[1] Este ensayo fue originariamente publicado por el diario La Prensa , en su Suplemento Cultural de los domingos, en el mes de octubre del año 1985, con motivo de celebrarse los cien años del nacimiento del poeta.

[2] Traducción de Carmen R de Velasco y Jaime Ferrán, en la antología sobre escritos del poeta publicada por Seix Barral Editores, 1973.

Héctor Álvarez Castillo



domingo, 25 de diciembre de 2011

El ARTE DE LA POESÍA de EZRA POUND



Constantemente repito que se necesitaron dos siglos de Provenza y uno de Toscana para desarrollar los instrumentos que utilizó Dante en su obra maestra, y que fueron necesarios los latinistas del Renacimiento y la Pléyade, además del lenguaje colorido de su propia época, para preparar los instrumentos de Shakespeare. Es de enorme importancia que se escriba gran poesía, pero no importa en absoluto quién la escriba.
Si algo se expresó de una manera definitiva en la Atlántida o en la Arcadia, en el año 450 a. c., o en el 1290 de nuestra era, no nos toca a los modernos decirlo de nuevo ni empañar la memoria de los muertos diciendo lo mismo pero con menos habilidad y convicción.
En cada época uno o dos genios descubren algo y lo expresan. Puede estar solo en una o dos líneas, o en alguna cualidad de una cadencia, y después veinte o doscientos o dos mil o más seguidores repiten y diluyen y modifican.
La gran literatura es sencillamente idioma cargado de significado hasta el máximo de sus posibilidades. Tal como en medicina existen el arte de diagnosticar y el arte de curar, también en las artes, y en las artes particulares de la poesía … existe el arte de diagnosticar y el de curar. Uno persigue el culto de la fealdad y el otro el culto de la belleza.
La mayoría de los llamados poetas mayores han regalado su propio don, pero el término de “mayor” es más bien un regalo que les hace Cronos a ellos. Quiero decir que han nacido justamente a su hora y que les fue dado amontonar y arreglar y armonizar los resultados de los trabajos de muchos hombres.
En el verso algo le ha sucedido a la inteligencia. En la prosa la inteligencia ha encontrado un objeto para sus observaciones. El hecho poético preexiste.
Los artistas son las antenas de la raza. … digamos que los escritores de un país son los voltímetros y los manómetros de la vida intelectual de la nación. Son los instrumentos registradores, y si falsifican sus informes no hay límite al daño que pueden causar. El mal arte es un arte inexacto. Es arte que rinde informes falsos.
Toda crítica debería ser admitidamente personal. Al final de cuentas el crítico sólo puede decir “me gusta” o “me conmueve”, o algo por el estilo. Cuando se nos ha mostrado a sí mismo, podemos comprender lo que quiere decir. Todo crítico debería dar información acerca de las fuentes y límites de su conocimiento.
Sugiero mandar al diablo a cuanto crítico emplee términos generales vagos. No sólo a los que usan términos vagos por ser demasiado ignorantes para tener algo que decir, sino también a los críticos que emplean términos vagos para ocultar lo que quieren decir, y a todos los críticos que emplean los términos tan vagamente que el lector puede creer que está de acuerdo con ellos o que asiente a sus afirmaciones cuando de hecho no es así.
Haz que un hombre te diga antes que nada y en especial qué escritores piensa que son buenos escritores; después se pueden escuchar sus explicaciones.
La única crítica realmente viciada es la crítica académica de los que hacen la gran renuncia, que se niegan a decir lo que piensan, si es que piensan, y que citan las opiniones aceptadas… Su traición a la gran obra del pasado es tan grande como la del falso artista del presente. Si no les importa lo suficiente la herencia como para tener convicciones personales, no tienen derecho a escribir.
No hagas caso de la crítica de quienes nunca hayan escrito una obra notable.
Usar tres páginas para no decir nada no es estilo, en el sentido serio de la palabra.
No repitas en versos mediocres lo que ya se haya dicho en buena prosa. No creas que se puede engañar a una persona inteligente esquivando las dificultades del inefablemente difícil arte de la buena prosa mediante el artilugio de fraccionar la composición en versos.
Lo que hoy aburre al entendido aburrirá al público mañana.
Déjate influir por cuantos grandes artistas sea posible, pero ten la decencia de reconocer plenamente la deuda o, si no, trata de ocultarla. Que el aprendiz se llene la cabeza con las mejores cadencias que pueda descubrir, preferiblemente en un idioma extranjero, para que el significado de las palabras tenga menos posibilidades de distraer su atención del movimiento del verso.
No te imagines que algo “saldrá bien” en verso sólo porque resulta pesado en prosa. La poesía es un centauro. La facultad pensante, estructuradora y aclaradora de las palabras debe moverse y saltar con las facultades energizantes, sensitivas y musicales. Es precisamente la dificultad de esta existencia anfibia lo que mantiene bajo el número de buenos poetas de quienes se tiene noticia.
Es cierto que la mayoría de la gente poetiza más o menos, entre los diecisiete y los veintitrés años. Las emociones son nuevas, y para su dueño, interesantes y no hay mucha personalidad o mente que mover. Conforme el hombre, conforme su mente, se vuelve una máquina más y más pesada, una estructura cada vez más complicada, necesita de un voltaje cada vez mayor de energía emotiva para adquirir un movimiento armónico… En el caso de Guido, su obra más fuerte se da a los cincuenta. La poesía más importante la han escrito hombres de más de treinta.
Citando mal a Confucio, se podría decir: No importa que el autor quiera el bien de la raza o que actúe simplemente por vanidad personal. El resultado se produce mecánicamente. En la medida en que su obra es exacta, es decir, fiel a la conciencia humana y a la naturaleza del hombre, en la medida en que formula con exactitud el deseo, será duradera y será “útil”, quiero decir que mantiene la claridad y precisión del pensamiento, no sólo para el beneficio de algunos diletantes y “amantes de la literatura”, sino que mantiene la salud del pensamiento fuera de los círculos literarios y en una existencia no literaria, en la vida general comunal e individual.

PICADILLY

Bellas, trágicas caras-
vosotras que fuísteis lozanas y estáis tan abatidas;
y, oh, las envilecidas, que pudísteis haber sido amadas,
y estáis tan impacientes y borrachas,
¿quién os habrá olvidado?
Oh, caprichosas, frágiles caras, pocas en muchas,
las gruesas, las toscas, las descaradas,
Dios sabe que no puedo compadecerlas, quizá, como
debiera;
pero, oh, vosotras, delicadas, caprichosas caras,
¿quién os habrá olvidado?
JJ_ezra

CARTA DEL EXILIADO
A So-Kin de Racuyo, mi viejo amigo y Canciller de Gen
Recuerdo cuando me hiciste un bar particular
En el extremo sur del puente de Ten-Shin.
Con oro reluciente y transparentes gemas pagábamos
los cantos y las risas
Y pasábamos ebrios un mes tras otro, sin pensar en el
rey ni los príncipes
Hombres inteligentes venían por el mar y la frontera
occidental
Y con ellos, contigo sobre todo,
Nos entendíamos perfectamente
Y nada para ellos cruzar el mar o las montañas
Con tal de estar en nuestra compañía,
Y hablábamos de todo, sin ocultarnos nada, y sin
pesares
Después fui confinando a Wei del Sur,
Encerrado en un bosque de laureles,
Y tú hacia el norte de Raku-hoku
Hasta no haber entre nosotros más que añoranzas y
memorias comunes
Y luego, cuando era ya insufrible continuar separados,
Volvimos a encontrarnos y fuimos a Sen-Go,
Siguiendo las mil vueltas y remolinos de las sinuosas
aguas,
Hasta un lugar resplandeciente con millares de flores,
Que era el primero de los valles,
Y luego otros mil valles llenos de voces y del rumor
del viento en sus pinares.
Y con sillas de plata y riendas de oro
Salió a encontrarnos el capitán Kan del Este y su
comitiva.
Y vino allí también el verdadero mandamás de Shi-yo,
a darme a mí la bienvenida
Sonando un órgano de boca incrustado de piedras
preciosas
Y en las casas de dos y más pisos de San-Ko nos
obsequiaron más música Sennin,
Con muchos instrumentos, como en un coro de Pichones
de Fénix.
El mandarín de Kan Chu, ebrio, bailaba,
porque sus largas mangas no conseguían estar
inmóviles
Con la charanga de aquella música.
Y yo, cubierto de brocados, me lo quedé dormido sobre
las piernas,
Con el espíritu tan encumbrado que me hallaba en el
séptimo cielo,
Y antes del fin del día nos dispersamos como estrellas
o lluvia.
Yo me tenía que marchar a So, muy lejos todavía aguas
arribas,
Tú regresaste a tu puente del río.
Y tu padre, que era valiente como un leopardo,
Gobernaba en Hei-Shu, y sometió a los bárbaros.
Y un mes de mayo te mandó a traerme,
a pesar de la enorme distancia.
Y con las ruedas rotas y lo demás, fue un viaje duro,
sobre caminos retorcidos como tripas de chivo,
Y yo que caminaba todavía a finales de año
bajo el viento cortante que soplaba del norte,
Y pensaba qué poco te preocupaba el gasto
y tú me preocupabas lo suficiente para pagarlo.
Y ¡qué recibimiento!
Copas de jade oro, platos bien arreglados en una mesa
azul toda enjoyada
Y yo borracho, y sin pensar en el regreso,
Y tú caminabas conmigo hasta el extremo occidental
del palacio
Hasta el templo dinástico, rodeado de agua, un agua
transparente como jade azul claro,
Con canoas bogando, y el son de las armónicas y tam-
boriles,
Y las ondas parecidas a las escamas de los dragones,
remedando el verdor de la yerba en el agua,
El placer prolongado en compañía de las cortesanas,
yendo y viniendo sin estorbos,
Con las pelusas de los sauces cayendo como nieve,
Y las chicas pintadas con bermellón, emborrachándose
por fin al caer la tarde
Y el agua, de cien pies de hondo, reflejando sus cejas
verdes,
-Unas cejas pintadas de verde son para verse bajo la
luna tierna,
Lindamente pintadas-
Y las muchachas cantando y respondiéndose con cantos
las unas a las otras
Bailando en trajes transparentes,
Y el viento alzando el canto, interrumpiendo,
Y zarandeando bajo las nubes.
Pero todo esto tiene fin.
No se vuelve a encontrar otra vez.
Me fui a la corte a presentar examen,
Probé la suerte de Layú, ofrecí el canto Choyo,
Sin lograr promoción
Y regresé a las montañas del Este
con la cabeza blanca.
Y más tarde, otra vez, nos encontramos en el puente
del sur,
Y luego el grupo se deshizo, tú partiste hacia el Norte,
para el palacio San,
Y si tú me preguntas cómo es que siento tu partida:
Tal como caen las flores al terminar la primavera,
Confusamente, en agitado remolino.
¿Para qué sirve hablar? -y hablar no tiene fin,
No tienen fin las cosas del corazón.
Llamo al muchacho,
Lo hago sentarse en los talones aquí a mi lado
A sellar esto,
Y te la envío hasta mil millas de distancia, mientras
quedo pensando.




LA BUHARDILLA

Vamos, compadezcamos a los que están mejor que
nosotros,
Vamos, amigo, recordemos
que los ricos tienen camareros y no
amigos.
Y nosotros tenemos amigos y no camareros.
Vamos, compadezcamos a los casados y a los no
casados.
La aurora entra con pasitos menudos
como una dorada Pavlova,
Y yo estoy junto a mi deseo.
Y la vida no tiene nada mejor.
Que esta hora de diáfana frescura,
la hora de despertarnos juntos.


LA TUMBA DE AKR ÇAAR

“Yo soy tu alma, Nikoptis. He acechado
estos cinco milenios, y tus ojos muertos
no se han movido, ni responden nunca a mi deseo,
y tus ágiles miembros, en los que yo saltaba ardiendo,
no se queman conmigo, ni con nada azafranado.
Mira, la leve hierba brotó para hacerte de almohada,
Y te besa con sus miles de lengüitas de hierba;
Pero no tú a mí.
Me he cansado de leer todo el oro del muro,
Y mi pensamiento ha agotado todos los signos.
Ya no hay nada nuevo en todo este lugar.
Yo he sido buena contigo. Mira, he sellado las jarras,
No sea que despiertes y solloces por tu vino.
Y todas tus túnicas las tengo asentadas sobre ti.
¡Oh ingrato! ¡Cómo me olvidaré!
-Aún el río hace tanto tiempo,
¿El río? Tú eras demasiado joven.
Y tres almas vinieron sobre ti-
Y yo vine.
Y corrí dentro de ti, las eché;
He tenido intimidad contigo, conocido tu modo.
¿No he tocado la palma de tus manos y las yemas de
tus dedos?
¿Circulando dentro de ti, y en torno tuyo y de tus
talones?
¿Cómo te entré? ¿No era yo acaso tú y Tú?
Y ningún sol viene a darme descanso en este lugar,
Y me destrozo en la dentada sombra,
Y ninguna luz cae sobre mí, y tú no dices
Ni una palabra, día tras día.
¡Oh! Yo me podría salir, a pesar de los signos
y todo el trabajo en la puerta habilmente ejecutado,
afuera sobre los campos de verdura de vidrio…
Pero aquí es quieto:
No me voy.”



LA ISLA EN EL LAGO

Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,
Dame a su tiempo, te suplico, una tiendita de tabaco,
Con las brillantes cajitas
primorosamente apiladas en los estantes
Y el fragante anduyo suelto
y la picadura,
Y el brillante Virginia
suelto en los vasos de vidrio,
y un par de balanzas no demasiado grasientas,
y las prostitutas entrando de pasada para una palabra
o dos,
Para una broma, y arreglarse el pelo un poquito.
Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,
Préstame una tiendita de tabaco,
O instalamé en alguna profesión
Que no sea esta maldita profesión de escribir,
Donde uno necesita su cerebro todo el
tiempo.



CANTO XLV

Con Usura


Con usura ningún hombre tiene una casa de buena
piedra.
Cada bloque pulido bien encajado
para que el dibujo pueda cubrir su cara,
con usura
ningún hombre tiene un paraíso pintado en la pared de
su iglesia
harpes el lutes
o donde virgen reciba mensaje
y halo se proyecte de la incisión,
con usura
ningún hombre ve a Gonzaga sus herederos y sus
concubinas
ninguna pintura es hecha para durar ni para vivir con
ella
sino que es hecha para vender y vender pronto
con usura, pecado contra natura,
tu pan es cada vez más de trapos viejos
seco es tu pan como papel,
sin trigo de montaña ni harina fuerte
con usura la línea se hace gruesa
con usura no hay clara demarcación
y ningún hombre puede hallar sitio para su morada.
El tallador de piedra es alejado de su piedra,
el tejedor alejado de su telar
CON USURA
no viene lana al mercado
la oveja no da ganancia con la usura
La usura es una morriña, la usura
mella la aguja en la mano de la doncella
y detiene la habilidad de la hilandera. Pietro Lombardo
no vino por usura
Duccio no vino por usura
ni Pier della Francesca; Zuan Bellin no por usura
ni fue “La Calumnia” pintada.
No vino por usura Angélico; no vino Amborgio Praedis,
No vino ninguna iglesia de piedra pulida firmada:
Adamo me fecit.
No por usura St Trophine
No por usura Saint Hilaire,
La usura ensarra el cincel
Ensarra el arte y el artesano
Roe el hilo en la rueca
Ninguna aprende a bordar oro en su bastidor;
El azur tiene un chancro por la usura; el cramoisí está
sin bordar.
La esmeralda no encuentra su Henling
La usura asesina al niño en el vientre
Impide el galantear del muchacho
Ha traído parálisis al lehco, yace
Entre la novia y el esposo

CONTRA NATURAM

Han traído putas a Eleusis
Cadáveres se han sentado al banquete
Invitados por la usura.

LA CARA OCULTA DE LA NAVIDAD

por Roxana Heise

Cada fin de año y la misma situación; el centro de la ciudad sitiado por la compramanía propiciada por nuestros titiriteros de turno, a través de los medios masivos de comunicación. Santa Claus vive y reina por obra y gracia del espíritu navideño en donde Cristo es el accesorio perfecto, en un pesebre que apenas logra adornar una vitrina vacía de amor.
Un problema: la cena de fin de año. Soluciones: reparto a domicilio, reservas en un hotel X bajo una luna apenas perceptible entre bailoteo, brindis y pensamientos varios, esos que duermen la mona en algún Spa centroamericano sólo para adquirir un bronceado perfecto, acorde al traje regalado por aquel primo millonario, que finge ser feliz junto a la mujer de sus desdichas.
¡Oh blanca navidad!, que en Chile eres calor, luz y minifaldas, piernas de mujer, hombres voraces, sexo que promete conceder el cielo, un cielo que no llega por capricho o simplemente porque no recibe tarjetas de crédito, avances en efectivo o creditazos varios, un cielo que más temprano que tarde, habrá de volverte un eunuco psicológico tiranizado por tu propio éxito.
Un pino navideño resplandece en la multitienda, con pequeños regalos colgando de sus falsas ramas, como si los sueños vinieran empaquetados y Cristo fuera un niño de trufa y almendra con cubierta de chocolate.
¡Ah, olvidaba la cena: un filete mignon estará bien! ¿Qué opinas? Mejor volvamos a la vida real, esa que escondemos en el closet de la infelicidad sólo para no mirarla. Armémonos de valor y dejemos la champagne, para seguir el éxodo de un niño keniano junto a su familia bajo un sol impenitente. ¡Oh, navidad, tantas veces nevada! si tus copos de nieve lograran hidratar la garganta agónica de aquellos que huyen de la barbarie, desgranándose uno tras otro en la aridez inclemente del desierto, sin poder abrazar la vasta soledad, cuando el grito de Dios es sepultado por el de especuladores que suben el precio de los alimentos...
Ven, camina conmigo pequeño niño, que el tiempo y sus límites dejen de ser problema: que las naciones todas se consuman intentando mantener su macroeconomía , tú sólo sabes del pecho cálido que te alimentó antes de perder a tu hermano y tus amigos, luego vino un dolor mudo de lágrimas, y acá poco se dijo, aunque también hay niños que padecen de hambre, por ahora estamos ocupados pensando en navidad y en la espera del nuevo año con fuegos de artificio...
Si pudieras compartir la cena con nosotros, eso sería perdonar la fealdad de una vida que ocultó tu alma juguetona, bajo el pequeño esqueleto malnutrido,que apenas te permite caminar hacia el refugio. ¿Llegarás? La procesión no espera la piedad de sus profetas ni la bendición del altísimo, sólo gime el dolor de perder a sus muertos y dejarlos, como quien olvida a un Cristo peregrino.
En la misa del gallo rezarán por ti, sin que tu cuerpo exangüe siquiera lo sospeche, ignorando que atrás queda la resignación, ese regalo que nadie vende porque nadie compra, quien querría resignación en un mundo de abundancia...
Resiste pequeño niño, que la vida olvida al moribundo que detiene el paso en medio del vacío.
¡Oh blanca navidad...! Las estrellas de neón presagian que los deseos vienen con ticket de cambio, todos menos el amor y el dolor de saberte perdido, lejos de la tierra que te vió jugar como cualquier pequeño occidental.
Ahora casi logro ver tus piernas prácticamente dobladas, la mirada perdida, la súplica silente, el beso del vacío sobre la mejilla escuálida...puedo ver la sonrisa cínica de algo parecido al viento...y sigo caminando entre el gentío que protege sus paquetes de la delincuencia. Cojo el bolso con cuidado, podría suceder que alguien me vulnere, como a ti, que naciste para engrosar el discreto listado de ángeles negros, los invisibles por siempre dentro de las catedrales, los eternos mencionados en la pasión de Cristo, como muestra viviente del despojo corporal ante el amor supremo. Tu gloria será eterna por los siglos de los siglos...si al menos lo pensaras... si hubiese luz interior...palabras...Cierras los ojos lentamente en la medida que tu cuerpo se rinde hasta quedar enclaustrado entre las propias osamentas.
Humanidad, humanidad, quien habrá inventado ese término. Santa Claus quizá, antes de convertirse en la imágen publicitaria de mayor éxito mundial.
Las compras aguardan entre el gentío que pasa bruscamente rozando mi hombro, borrando por momentos tu imagen en el páramo del fin, cuando cae el telón de tus párpados, anunciando que el éxodo termina, mientras un buitre toma posición para el ataque... y yo escapo, camino incansablemente hasta confundirme en la vorágine de un mundo incierto, que juega al sinsentido sin sospechar siquiera que mañana el mundo y tú serán una sola cosa.

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