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viernes, 4 de mayo de 2012

JUAN PABLO RIVEROS POETA DE CHILE

Juan Pablo Riveros nació en Punta Arenas, Chile, en 1945. De profesión economista, Magister en Estudios Internacionales, candidato a Doctor en Economía, vive de la docencia universitaria. Ha publicado tres libros de poesía: "Nimia, Poemas en prosa" (1980), "De la Tierra Sin Fuegos" (1986) y "Libro del Frío" (2000).

Del "LIBRO DEL FRÍO" (Selección)

ANTÁRTICA I

Al crepúsculo de la última edad de hielo
quise ir lejos de los límites,
y reunir la quietud,
lo pacífico
en la soledad de un tiempo inexpugnable.

Eso era.

Cogido por vientos contrarios,
necesité asilos
por ocasionales y precarios que ellos fuesen.
No era el polo,
el recorrido era lo importante.
Pues había ahí un frío, una huella,
una nieve tan inaccesible,
que esta pura gota de blancura
es un fragmento de aurora,
un trozo de oro azul
que cada día se desprende
de tu propia Antártica,
de tu continente,
de tu propia banquiza interior.

Hubo, entonces,
en un extremo de la tierra,
un punto matemático en el centro de un mar vacío
y, en el otro,
Yo,
en medio de vendavales sin fin
y donde cada punto cardinal
se aniquilaba en un abismo.

Y hubo frío,
el frío más frío de la tierra.
Y una noche,
y una soledad hubo,
que nadie
ni nada
pudo darle fin.

Así, lejos de la Distracción,
sucumbí al imperio del viento y de la noche,
a la soberanía implacable del frío.
Y dependiendo sólo de mis leyes,
destruí todo puente con el mundo,
todo gesto, toda nave.

Se trataba, en verdad, de la respiración,
de la circulación planetaria del aire.

Meteorológicamente hablando,
al interior de la Antártica
latía un vacío silencioso,
y la celeste águila de la nieve
muda.

EXPLORACIONES

Fue la escasez de focas,
esas que brillando en la cumbre
de rocas riquísimas,
lustran el oleaje del océano.

Fue
la necesidad humana de traspasar los muros,
las banquizas del espanto,
esa tonelada cerval de agua indómita.

Pero fue más el ansia,
el negocio de las pieles.
No para cubrir el hambre
ni para colmar el vacío
mundial de los cuerpos,
sino para ocultar la soledad,
la orfandad de las heladas metrópolis.
Para satisfacer la gana,
fue la Gana internacional,
ese non plus ultra de la sociedad contemporánea,
esa insaciable codicia de la soledad social.
Y no para ser más ricos, Philoxenos,
sino para aumentar sus posesiones
y crear más y más necesidades.

Por ello
alimentaron de perros la noche polar
y penetraron la Blancura,
ese puro trozo de vida.

(Después, mucho después,
llegarían los sabios,
la aventura mayor).

INTEMPERIE

¿Y, ahora,
dónde me guarezco
de mí?

POEMA DEL COSMOS (Selección) - Inédito


LA DANZA DE SHIVA


A F. Capra

El universo, maestro Scardanelli,
una telaraña dinámica de íntimos sucesos vinculados.

Como tus ojos,
tus manos, el color de tus cabellos,
o el ave que vuela quieta bajo el cielo azul,
ninguna parte o propiedad de esta telaraña es esencial.

No hay ninguna ley fundamental, maestro,
ni una sola.
Todo es Li, dice Ch’en Shun, el patrón de las cosas,
el principio por el que todo está hecho para acoplarse.

Sólo importa la pirámide total, el conjunto,
la gracia del todo, la armonía entre las partes.
La congruencia de las interrelaciones es la que
le otorga sentido a toda la estructura de los seres.

Y este persistente vaivén de las olas
y mi respiración en este crepúsculo frente al mar,
esta arena, estas rocas, el agua,
la gaviota que tropieza gravemente en el aire,
así
en toda la telaraña del cosmos
miríadas de partículas en vibración
se crean y se aniquilan
sordamente.

Entonces,
como un grano de arena en la playa del universo,
como una ínfima estrella en el espacio cósmico,
como una chispa menor en todos los fuegos,
o una pirámide dentro de otra pirámide.
Como una perla del cielo de Indra
refleja todas las perlas del collar;
como en la Torre de Indra
hay cientos de miles de torres
que preservan su existencia personal,
somos sólo una nota, un compás,
parte de una gigantesca danza universal,
fragmentos de una cósmica danza de energía.

Oigo el ritmo
y siento el sonido de una lluvia de rayos cósmicos,
el bullicio de partículas de alta energía que colisionan
y bombardean constantemente la atmósfera terrestre.
Entonces, cascadas de energía caen
desde el espacio exterior
creando y destruyendo partículas en rítmicas pulsaciones.

Y no sólo la materia, maestro,
también el vacío participa de la danza del universo,
pero no es ese vacío occidental como una sencilla nada
sino el vacío que contiene todas las formas del mundo de las partículas,
esas meras manifestaciones transitorias del vacío fundamental.

Es la danza de Shiva,
el señor de la danza de los hindúes.

En el espacio cósmico
cada partícula,
cada uno canta perpetuamente en la Gran Canción.

Fuente: www.mirandoalsul.blogia.com


 Juan Pablo Riveros: De la Tierra sin Fuegos


De este extraordinario poeta rescatamos algunos poemas de su libro De la tierra sin fuego. Nadie como Juan Pablo Riveros escribe y describe a los primigenios habitantes del Sur del Mundo. Allá en la Patagonia.


Qawashqar


Hicieron tierra los abismos
del mar y los pantanos del sur.
Su residencia: islas de granito
dentado y collares de fiordos,
lagos y ríos.

Nómades pequeños,
independientes, cohesionados
por una canoa de troncos.
Sin jefes. Ni ciudades.
Su economía. Mariscos, caza, pesca
y ballenas varadas en cualquier orilla.
Rudimentarias sus técnicas,
móviles sus fuegos protagónicos.
Expertos imitadores del vuelo de las aves,
del ronquido de las focas, de los discursos
humanos. Taciturnos,
como paisaje que esculpe el desmembramiento
de glaciares que se licúan.
monótonos, sus cantos.

GUSINDE

De los miles de aborígenes
que cruzaban con sus frágiles canoas
la inmensidad de los canales de la Patagonia Occidental
hoy, los escasos sobrevivientes,
llevan una existencia miserable.

Ciertos patrones de goletas loberas,
portan una tripulación mínima, pero
muchos víveres y alcohol.
Al hallar las canoas,
dan a los aborígenes el licor,
hasta que ebrios déjanse robar
los cueros de nutria. Otros son obligados
a seguir la cacería
mientras la tripulación
se divierte con las indias.

¿Recompensa?


Algunos víveres medio descompuestos,
un poco de licor,
un pantalón roto.

EJERCICIOS NAVALES

Para ciertos marinos mercantiles,
un deporte disparar sus fusiles
a las canoas de madera.

Otros preferirían como blancos
para sus ejercicios de tiro de cañones,
el humo que salía de las chozas.

MUJERES ALACALUFES

Sus vidas,
como fuegos entumidos
en alguna costa del Sur,
más sensibles a la mordedura del viento
que a la temperatura mínima del agua.

Sumergidas tras cholgas,
machas o erizos,
las mujeres, junto al fuego,
comen luego mariscos y charlan
tranquilas,
dueñas absolutas de la Historia.

TRADUCCION


Pido a un joven alacalufe
traducir:
la madre mece a su niño.

De inmediato responde
en su lengua: Porque
está llorando.


lunes, 16 de noviembre de 2009

Entrevista al poeta argentino Manuel Ruano




Entrevista a:
Manuel Ruano


ESCRIBIR


¿Cómo empezaste a escribir? ¿quién te leia al principio?
No lo sé precisar. Pero supongo que tuve un gran detonante expresivo cuando no me pude expresar con la voz y quedé temporalmente mudo. ¿Deberé contar esta anécdota de cuando apenas si sabía escribir? Sí. Y eso, creo, fue alrededor de los cinco años, cuando fui intervenido quirúrgicamente de las amígdalas. Lo que para mí fue terrorífico; porque no quedé bien y hubo que hacer rectificaciones en el Hospital de Niños. Siempre recuerdo una sala inmensa, fría, oscura y la cara de un doctor con un espejito en la frente que escarbaba en mi garganta con un bisturí y unas pinzas. Y un hombre que me sujetaba con una llave (supongo) que de judo y así me mantenía como un torturador a merced del cirujano. Con la boca abierta. Había también una monja enfermera que decía “pobrecito”. Pero mis lágrimas no eran bálsamo para soportar aquello. Y mi madre me recompensaba llevándome luego a tomar helado. Por ese entonces entendía que el helado era un condicionante para una nueva sesión de tortura. Escribía no sé qué cosas. Y dibujaba a un niño llorando ríos de lágrimas. Lo que todavía no me permitía la comunicación plena con mis hermanos, con mi abuela, mis padres, mis amigos. Hubo, sí, una maestra irlandesa a la que yo quería que me acompañaba en todo momento y ejercía no sé qué tipo de influencia en mí. No le gustaban las armas y rechazaba la guerra. De ahí que no quería, por ningún motivo, que alguien me regalara un revólver de juguete o una escopeta de tirar corchitos. A mi padre le gustaba eso porque él odiaba la guerra. Por ese entonces aprendí a observar, a escribir y a dibujar. Toda la casa estaba escrita con leyendas y dibujos en las paredes. Yo tenía una gata a la que amaba. Un día, esa gata dio a luz y por algunas horas tuve muchos gatitos a mi alrededor que lloraban todo el santo día. Hasta que alguien decidió que había que sacarlos fuera de la casa. Pasó como una semana y lo recuerdo como si fuera hoy, en un día que llovía a cántaros, la sentí maullar detrás de la puerta de entrada. Cuando mamá la abrió, allí estaba la gata, mi gata, con todos sus gatitos implorando entrar. Eso me condujo a sentir la ternura y también el dolor; porque cuando quise asegurarme de que no se volverían a ir y até a uno de ellos a la pata de una mesa, el gatito amaneció muerto de tanto dar vueltas alrededor de la misma. Y eso me marcó para siempre, ya que el dolor es un elemento vital en mi escritura. Por otro lado, como todo niño tuve una ortografía atroz. Mi padre, afecto a la literatura y al arte en general, me corregía mucho; pero quien más estuvo sobre mí, fue un maestro de primaria llamado Oronaz que me hacía repetir hasta el cansancio mis faltas ortográficas y, supongo, me orientó hacia las letras. Pero si tengo que hablar de un interlocutor efectivo y afectivo, esa fue mi madre. Ella me enseñó antes de ir al colegio el amor por las palabras y con sus lecturas alimentó mi imaginación para el resto de mis días. También me alentó en la escritura en todos los sentidos... Aunque a escribir, técnicamente hablando, comencé mucho después. Y los primeros, fueron poemas de amor dedicados a una muchacha recluida en una escuela de religiosas... Hasta que alguien los dio a publicidad en una emisora radial.


¿Qué género es tu favorito? ¿Agún link donde podamos ver o leer algo sobre tu obra reciente?
La poesía. Y por ella, la crítica, el ensayo, el cuento, en una palabra, la escritura que siempre me convoca al amor por el idioma. Siempre he leído a los clásicos y ellos, lo sé, son mis amigos del alma. Cuando uno descree de los demás, siempre me refugio en la literatura. Voy a mi Quevedo, a mi Cervantes, a mi Balzac, a mi Borges, a mi Vallejo... En cuanto a mis link, tengo tres (además de una revista editada años atrás: Quevedo), pero se puede acceder a algunas de ellas citando a: http://manuelruano.blogspot.es
http://interraignota-manuel.blogspot.com
http://blogs.clarin.com/el-liroforo-blogs-clarin-com (...)


¿Cómo es tu proceso creativo? ¿qué ocurre antes de sentarte a escribir?
Hay una frase de Stefan George, que me parece a propósito para contestar esta pregunta: “Sólo por la magia se mantiene despierta la vida”. Debería agregar y la visión poética. Yo pienso que la literatura es un estado de gracia y que el poeta redescubre el poema o el poema lo descubre a él. Por eso, para mí, la realidad es una lectura en negativo y el ensueño es una revelación en positivo. El buen poema se piensa a sí mismo. Con esto quiero decir que yo escribo mis sueños y al despertar, entro en otro todavía más profundo que me empuja a reinventar la realidad. Por eso una naturaleza poética, como en Blake, siempre tiene visiones. Pero una naturaleza no poética, tiene vociferaciones. El mal poema se delata a sí mismo. En cuanto a mi proceso creativo, me voy a mi “Ars poética”, publicada en 1979 en Amsterdam: La palabra adquiere para mí una relación oracular. Es un destilamiento severo, paciente, del discurso que sugiere el movimiento de los cinco dedos de una mano invisible. Instrumento capaz, pienso, de tomar sin someter; de dominar sin oprimir; de encantar sin mediatizar; de liberar sin perder la sensación ajustada a las reglas de construcción, ética y estética, del propio oráculo del poeta. La verdadera poesía ha conseguido desprenderse de la imitación... Mi método se sintetiza en las siguientes premisas: anteponer a cualquier verso una intención verdadera, precisa. Darle a esa intención visualidad, diafaneidad, garra de tono. Hacer del tiempo, una experiencia múltiple, nunca lineal. Por eso trato de atrapar la verdad de un golpe. Ya que el poema no puede reducirse a un acumulamiento de imágenes ni un empleo desmedido de los vocablos. Me gusta enfrentarme a situaciones difíciles, a complicaciones verbales que integren un engranaje nuevo. ¿Qué ocurre antes de sentarme a escribir?... Nada. Cuando escribo generalmente no sé si estoy sentado o de pie o caminando por una estación solitaria... Es impredecible. Ahora, cuando reescribo, sí. Trato de acomodarme lo mejor posible frente a la hoja en blanco.


¿Qué tipo de lectura es la que te activa las ganas de escribir?
Borges señaló en una oportunidad: “A veces creo que los buenos lectores son cisnes aun más tenebrosos y singulares que los buenos autores”. Y todavía Voltaire, mucho antes decía que “peligroso no es el hombre que lee, sino el que relee.” Siempre tuve por la lectura una obsesión desmedida. Es la conciencia de lo que se puede saber de la buena literatura y el señalamiento de lo que se debe hacer con la mala literatura. Por eso uno se atiborra de los poemas y escritos de Yeats, de Pound, de Eliot, entre otros, para “ajustar las tuercas del propio trabajo”. Pero cuando un libro me activa la escritura, la emoción es un torrente incontenible y es ahí, precisamente, cuando uno piensa que todo después de ese libro, es basura o un libro prescindible. Aunque generalmente, yo me motivo más que con un libro, frente a un hecho fantástico que acaba de revelárseme... Ya sea de la naturaleza, de una anécdota cotidiana o de algo inspirado en el amor... Ergo, tengo conciencia que toda literatura es un ensueño dirigido.


¿Cuáles son, según tú, los ingredientes básicos de una historia?
Primero, tener algo que decir. Luego saber decirlo. Todo varía, después, en la técnica del poeta o del escritor. Una novela necesita de una historia y un poema, de un punto de arranque que despierte una historia. Por eso digo que todo es como una galería de espejos que consiste en perpetuarse en la mente. En mi adolescencia Cazzote había encendido mis cabellos como una aurora gótica. Y una mujer puede ser una ciudad del siglo XVIII que se pierde en los rayos del sol, ardiente como el pecado y hermosa como un cometa brillante que se desplaza por la noche más apacible.... Y en cada sueño hay un poster de Freud mirando una muchacha desnuda.


En qué zapatos te encuentras mas a gusto: ¿primera persona o tercera persona?
Creo que se ha abusado mucho, muchísimo de la primera persona, para decir lo que ya han dicho hasta el cansancio terceras personas. Lo importante, cuando el texto lo exige, es ir a lo que realmente la escritura pide a gritos. En un tiempo admiré los textos del budismo zen. Creí ver en la despersonalización la verdad del texto; pero de eso, después se hizo una moda en los talleres literarios y era como un maniquí de una modista que pone alfileres aquí y allá, para hacer un vestido. Yo pienso que la literatura va más allá del modelito y la moda. Un escritor nunca puede pasar por la pasarela del modelaje, porque se hace trivial en los contenidos. Hay una verdad que me dice que la poesía o el cuento, respira como un organismo viviente. Habitar un poema es reconocer sus impresiones digitales, es parte de lo inhabitual. Huidobro hablaba de lo inhabitual. El texto que uno escribe no puede ser escrito por otro. De ahí que todo cambie para el espectador: todo interés, ahora, pertenece a la magia. Y la magia es la ciencia universal de las analogías. Por eso la magia hace esclavos de la contemplación. Pero se corre el riesgo que toda “contemplación” detenida, esté en peligro y todo organismo viviente necesita, siempre, de lo desconocido para desarrollar su encantamiento.


¿Qué escritores conocidos son los que más admiras?
Yo provengo de un grupo literario llamado El escarabajo de oro. La revista que editábamos era libre por los cuatro costados, de toda atadura estética. Admirábamos los textos más brillantes y éramos implacables en cuanto a la crítica. Allí venían escritores de todas las generaciones y tendencias. Recuerdo a muchos que también procedían del exterior. Las colaboraciones eran diversas; pero por esa época (estoy hablando de los años sesenta y casi principio de los setenta) conocí y admiré a Martha Lynch, Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, María Rosa Oliver, Manuel del Cabral, Beatriz Guido, Raúl González Tuñón, Leónidas Barletta, Leopoldo Marechal, Francisco Luis Bernardez, Juan Gelman, Olga Orozco, Miguel Ángel Bustos, Aldo Pellegrini, César Tiempo, Ricardo Carpani, Enrique Molina, Manuel Mujica Lainez, Y más tarde, en el exterior, a Jaime Sabines, Ernesto Cardenal, Jorge Amado, Antonio Cisneros, Fernando Quiñones, Enrique Lihn. Y los escritores que fueron compañeros de grupo: Abelardo Castillo, Vicente Battista, Víctor García Robles...


¿Qué hace que un personaje resulte creible? ¿cómo creas los tuyos?
Como cuentista creo que el tema debe tener una sintonía con la realidad. Si el texto es de base histórica, con más razón. Y si es actual, puede falsearse la realidad; pero el tema debe ser tan realista como sea posible. Yo soy un escritor apasionado por Horacio Quiroga, Edgar Allan Poe, Felisberto Hernández., Julio Cortázar...


¿Eres igualmente hábil contando historias oralmente?
No. Soy muy tímido para contar historias oralmente. El escritor escribe. Los políticos hablan y así nos “hacen el cuento”; pero ese es otro aspecto que nada tiene que ver con la literatura. No creo que se pueda hacer pasar gato por liebre. La literatura debe ser escrita y cuando se la hace oral, debe ser dicha por un gran actor...


¿En lo más profundo de tu motivación, para quién escribes?
En lo fundamental, para mí. Es un regocijo interior, un desahogo, un acto que al realizarse es de plenitud, de euforia, después de aletargamiento... Más tarde, se participa a los demás. Y eso entraña otras cosas que ya tienen que ver, la mayoría de las veces, con la vanidad, la promoción, el escándalo, la comercialización. Si el texto es bueno, pero realmente bueno, quizás la gloria...


¿Se escribe como terapia personal? ¿son los conflictos internos una fuerza creadora?
Creo que sí. En mi caso, la literatura es mi confidente. Relato cada paso como si tuviera delante a un terapeuta. Conste que nunca tuve uno; pero sé de qué se trata.


¿Te sirve el feed-back de los lectores?
Es reconfortante tener lectores. Y si opinan bien, mejor. Hoy en día el escritor tiene una estupenda herramienta: el internet. Puede escribir y recibir mensajes... Y hasta hacer una polémica literaria acerca de cualquier texto, alternativamente, desde cualquier lugar...


¿Te presentas a concursos? ¿Has recibido premios?
Sí. Mi primera publicación, Los gestos interiores, recibió el Primer Gran Premio Internacional de Poesía de Habla Hispana en 1968 y al año siguiente, se publicó en Editorial Losada, en su colección Poetas de Ayer y de Hoy, con palabras majestuosas de don Leopoldo Marechal, un poeta del martinfierrismo. Además recibí otros galardones,
Premios nacionales e internacionales, etcétera, que ya son más de treinta.


¿Compartes los borradores de tus escritos con alguien de confianza para tener su opinión?
En la actualidad, mi mujer es la mejor crítica para mis poemas, cuentos, ensayos y novelas. A veces me los tipea en la computadora. Yo suelo escribir a mano todos mis textos y recién, cuando creo que están a punto, los paso al computer...


¿Crees que ya has encontrado "tu voz" o eso es algo que se está eternamente buscando?
Borges decía que al cumplir los setenta años creía haber encontrado su voz. Eso es instintivo. El maestro tenía sus razones de considerar eso. Tengo la sensación, cuando acabo de cumplir sesenta y seis años, de aquella anécdota con la que empiezo estas preguntas, cuando me operaron de la garganta y yo creía haber perdido la voz. Pero ella estaba dentro mío, esperando su momento... Llevo publicados ocho libros de poesía y otros aledaños... Y creo estar escribiendo siempre el mismo poema. Eso debería obligarme a pensar que lo más importante es tener algo que decir... Un amigo mío, gran poeta, me dijo una vez que la poesía estaba al fondo de un precipicio y que uno debía arrojarse por ese vacío tapándose la nariz, sin saber lo que va a encontrar abajo. Eso me ha guiado en toda mi vida literaria.


¿Que disciplina te impones, en cuanto a horarios, metas, etc.?
Trabajo en escritos para editoriales de gran prestigio. Eso, me ha impuesto ser más ordenado (no del todo), tratar de corregirme de errores no profesionales como el incumplimiento o faltar a la palabra, etc. Soy riguroso cuando trabajo un tema y muy disciplinado en la investigación.


¿De qué te rodeas en tu estudio de trabajo para favorecer tu concentracón?
En especial necesito del silencio. La música clásica me concentra mucho y da paso libre a la escritura. No quiero decir que sea primordial; pero es una buena manera de ejercitar a esos fantasmas de la imaginación. Yeats decía que de la confrontación con los demás surgía la retórica y de la confrontación con uno mismo, la poesía...


¿Escribes en pantalla, imprimes con frecuencia, corriges en papel...? ¿como es tu proceso?
Cuando escribo artículos periodísticos, generalmente utilizo la computadora. Pero soy un escritor “chapado a la antigua” y me gusta corregir en el papel. Claro, que no tengo la escrupulosa manía, como Juan Ramón Jiménez, de escribir con lápices de diversos colores y en papeles especiales. No. Escribo en cuadernos, en agendas, en papeles sueltos, que a veces, como es natural, olvido dentro de los libros. Y que para mi sorpresa vuelvo a encontrar después de varios meses (y hasta años) dentro de un libro.
Eso me sirve, en primer lugar, para descifrar su contenido. En segundo lugar, para desarrollar un tema. O, en caso contrario, para ser arrojado al olvido.


¿Qué sitios frecuentas online para compartir experiencias o información?
Revista literarias o periódicos del exterior que estén menos viciados de excrementos literarios. Voy a bibliotecas virtuales, a museos y visito páginas de escritores que valgan la penar visitar...


¿Cómo ha sido tu experiencia con editoriales?
Afortunadamente nunca publiqué mis libros con el rótulo “edición del autor”. Comencé, como ya lo dije, publicando en la mejor editorial para el momento, debido a un premio literario, que era Losada. Don Gonzalo Losada, era, aparte de un gran editor, un sentimental de la poesía. A mí me consta porque sostenía largas conversaciones con él sobre temas relacionados con la literatura en general. Y hasta tuvo el gesto y la amabilidad de reincidir con un segundo libro mío premiado en el exterior: Según las reglas (1972). Después vinieron otras editoriales: Fondo de Cultura Económica de México que publicó en 1990 Mirada de Brueghel; Biblioteca Ayacucho y Monte Ávila Editores de Venezuela, etc., etc.


¿En qué proyecto estás trabajando ahora?
Siempre la poesía. Después la narrativa. Tengo una novela inédita y otra en proceso, a la que vuelvo inesperadamente. Escribo cuentos y ensayos. Pero de pronto, me demoro en un verso o en una frase como quien se enreda en un sueño...


¿Qué me recomiendas hacer con todos esos textos que llevo escribiendo hace años pero que nunca he mostrado a nadie?
Enviarlos a concurso. Siempre existe la posibilidad del gran hallazgo...

viernes, 30 de octubre de 2009

“La poesía es la más honda de las religiones”

“La poesía es la más honda de las religiones”

Junio 19, 2009 in EVT Nº 05, Entrevistas | by elvendedordetierra

Entrevista a Celia Gourinski

CG (Buenos Aires, 1938) estudió filosofía y música. En 1959, publica su primer libro de poemas, Nervadura del silencio. Le siguieron Regreso de Jonás (1971), Tanaterótica (1978), Acaso la Tierra (1981). Aun permanecen inéditos: En ocasión de la aparición de un cometa, Inocencia feroz* y Cadencia rota. En la siguiente entrevista nos habla de la palabra, sus proyectos y el futuro de la Poesía.

Por Alejo González Prandi, Andrés Haedo y Celedonio Torres Avalos

Gourinski_Celia

¿Cuál es la motivación esencial que le impulsa a escribir? ¿Hay algo en particular?
- Si: que no tengo más remedio. Escribo cuando revientan mis tripas, porque lo trato de evitar con todas mis fuerzas. Si no, no escribo. Y no quiero que piensen en supuestas catarsis destinadas al diván del psicoanalista.

¿Cómo recuerda sus inicios con la poesía? ¿Cuándo concientizó ser poeta?
- Lo asumí muy de pequeña. Yo solía hacer como un juego prohibido: tapaba con plastilina todos los agujeritos de mi cuerito para que mi madre no supiera qué hacía a la noche; entonces ponía velas y retratos y hacía morisquetas y bailaba, bailaba, bailaba y daba vueltas, vueltas y vueltas y me caía, naturalmente, entonces pronunciaba: “cote”. “Cote” era el caos y la creación. Era muy chiquita, tenía cuatro años y todavía no escribía; ergo asumía el después.

¿Cuáles fueron sus primeras lecturas?
- Yo empecé leyendo a Valery, Rimbaud y Lautrémont a los nueve años; libros de mi madre, que ella me pasaba. Realmente. En ese sentido, la poesía fue conmigo muy tirana, bellamente tirana.

¿Qué es para usted la palabra?
- Es lo más preciado que tenemos. La palabra en un grado altísimo es la revelación de Dios, nada menos. ¡Ojo!, tenemos que respetarla mucho, porque es poderosa.

¿Qué es lo que aporta realmente la poesía al hombre como forma de sabiduría o conocimiento?
- Primero su razón de ser. Es como si preguntáramos a un monje qué es lo que aporta Dios, o a un místico ateo qué es lo que aporta la meditación. Un poeta que no se plasma en el poema, muere. No hay elección posible: el poeta no decide ser poeta.

Saint John Perse escribió que la exigencia espiritual de la poesía dio nacimiento a las religiones. Para usted, ¿cuál sería el vínculo poesía-religión?
- Vale su etimología. Religión es ligar como constante, religar una cosa con otra. El hombre comienza religando lo que ve para sentirse hombre, religando algún espejo donde poder verse hasta hacer una frase poética. La poesía es religión, es una religión, es la más honda de las religiones.

¿Y la relación entre filosofía y poesía?
- A pesar de los “filósofos” y de los “filósofos-poetas” yo creo que hay relación. A pesar de que sin deducción obligada o sobrante haya deducción entre filosofía y poesía, a pesar de eso, creo que hay “relación”. Entiéndase como absurdo, como una travesura, como lo que sea. A pesar de las tentativas de relacionarlo, la relación existe desde y para siempre. Ya está religado. EL POEMA, esa Arca de Noé.

En su libro Instantes suicidas predomina una repetición de la palabra bajo un mismo ritmo. ¿Cuál es el motivo intelectual, espiritual o intuitivo que la llevan a dicha repetición?
-Yoel y mapahí y todas las repeticiones son mantras que responden y se dirigen hacia la esencia del Yoel-mapahí del origen de la vida. Instantes suicidas son instantes de vida, el instante de tocar fondo para luego salir a la luz. Es el libro que más he odiado y el que más he querido.

A lo largo de toda su obra, ¿ve muchos cambios estéticos o bien, a pesar de esos cambios, encuentra una identidad propia?
- Como yo evito tanto escribir poesía y escribo solamente cuando estoy realmente disparada al vacío, escribo una vez cada diez años; evidentemente hay cambios estilísticos, pero no de estética trascendental, y para nada de identidad; el motivo es el mismo, se trata de la misma raíz y del mismo árbol, pese a que salgan frutos verdes y después pájaros azules. Me soy extremadamente fiel.

Sabiendo que estudia música desde su niñez, ¿cómo siente la música desde la poesía?
- La poesía es música o no es. Al decir de Verlaine, “La musique avant tout”. La poesía tiene que ser armónica porque sale de ese momento de la nada, cuando sucede el caos… a semejanza de Dios, armonía de la creación.

¿Puede existir un poema meramente musical, sin concepto, solamente como si fuera una inscripción armónica?
- ¿Pedro y el Lobo”, de Prokofiev, “El Moldova”, de Dvorak…? Sin broma, aunque pienso que hay miles de nacimientos diferentes. La cuestión es que después no salga un feto enorme, porque muchas veces hay abortos de la Poesía: la poesía es sustantiva.

¿Se puede hablar de una historia de la poesía o la poesía es atemporal y universal?
- La historia de la poesía es como la historia del hombre. También podemos hablar de un in illo tempore (mencionado por Mircea Eliade): un tiempo neutro, un tiempo neutro, un tiempo total, un tiempo fuera del tiempo, sin menoscabar que el hombre tiene una historia, y un tiempo tirano.

¿Cuál sería su concepción de la poesía?
- Contestaría como dijo algún presocrático: “Todo está lleno de dioses”.

¿Tiene que llevar para usted el poeta una vida especial?
- ¡Todas las vidas son especiales!, no hay una vida parecida a otra.

¿Cómo ve la escritura desde la droga?
- La droga ayuda a escribir al que no es poeta. Por lo tanto, un escritor no escribe lo suyo bajo los efectos de la droga. Sin embargo, hubo poetas (caso Rimbaud) que pese a la droga pudieron salvar al poema, al excesivo poeta.

¿Con qué objeto de la naturaleza se identifica más?
- Con el amanecer, mi gran sujeto. Ni siquiera. Con el momento antes de que salga el sol. No me pierdo el amanecer porque es el nacimiento, la magia, la encarnación del verbo.

¿Cuáles son sus influencias?
- La máxima influencia que tengo es el amor. El amor, la experiencia amorosa, el amor a Dios, al amor al hombre, el amor a la belleza, el acto de amor (con esto no quiero decir que escribo poemas de amor). Aunque soy el lente más influible del mundo. Me influye todo.

En su juventud, cómo vivió su amistad con Girondo junto a (Olga) Orozco, (Enrique) Molina, (Francisco) Madariaga…?
- Recuerdo aquellos años con algarabía, fue algo maravilloso. Girondo era un ser impactante y todos los que lo rodeaban; pero de todos ellos adoro sobre todo a Norah Lange. ¡Qué espléndida mujer! También ahí lo conocí a Aldo Pellegrini. Pero lo que más me impactó fue verme a mí misma –una pendeja de 15 años- con dos amigos que me escuchaba y seriamente: Coco (Madariaga) y Enrique (Molina).

¿Cómo recuerda a Alejandra Pizarnik?
- Fue una poeta muy seria. Lástima que se hizo tanta bulla con ella a raíz de un hecho doloroso. Se la mitificó y Alejandra merece algo mejor que un mito, se merece que se la respete así como es en su tamaño, no como una diosa maldita, porque ahí pierde todo su sentido humano. Ella no era una soberbia. Si lo creyese, yo sería una moralista, cosa más que incierta.

¿Cuáles son sus proyectos literarios actuales?
- Poder darme cuenta de que debía por fin publicar Inocencia feroz, que es un libro totalmente dedicado a Enrique Molina. También habito en otro esbozado que se llama En la comarca, y otro más: Cadencia rota. Pero sobre todo escribo un libro infinito que se llama En ocasión de la aparición de un cometa que lo empecé antes de publicar mi primer libro, pero es una tarea lentísima.

¿Qué opina de los concursos literarios?
- Me parece que todo está muy digitado, a menos que aparezca un valor como Olga Orozco, como Enrique Molina, raros y bellos soles oscuros, últimos soles…

Hay quienes sostienen que la poesía ha muerto, ¿hay futuro para la poesía?
- Yo lo que puedo decir del futuro es lo siguiente: posiblemente el mundo se acabe, el universo desaparezca, pero hay una cosa que es evidente y que lo sé (no sé por donde pero es una certeza axiomática): la poesía sobrevive a todos los mundos, a todas las galaxias, a todo; mientras todo se derrumba ahí está la poesía, el nombrar al Innombrable. La poesía no se trasmite, no es un medio de comunicación. La Poesía es comunión.
Publicado en EVT, Año 2, N° 5, Invierno de 1997. * Inocencia Feroz fue publicado por Editorial Argonauta. La poeta falleció en Buenos Aires, en 2008.

Link: Poemas de CG

jueves, 8 de octubre de 2009

Ganadora del Premio Nobel 2009 de Literatura: Herta Müller


Alfredo Álamo el 8 de Octubre de 2009

Herta Müller

Ya tenemos ganadora del Nobel de literatura 2009, Herta Müller.

Hace unos días que su nombre venía rondando los mentideros literarios, comentando, de forma solapada, si sería ella la tapada que suele saltar de vez en cuando. En esta ocasión, así ha sido, rompiendo con una larga sequía en el mundo de la poesía y decepcionando a todos aquellos que esperaban el premio para Amos Oz, Vargas Llosa o, en los últimos días, incluso Haruki Murakami.

Müller es una poeta alemana de origen rumano, cuya obra va más allá de los terribles relatos sobre la dictadura de Ceaucescu, es miembro de la Academia Alemana de Escritura y Poesía y es conocida también por su activismo político y social, su preocupación por la situación rumana y las cicatrices dejadas en Alemania por vieja división de los grandes bloques.

El jurado del Nobel ha expuesto razones como esta: “con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, Müller describe el paisaje de los desposeídos“

De nuevo el jurado de la Academia Sueca se desmarca de los grandes grupos de presión y decide actuar de una manera, más o menos, sorprendente, buscando siempre la excelencia literaria por un lado, el compromiso por otro y mostrando, quizás, una cierta voluntad por descubrir al mundo entero joyas que permanecían en un eterno segundo plano.


miércoles, 5 de agosto de 2009

Jorge Luis Borges:la palabra universal, ¿Un ciego o un lúcido enceguecido?

2 Agosto 2009

Por Cristina Castello
«Sentí en el pecho un doloroso latido, sentí que me abrazaba la sed»
J. L. Borges, de «El Inmortal»


Jorge Luis Borges es una metáfora de sí mismo. Es uno de los escritores más destacados del siglo XX y un emblema de su patria argentina, donde todos lo nombran pero pocos lo leyeron. Niño prodigio, vivió su infancia vestido de niña por su madre, quien lo llamaba «inútil» e «infeliz».
Su erudición tiene pocos parangones. ¿Fue tan lúcido para descubrir la sacralidad de la vida, como para escribir? ¿O la lucidez dañó esa parte del espíritu donde está escrito que nada de lo humano debería ser extraño?
Pocos artistas son tan amados y aborrecidos. Y se comprende: los versos de Borges son sagrados, pero su boca fue incontinente. Calificó a Federico García Lorca, como un «poeta menor», y de la misma forma honró a los vates de la Generación del XXVII española; no se privó de críticas a Julio Cortázar; de Cien años de soledad, de García Márquez dijo: «Lindo título, ¿no?». Fue implacable con Charles Baudelaire, se ensañó con Pierre Corneille -autor de «El Cid»- y con Isidore Ducasse (el Comte de Lautréamont).
Más: al ritmo de cada sorbo de su té inglés calificó a Arthur Rimbaud como «un artista en busca de experiencias que nunca logró», y criticó salvajemente a André Breton, potencia de imaginación y poesía; y, aunque nacido en las pampas, su anglofilia era tan fuerte como su franco fobia (Juan José Saer dixit). Demasiado, Mister George.
Su sed, su sed eterna. Este 24 de agosto, se cumplen 110 años de su nacimiento, y la pregunta de siempre sigue en pie: ¿Tuvo sed de poesía, o, también -y sobre todo- de sentirse amado por una mujer? Él, la pluma universal, tuvo amores imposibles y sufrió como los personajes de las novelas más vulgares, que despreciaba. Hasta que llegó su cauce: María Kodama, con quien tuvo una unión en el misterio.
Mente prodigiosa, en «El jardín de los senderos que se bifurcan», propuso -sin saberlo­­­­- una repuesta a un problema de la física cuántica. Y toda su vasta obra fue un hito, como disparador de la fantasía de lectores y gentes de letras.
A la par, si bien en su momento condenó a Adolfo Hitler y a Benito Mussolini, después hizo loas de autores de crímenes de lesa humanidad: Francisco Franco, Jorge Rafael Videla y Pinochet, entre otros. Asesinos, condenados en tal condición por la Justicia.
Más que por otros poetas, se sintió marcado por el enorme Walt Whitman. Pero, ¿qué asimiló de él? La palabra de Whitman se batía por la libertad de los pueblos y la dignidad humana; la palabra hablada de Borges defendía -también- la invasión-masacre norteamericana en Vietnam.
Su obra de ficción, plena de ironía, es sobria y precisa pero, en general, tiene una gran distancia con la vida viviente, como si lo que escribía hubiera pasado por su cerebro y no por su sangre; está plena de símbolos, de metáforas tan ricas como poco comprensibles para la mayoría; tiene un sentido metafísico, y muchas veces intensamente lúdico. «Historia universal de la infamia» y «El Aleph», entre otras, son piezas maestras del siglo XX.
Borges fue uno de sus espejos de tinta. Un acertijo. Una suerte de estatua de sí mismo, un monumento, un ser sin piel, por cuyos poros brotaba su inteligencia. Pero en la poesía que escribió asoman sus venas terrenales, irremediablemente: [...] Sin que nadie lo supiera, ni el espejo, /ha llorado unas lágrimas humanas. /No puede sospechar que conmemoran /todas las cosas que merecen lágrimas (de «La cifra»).
La poesía es una voz: la vida viva. Ni siquiera este hombre de la esquina rosada, pudo esconderse tras los muros de cristal del poema. El poema no tiene tapias: es revelador.

La hora de la espada:
Borges, Pinochet y Videla

Amaba la música de Pink Floyd, de Los Beatles, de los Rolling Stones y de Brahms. Adoraba a «Bepo», su gato. Mientras, aplaudía al gobierno que hizo desaparecer a 30.000 personas -luego de torturas satánicas-, durante el golpe de Estado de 1976 en Argentina. Abrazado a su gato, Borges reclamó públicamente «cien años de dictadura militar».
«Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo, que salvó al país de la ignominia, y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado las responsabilidades del gobierno», dijo en mayo de aquel año. Se refería a la reunión que mantuvo con el genocida Jorge Rafael Videla, primer presidente de facto de aquella etapa; había asistido, presuroso, con Ernesto Sábato, quien fue después defensor de los derechos humanos: los rictus de la vida.
El tiempo hizo su juego y en1980, con o sin el gato «Bepo», recibió a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo, gesto en el cual -aunque ella lo niega, discreta- hay una influencia evidente de María Kodama. Entonces se mostró conmovido, y hasta indignado con los militares asesinos; y reiteró esa conducta cuando, ya en democracia, se juzgó a los desaparecedores de seres humanos: recién en ese momento quiso enterarse de los suplicios y muertes sufridos por sus congéneres, y escribió una crónica para la agencia EFE. ¿Había despertado por fin su lucidez para la fraternidad? Ojalá.
Pero las palabras son una suelta de pájaros: imposible remontarlas cuando vuelan a voluntad del viento. ¿En cuántas personas influyeron sus primeras declaraciones? ¿Cuántas, sin pensamiento propio, repitieron los conceptos del poeta sólo porque «lo dijo Borges»?
Paseó entre laberintos, espejos, libros de arena, ruinas circulares y bibliotecas de Babel. Cultivadísimo -es una de las más grandes glorias mundiales de la literatura- se fue de este planeta el 14 de junio de 1986, siempre en espera del Nobel. La condecoración que, orgulloso, había recibido de las manos con sangre de Augusto Pinochet, fue un escollo insalvable para el premio. Aquel día se alborozó con su flamante doctorado Honoris Causa de la Universidad de Chile, y enarboló la hora de la espada. La hora de la espada, el discurso reaccionario de Leopoldo Lugones, quien -con esas palabras- avalaba la siembra de muerte de los futuros golpes de Estado.
Borges fue Borges, ni más ni menos y sin «ismos», a pesar de haberse definido como anarquista. A los 17 había sido tildado de comunista, con la prohibición de entrar a Norteamérica. En realidad, sólo había tenido un enamoramiento adolescente de la Revolución Rusa, fuente de inspiración para el poemario «Los salmos rojos», que destruyó tres años después. Sólo se publicaron los versos de la poesía que da título al libro, en la revista «Grecia», en un periódico de España y en otro de Ginebra.
De su pecado de juventud sólo queda esa huella, y las cenizas de tantas estrofas incendiadas.
En 1983 anunció su suicidio en el diario La Nación, en el relato «Agosto 25, 1983». Por cierto que no se quitó la vida; y justificó haber jugado con las palabras y con la opinión pública, en su cobardía para auto inmolarse. ¿Buscaba con sus actitudes, la fama y el espacio que su país le negaba como escritor? ¿Era un exquisito provocador?
Lúdico, me dijo en una entrevista que el deporte que más le gustaba era la riña de gallos; y con su proverbial ironía bajo el aspecto de ingenuidad, se preguntaba por qué en el fútbol 22 hombres corren detrás de una pelota, en lugar de comprar 22 pelotas.
Se jactaba de haber tomado mescalina y cocaína en su juventud. Pero aquello no duró más que un instante: su droga dura fueron los caramelos de menta, y su devoción, la merluza hervida.
Travieso, guardaba billetes de 10, 50 y 100 dólares entre los libros de su Paraíso: la biblioteca. A pesar de no haber creído en ningún dios, antes de morir rezó el «Padre Nuestro», porque así lo había dictaminado muchos años antes, su madre. Doña Leonor Acevedo seguía rigiendo el destino del hijo -el «inútil» e «infeliz»-, obediente hasta el último soplo, que exhaló el 14 de junio del '86.

«Me duele una mujer en todo el cuerpo»
(Borges, en «El oro de los tigres»)
Su padre lo llevó a un prostíbulo en Ginebra, para que ejerciera por primera vez como varón; y desde entonces, el amor le fue una frustración. Muy amigo de Adolfo Bioy Casares, escritor y caballero excelso y de una personalidad fuertemente seductora, Borges vivía a través suyo, lo que la vida no le daba: la pasión de una dama. Se sentía el patito feo.
El nombre de una mujer recorrió el mundo en los versos borgianos: «Yo que he sido todos los hombres, no he sido aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach». Matilde no existió jamás: era el personaje de una novela ignota y de baja calidad, a quien él dio entidad universal con su estrofa.
La soledad puede ser una telaraña.
A Elsa Astete Millán, su primera esposa, la conoció en 1931, cuando él tenía 32. La relación fue terrible: sin amor, sin pasión, sin interés de ninguno de los dos por el otro. Ella se enamoró de Ricardo Albarracín Sarmiento, dejó al poeta ciego y amante de las espadas, y se casó con el candidato nuevo. Sólo después de decenios, Elsa relató aquel fracaso, sin mucha elocuencia:
-«No se dio», contó, apenas.
-«Sólo la esperaba a ella», gimió el poeta a modo de narración.
Para mitigar la espera, Borges se enamoró de Estela Canto -quien jamás lo amó-, de Silvina Bullrich, de María Esther Vásquez, y más.
Y llegó 1965 -habían pasado más de treinta años- y el reencuentro con Elsa. Él ya estaba casi ciego, tenía 68 años y ella 57. Sin que le importara su agnosticismo, se casaron por iglesia: por amor, todo podía sacrificarse. Al menos eso creyó.
Doña Leonor Acevedo había influido una vez más: -«¿Cada noche de su vida, antes de acostarse, miraba tu foto», dijo a su futura nuera.
El matrimonio se terminó después de tres años, en 1970. Georgie se cansó: sin una palabra, salió de la casa conyugal y no volvió jamás. Unos meses después, mientras paseaba con su sobrino por la calle Florida de Buenos Aires, Elsa Astete Millán se cruzó con el escritor y lo saludó:
-«¿Quién es? », preguntó el poeta, ya totalmente ciego. -«Es Elsa, tío», fue la respuesta
-«¿Y quién es Elsa?», repreguntó Borges.
Enterraba el amor, ¿el amor? ¿Fue Millán la pasión que le hizo escribir me duele una mujer en todo el cuerpo? Todo hace pensar que no, pero... Qui sait?
Alcanzó la fama recién en la antesala de la vejez, a pesar de haber comenzado su vida literaria como un superdotado. A los siete años había escrito en inglés un resumen de la mitología griega; a los ocho, el cuento «La visera fatal», inspirado en un episodio del Quijote; y a los nueve tradujo del inglés «El príncipe feliz» de Oscar Wilde.
Su obra incluye cuentos, ensayos y poesía. Fue un innovador, abrió senderos. No hay que olvidar que dos de las grandes revoluciones de la lengua castellana, tuvieron su origen en la América morena: una fue la de Rubén Darío y el modernismo; y la otra, la de Borges, a partir del cambio que impuso a la narrativa. Además, hizo guiones de cine, crítica literaria y prólogos; escribió en colaboración con otros escritores, y tradujo obras del inglés, francés, alemán, anglosajón y escandinavo antiguo.
Era como Leonardo da Vinci, complejísimo y lleno de matices, con inteligencia fascinante e imaginación enorme. ¿Era como el genio da Vinci? Así lo siente María Kodama. Cultivadísima, escritora e incansable cancerbero de la obra del Maestro, ella amaba tanto «su rostro de conejo» como verlo reír tal «un cachorro de tigre al sol».
«Ulrica», según él la llamaba -nombre nórdico que quiere decir «Osita»-, escuchó por primera vez un poema del que sería su esposo, cuando tenía cinco años; lo conoció a los 12 y la relación amorosa empezó a finales de los'60, pero se hizo exclusiva, desde el adiós a Elsa. «Osita» fue también un gran soporte de la actividad literaria y personal de Borges, lo ayudó en la dirección de su colección «Biblioteca personal»; y escribieron juntos, en colaboración, «Breve antología anglosajona» y «Atlas».
Fue desenfadada, fresca y espontánea con el Maestro: a pesar de su juventud, le discutía cosas que podrían haber parecido una insolencia y que, sin embargo, a Georgie le gustaban y divertían. Y así la disfrutó: libre como un animal en la selva, según ella se define, a costa de ser prisionera de su libertad.
María fue los ojos a través de los cuales Borges descubrió geografías, amaneceres y obras de arte presentidas pero vedadas para sus pupilas en penumbras. Hoy, el poeta descansa -por su elección- en el cementerio Plainpalais (Ginebra), cerca de donde había tenido su primera experiencia sexual, en aquel prostíbulo. Vaya coincidencia.
Y tantos amores frustrados, y tantos versos, y dos esposas, tan diferentes.
Elsa le había dicho:
¾­«Georgie, aprovecha tu cuarto de hora; hoy estás en el candelero, pero dentro de dos o tres años nadie se acordará de vos».
María lo acompañó hasta el final y hoy recorre el mundo, para mantener vigente y hacer crecer la obra del poeta. Y no le debe de ser fácil: no es sencillo tener talento y ser la viuda de un grande, en un país como Argentina, donde tantos quieren apropiarse del alma del Maestro. ¿La amó? Nadie puede saberlo, el corazón del hombre es insondable, aún para sí mismo.
¾«Yo pronuncio ahora su nombre, María Kodama. / Cuántas mañanas, cuántos mares, cuántos jardines de Oriente y de Occidente, cuánto Virgilio», le escribió, entre tantos versos. Es como el ojo del huracán: serenidad y silencio cuando todo se arremolina a su alrededor, dijo de su mujer.
«Y que nadie temiera», está grabado en la tumba de Jorge Luis Borges, un grande de las letras y un poeta sin compromiso con la vida humana. Sediento, lúdico, incontinente verbal, brillante, desamparado, a veces un niño. En los días anteriores a su muerte, contaba a su esposa de los caramelos «toffee» que le compraba su abuela, hablaban de literatura y estudiaban árabe.
¿Fue un hombre ciego pero con la lucidez a flor de alma, o la luz del conocimiento lo encegueció? «Debo justificar lo que me hiere. /No importa mi ventura o mi desventura. /Soy el poeta», había escrito.
Quizás sea la mejor sentencia y la única conclusión.

*Cristina Castello es poeta y periodista, bilingüe (español-francés) y vive entre Buenos Aires y París.
http://www.cristinacastello.com
http://les-risques-du-journalisme.over-blog.com/
* Este artículo es de libre de reproducción, a condición de respetar su integralidad y de mencionar a la autora.

sábado, 23 de mayo de 2009

El arte de la poesía. Poemas escogidos - EZRA POUND

El ARTE DE LA POESÍA

Constantemente repito que se necesitaron dos siglos de Provenza y uno de Toscana para desarrollar los instrumentos que utilizó Dante en su obra maestra, y que fueron necesarios los latinistas del Renacimiento y la Pléyade, además del lenguaje colorido de su propia época, para preparar los instrumentos de Shakespeare. Es de enorme importancia que se escriba gran poesía, pero no importa en absoluto quién la escriba.
Si algo se expresó de una manera definitiva en la Atlántida o en la Arcadia, en el año 450 a. c., o en el 1290 de nuestra era, no nos toca a los modernos decirlo de nuevo ni empañar la memoria de los muertos diciendo lo mismo pero con menos habilidad y convicción.
En cada época uno o dos genios descubren algo y lo expresan. Puede estar solo en una o dos líneas, o en alguna cualidad de una cadencia, y después veinte o doscientos o dos mil o más seguidores repiten y diluyen y modifican.
La gran literatura es sencillamente idioma cargado de significado hasta el máximo de sus posibilidades. Tal como en medicina existen el arte de diagnosticar y el arte de curar, también en las artes, y en las artes particulares de la poesía ... existe el arte de diagnosticar y el de curar. Uno persigue el culto de la fealdad y el otro el culto de la belleza.
La mayoría de los llamados poetas mayores han regalado su propio don, pero el término de “mayor” es más bien un regalo que les hace Cronos a ellos. Quiero decir que han nacido justamente a su hora y que les fue dado amontonar y arreglar y armonizar los resultados de los trabajos de muchos hombres.
En el verso algo le ha sucedido a la inteligencia. En la prosa la inteligencia ha encontrado un objeto para sus observaciones. El hecho poético preexiste.
Los artistas son las antenas de la raza. ... digamos que los escritores de un país son los voltímetros y los manómetros de la vida intelectual de la nación. Son los instrumentos registradores, y si falsifican sus informes no hay límite al daño que pueden causar. El mal arte es un arte inexacto. Es arte que rinde informes falsos.
Toda crítica debería ser admitidamente personal. Al final de cuentas el crítico sólo puede decir “me gusta” o “me conmueve”, o algo por el estilo. Cuando se nos ha mostrado a sí mismo, podemos comprender lo que quiere decir. Todo crítico debería dar información acerca de las fuentes y límites de su conocimiento.
Sugiero mandar al diablo a cuanto crítico emplee términos generales vagos. No sólo a los que usan términos vagos por ser demasiado ignorantes para tener algo que decir, sino también a los críticos que emplean términos vagos para ocultar lo que quieren decir, y a todos los críticos que emplean los términos tan vagamente que el lector puede creer que está de acuerdo con ellos o que asiente a sus afirmaciones cuando de hecho no es así.
Haz que un hombre te diga antes que nada y en especial qué escritores piensa que son buenos escritores; después se pueden escuchar sus explicaciones.
La única crítica realmente viciada es la crítica académica de los que hacen la gran renuncia, que se niegan a decir lo que piensan, si es que piensan, y que citan las opiniones aceptadas... Su traición a la gran obra del pasado es tan grande como la del falso artista del presente. Si no les importa lo suficiente la herencia como para tener convicciones personales, no tienen derecho a escribir.
No hagas caso de la crítica de quienes nunca hayan escrito una obra notable.
Usar tres páginas para no decir nada no es estilo, en el sentido serio de la palabra.
No repitas en versos mediocres lo que ya se haya dicho en buena prosa. No creas que se puede engañar a una persona inteligente esquivando las dificultades del inefablemente difícil arte de la buena prosa mediante el artilugio de fraccionar la composición en versos.
Lo que hoy aburre al entendido aburrirá al público mañana.
Déjate influir por cuantos grandes artistas sea posible, pero ten la decencia de reconocer plenamente la deuda o, si no, trata de ocultarla. Que el aprendiz se llene la cabeza con las mejores cadencias que pueda descubrir, preferiblemente en un idioma extranjero, para que el significado de las palabras tenga menos posibilidades de distraer su atención del movimiento del verso.
No te imagines que algo “saldrá bien” en verso sólo porque resulta pesado en prosa. La poesía es un centauro. La facultad pensante, estructuradora y aclaradora de las palabras debe moverse y saltar con las facultades energizantes, sensitivas y musicales. Es precisamente la dificultad de esta existencia anfibia lo que mantiene bajo el número de buenos poetas de quienes se tiene noticia.
Es cierto que la mayoría de la gente poetiza más o menos, entre los diecisiete y los veintitrés años. Las emociones son nuevas, y para su dueño, interesantes y no hay mucha personalidad o mente que mover. Conforme el hombre, conforme su mente, se vuelve una máquina más y más pesada, una estructura cada vez más complicada, necesita de un voltage cada vez mayor de energía emotiva para adquirir un movimiento armónico... En el caso de Guido, su obra más fuerte se da a los cincuenta. La poesía más importante la han escrito hombres de más de treinta.
Citando mal a Confucio, se podría decir: No importa que el autor quiera el bien de la raza o que actúe simplemente por vanidad personal. El resultado se produce mecánicamente. En la medida en que su obra es exacta, es decir, fiel a la conciencia humana y a la naturaleza del hombre, en la medida en que formula con exactitud el deseo, será duradera y será “útil”, quiero decir que mantiene la claridad y precisión del pensamiento, no sólo para el beneficio de algunos diletantes y “amantes de la literatura”, sino que mantiene la salud del pensamiento fuera de los círculos literarios y en una existencia no literaria, en la vida general comunal e individual.

POEMAS

EL ÁRBOL

Estuve sin moverme, y fuí un árbol en el bosque,
Y supe la verdad de las cosas nunca vistas,
De Dafne y del laurel y de la antigua
Pareja que a los dioses celebraba
Unida, encina-roble, en medio de la campiña.
Sólo cuando los dioses fueron propiciamente
Llamados y atraídos al fuego de su pecho
Pudo obrarse el milagro.
Pues que fuí un árbol del bosque
Y muchas cosas comprendí
Que antes me parecieron inauditas.




UN PACTO

Haré un pacto contigo, Walt Whitman-

Te he detestado ya bastante.

Vengo a ti como un niño crecido

Que ha tenido un papá testarudo;

Ya tengo edad de hacer amigos.

Fuiste tú el que cortaste la madera,

ya es tiempo ahora de labrar.

Tenemos la misma savia y la misma raíz-

Haya comercio, pues, entre nosotros.




PICADILLY

Bellas, trágicas caras-

vosotras que fuísteis lozanas y estáis tan abatidas;

y, oh, las envilecidas, que pudísteis haber diso amadas,

y estáis tan impacientes y borrachas,

¿quién os habrá olvidado?

Oh, caprichosas, frágiles caras, pocas en muchas,

las gruesas, las toscas, las descaradas,

Dios sabe que no puedo compadecerlas, quizá, como

debiera;

pero, oh, vosotras, delicadas, caprichosas caras,

¿quién os habrá olvidado?





A UNA NIÑA

El árbol se ha metido en mis manos,

la savia ha subido a mis brazos,

el árbol ha crecido en mi pecho

hacia abajo.

Las ramas me brotan como brazos.



Arbol eres,

musgo eres,

eres violetas con viento sobre ellas,

una niña -¡tan alta!- tú eres;

y todo esto es locura para el mundo.




LA BUHARDILLA

Vamos, compadezcamos a los que están mejor que

nosotros,

Vamos, amigo, recordemos

que los ricos tienen camareros y no

amigos

Y nosotros tenemos amigos y no camareros.

Vamos, compadezcamos a los casados y a los no ca-

sados.



La aurora entra con pasitos menudos

como una dorada Pavlova,

Y yo estoy junto a mi deseo.

Y la vida no tiene nada mejor.

Que esta hora de diáfana frescura,

la hora de despertarnos juntos.

N. Y.

¡Mi ciudad, mi amada, mi blanca! ¡Ah, esbelta,

Escucha! Escúchame, y yo soplaré dentro de ti

un alma.

¡Delicádamente ante la caña, atiéndeme!



Ahora sí se yo que estoy loco,

Porque aquí hay un millón de gentes con la furia del

tráfico;

Esto no es una doncella.

Ni yo podría tocar una caña si la tuviera.



Mi ciudad, mi amada,

Eres una doncella sin pechos,

Eres esbelta como una caña de plata.

¡Escúchame, atiéndeme!

Y yo soplaré dentro de ti un alma

y vivirás para siempre.



LA TUMBA DE AKR AAR

´Yo soy tu alma, Nikoptis. He acechado

Estos cinco milenios, y tus ojos muertos

No se han movido, ni responden nunca a mis deseo,

Y tus ágiles miembros, en los que yo saltaba ardiendo,

No se queman conmigo, ni con nada azafranado.



Mira, la leve hierba brotó para hacerte de almohada,

Y te besa con sus miles de lengüitas de hierba;

Pero no tú a mí.

Me he cansado de leer todo el oro del muro,

Y mi pensamiento ha agotado todos los signos.

Y no hay nada nuevo en todo este lugar.



Yo he sido buena contigo. Mira, he sellado las jarras,

No sea que despiertes y sollozes por tu vino.

Y todas tus túnicas las tengo asentadas sobre ti.



¡Oh, ingrato! ¡Cómo me olvidaré!

-Aun el río hace tanto tiempo,

¿El río? Tú eras demasiado joven.

Y tres almas vinieron sobre ti-

Y yo vine.

Y corrí dentro de ti, las eché;

He tenido intimidad contigo, conocido a tu modo.



¿No he tocado la palma de tus manos y la yema de

tus dedos?

¿Circulado dentro de ti, y en torno tuyo y de tus

talones?

¿Cómo 'te entré'? ¿No era yo acaso tú y Tú?



Y ningún sol viene a darme descanso en este lugar,

Y me destrozo en la dentada sombra,

Y ninguna luz cae sobre mí, y tu no dices

Ni una palabra, día tras día.



¡Oh! Yo me podría salir, a pesar de los signos

Y todo el trabajo en la puerta hábilmente ejecutado,

Afuera sobre los campos de verdura de vidrio...

Pero aquí es quieto:

No me voy.



LA CAPA

¿Guardas tu rosa intacta

hasta que pase la primavera?

¿Es que esperas el beso de la muerte?

¿Crees que en la tumba oscura

hallarás un amante

mejor que yo ? No te echarán de menos

las rosas nuevas.

Cúbrete con mi capa y no del polvo

que cubre lo pasado.

Ten más miedo del tiempo

que de mis ojos.



CARTA DEL EXILIADO

A So-Kin de Racuyo, mi viejo amigo y Canciller de Gen

Recuerdo cuando me hiciste un bar particular

En el extremo sur del puente de Ten-Shin.

Con oro reluciente y transparentes gemas pagábamos

los cantos y las risas

Y pasábamos ebrios un mes tras otro, sin pensar en el

rey ni los príncipes

Hombres inteligentes venían por el mar y la frontera

occidental

Y con ellos, contigo sobre todo,

Nos entendíamos perfectamente

Y nada para ellos cruzar el mar o las montañas

Con tal de estar en nuestra compañía,

Y hablábamos de todo, sin ocultarnos nada, y sin

pesares

Después fui confinando a Wei del Sur,

Encerrado en un bosque de laureles,

Y tú hacia el norte de Raku-hoku

Hasta no haber entre nosotros más que añoranzas y

memorias comunes

Y luego, cuando era ya insufrible continuar separados,

Volvimos a encontrarnos y fuimos a Sen-Go,

Siguiendo las mil vueltas y remolinos de las sinuosas

aguas,

Hasta un lugar resplandeciente con millares de flores,

Que era el primero de los valles,

Y luego otros mil valles llenos de voces y del rumor

del viento en sus pinares.

Y con sillas de plata y riendas de oro

Salió a encontrarnos el capitán Kan del Este y su

comitiva.

Y vino allí también el verdadero mandamás de Shi-yo,

a darme a mí la bienvenida

Sonando un órgano de boca incrustado de piedras

preciosas

Y en las casas de dos y más pisos de San-Ko nos

obsequiaron más música Sennin,

Con muchos instrumentos, como en un coro de Pichones

de Fénix.

El mandarín de Kan Chu, ebrio, bailaba,

porque sus largas mangas no conseguían estar

inmóviles

Con la charanga de aquella música.

Y yo, cubierto de brocados, me lo quedé dormido sobre

las piernas,

Con el espíritu tan encumbrado que me hallaba en el

séptimo cielo,

Y antes del fin del día nos dispersamos como estrellas

o lluvia.

Yo me tenía que marchar a So, muy lejos todavía aguas

arribas,

Tú regresaste a tu puente del río.

Y tu padre, que era valiente como un leopardo,

Gobernaba en Hei-Shu, y sometió a los bárbaros.

Y un mes de mayo te mandó a traerme,

a pesar de la enorme distancia.

Y con las ruedas rotas y lo demás, fue un viaje duro,

sobre caminos retorcidos como tripas de chivo,

Y yo que caminaba todavía a finales de año

bajo el viento cortante que soplaba del norte,

Y pensaba qué poco te preocupaba el gasto

y tú me preocupabas lo suficiente para pagarlo.

Y ¡qué recibimiento!

Copas de jade oro, platos bien arreglados en una mesa

azul toda enjoyada

Y yo borracho, y sin pensar en el regreso,

Y tú caminabas conmigo hasta el extremo occidental

del palacio

Hasta el templo dinástico, rodeado de agua, un agua

transparente como jade azul claro,

Con canoas bogando, y el son de las armónicas y tam-

boriles,

Y las ondas parecidas a las escamas de los dragones,

remedando el verdor de la yerba en el agua,

El placer prolongado en compañía de las cortesanas,

yendo y viniendo sin estorbos,

Con las pelusas de los sauces cayendo como nieve,

Y las chicas pintadas con bermellón, emborrachándose

por fin al caer la tarde

Y el agua, de cien pies de hondo, reflejando sus cejas

verdes,

-Unas cejas pintadas de verde son para verse bajo la

luna tierna,

Lindamente pintadas-

Y las muchachas cantando y respondiéndose con cantos

las unas a las otras

Bailando en trajes transparentes,

Y el viento alzando el canto, interrumpiendo,

Y zarandeando bajo las nubes.

Pero todo esto tiene fin.

No se vuelve a encontrar otra vez.

Me fui a la corte a presentar examen,

Probé la suerte de Layú, ofrecí el canto Choyo,

Sin lograr promoción

Y regresé a las montañas del Este

con la cabeza blanca.

Y más tarde, otra vez, nos encontramos en el puente

del sur,

Y luego el grupo se deshizo, tú pariste hacia el Norte,

para el palacio San,

Y si tú me preguntas cómo es que siento tu partida:

Tal como caen las flores al terminar la primavera,

Confusamente, en agitado remolino.

¿Para qué sirve hablar? -y hablar no tiene fin,

No tienen fin las cosas del corazón.

Llamo al muchacho,

Lo hago sentarse en los talones aquí a mi lado

A sellar esto,

Y te la envío hasta mil millas de distancia, mientras

quedo pensando.




CANTAR I (fragmento)



Y entonces descendimos a la nave

Pusimos rumbo a las olas, nos deslizamos en el mar divino

E izamos el mástil y la vela sobre la nave oscura

Ovejas van a bordo junto con nuestros cuerpos

Deshechos en llanto, y el viento sopla a popa Impulsándonos a través de las hinchadas velas,

De Circe es la nave, la diosa bien peinada.

Entonces nos sentamos en el puente, con el rumbo fijo,

Y así, con vela tensa, bogamos hasta el fin del día.

(...)

CANTAR XIV

Llegué a un lugar a todas luces mudo...

(lo venni in luogo d’ogi luce muto)

Huele a carbón mojado: políticos ... E, y ... N, que se ata las muñecas a las piernas,

Con el culo al aire,

Con máscaras pintadas en la grupa,
y ojo avizor sobre fondillo plano,

Con un colgante matorral por barba,

Hablando a multitudes con su ano,

Hablando a multitudes en el fango,
son cresas y babosas, acuáticos gusanos,
y con ellos ...R,
escrupulosamente limpia servilleta
Colgada debajo de su pene,
y también ...M

Al cual no le gusta hablar coloquialmente,

Emperifollados pero sucios, con cuellos
rodeando sus piernas,
La piel peluda y, llena de espinillas
saliéndose del cuello,

Aprovechados bebiendo sangre endulzada con mierda,

Y tras ellos ...F, el que da a los financieros
latigazos de hierro.

Y los traidores del idioma,
... N con la banda de la prensa,
Todos aquellos que mienten por provecho,
pervertidos, pervertidores del lenguaje
y aquellos pervertidos que anteponen el dinero

A los placeres de la carne.
... chillidos, como de gallinas en una imprenta,
el traqueteo de las prensas,

Volar de polvo seco y de papel rasgado,
hedor, sudor, peste a naranja vieja,
bosta, último pozo negro de todo el Universo,
un misterioso ácido de, azufre,
los pusilánimes gruñendo,
lanzando joyas en el fango,
y aullando al encontrarlas impolutas,
sádicas madres obligan a sus hijas a follar con viejos,
puercas comiéndose su vientre,
y aquí una placa indica: Imagen de la tierra
y allí: Cambio de personal.

Derritiéndose como cera sucia,
velas podridas, culos en poltrona,
caras hundidas en jamones,
y en el fangal debajo de ellas,
todo al revés: van planta contra planta
y palma contra palma, los agentes provocadores,
los asesinos de patriotas,
y ... H, el gran torturador,
y los fanáticos: Calvino y San Clemente,
represores, usureros del espíritu, escarabajos negros
enterrándose en su propia mierda,
La tierra decrepita y el limo mordido,
erosión y límites perdidos.

Por encima del hedor del infierno
el gran agujero del culo,
reventado de almorranas,
estalactitas pendientes,
grasientas como el aire sobre Westminster,
los invisibles, numerosos ingleses,
en un lugar carente de interés,
última escualidez, decrepitud completa,
los cruzados del vicio, cagándose en la seda,
mientras tiemblan los símbolos cristianos,
fregando con un pito de lata de a penique,
Las moscas trayendo novedades, harpías contagiando mierda.

El fangal de no amables mentirosos,
atascadero de estupideces,
malévolas estupideces, y más estupideces,

el suelo de pus viva, lleno de gusanos,
cresas muertas engendrando cresas vivas,
dueños de los suburbios,
usureros que exprimen ladillas, alcahuetes del estado,
pets‑de‑loup, sentados sobre pilas de libros de piedra,
oscureciendo los textos con la filología,
ocultándolos tras sus personas,

el aire sin refugio del silencio,
guarida de piojos, en dentición,
y sobre todo la falsa oratoria,
eructos por el culo de predicadores.

Y Envidia,

el corruptio, foetor, fungus,
animales líquidos, osificaciones derretidas,
lenta podredumbre, fétida combustión,
colillas de cigarros masticadas, sin dignidad, sin drama,
... M Episcopus, tiembla un condón lleno de escarabajos negros,
monopolizadores, obstructores del conocimiento,
obstructores de la distribución.



CANTAR XV - CON USURA

Con usura no tiene el hombre casa de buena piedra
Con bien cortados bloques y dispuestos
de modo que el diseño lo cobije,
con usura no hay paraíso pintado para el hombre en los muros de su iglesia
harpes et lutz (arpas y laúdes)
o lugar donde la virgen reciba el mensaje
y su halo se proyecte por la grieta,
con usura
no se ve el hombre Gonzaga,
ni a su gente ni a sus concubinas
no se pinta un cuadro para que perdure ni para tenerlo en casa
sino para venderlo y pronto
con usura,
pecado contra la naturaleza,
es tu pan para siempre harapiento,
seco como papel, sin trigo de montaña,
sin la fuerte harina.
Con usura se hincha la línea
con usura nada está en su sitio (no hay límites precisos)
y nadie encuentra un lugar para su casa.
El picapedrero es apartado de la piedra
el tejedor es apartado del telar
con usura
no llega lana al mercado
no vale nada la oveja con usura.
Usura es un parásito
mella la aguja en manos de la doncella
y paraliza el talento del que hila. Pietro Lombardo
no vino por usura
Duccio no vino por usura
ni Pier della Francesca; no por usura Zuan Bellini
ni se pintó "La Calunnia”
No vino por usura Angélico; no vino Ambrogio Praedis,
no hubo iglesia de piedra con la firma: Adamo me fecit.
No por usura St. Trophime
no por usura St. Hilaire.
Usura oxida el cincel
Oxida la obra y al artesano
Corroe el hilo en el telar
Nadie hubiese aprendido a poner oro en su diseño;
Y el azur tiene una llaga con usura;
se queda sin bordar la tela.
No encuentra el esmeralda un Memling
Usura mata al niño en el útero
No deja que el joven corteje
Ha llevado la sequedad hasta la cama, y yace
entre la joven novia y su marido
Contra naturam
Ellos trajeron putas a Eleusis
Sientan cadáveres a su banquete
por mandato de usura.

Nota bene: Usura : gravamen por el poder adquisitivo, impuesto sin tener en cuenta las circunstancias de producción; a menudo sin tener en cuenta siquiera las posibilidades de producción. (De allí la quiebra del banco de los Medici.)

CANTAR XLVII (fragmento)

¡Aquel que aún muerto tiene la mente entera!
Este sonido nació en lo oscuro
Primero debéis ir por el camino
del infierno
Y hasta el antro de la hija de Ceres, Proserpina.
En medio de una negritud temible, para ver a Tiresias,
El sin ojos, sombra, en el infierno
Tan lleno de saber que los de carne firme saben poco a su lado,
Antes de llegar al final del camino.
Conocimiento sombra de una sombra
Y sin embargo iremos en su busca
sabiendo aún menos que las bestias drogadas.
phtheggottietha thasson
Así pues, partamos enseguida...



CANTAR XLIX

Para los siete lagos, no escrito por hombre este poema:
Lluvia, río vacío, un viaje,
Fuego de nube helada, lluvia fuerte en el crepúsculo
Había una lámpara bajo el techo de la cabaña.
Las cañas pesan, dobladas por el viento,
y el carrizal nos habla: parece estar llorando.
Luna otoñal; alzadas colinas junto al lago
contra el sol poniente.
La tarde es como una cortina de nubes,
como mancha sobre ondas, y a través de ella
largas picas agudas del canelo,
fría tonada entre las cañas.
Detrás de la colina la campana del monje
movida por el viento.
Pasó la vela en abril, quizás vuelva en octubre.
El barco se desvanece en plata; lentamente;
fulgor solar solo sobre el río.

Donde una bandera del color del vino recoge el poniente
Ralas chimeneas humean en la luz cruzada.

Llega entonces la costra nevada sobre el río
Y un mundo se cubre de jade
La barcaza se mece como una linterna,
y el agua flotante coagula de frío. Y en San Yin
son gente plácida.
Ocas salvajes se lanzan a la arena,
Las nubes se acercan al agujero de la ventana
Aguas limpias; las ocas siguen su curso en otoño
Los grajos festejan sobre las linternas de los pescadores,
Una luz se mueve sobre el horizonte norteño;
donde los niños levantan las piedras buscando cangrejos;
En mil setecientos vino el Emperador Tsing a estos lagos de las colinas.
Una luz se mueve sobre el horizonte sureño.
¿Debe el Estado para crear riquezas contraer deudas?
Se trata de una infamia; se trata de Geryon
Ese canal todavía conduce a Ten Shi
aunque el viejo rey lo hizo por capricho.

K E I M E N R A N K E I

K I U M A N MA N K E I

JITSU GETSU K 0 K WA

T A N F U K U TA N K A I

Orto; trabajo poniente;
reposo cavar pozo y beber agua
cavar el campo; comer del grano
¿Poder imperial? ¿Qué significa eso?
La cuarta, la dimensión de la quietud.
Y el poder de domar a las bestias feroces

Textos extraídos de las páginas:

"Cubaliteraria"

"Web Islám"

Literatura en TV