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domingo, 15 de julio de 2012

Federico García Lorca: el hombre, la tragedia, el mito.







Federico García Lorca nació en Fuentevaqueros (Granada) en un año importantísimo para la historia y la literatura españolas, 1898, y habría de morir dramáticamente, víctima de un sino trágico parecido al que late en todas sus obras -pero más trágico incluso-, en otro año tristemente crucial, 1936.

Desde muy pequeño destacó por su sensibilidad artística, fundamentalmente musical (tocaba el piano desde muy niño), poética (su gusto por la poesía popular, la recitación y la creación poética es muy temprana) y teatral (sabemos que desde pequeñito le gustaba montar pequeñas representaciones caseras). Se crió en el ambiente rural del pueblo donde nació, del que saldría para estudiar Bachillerato en Almería (donde entablaría una duradera y profunda amistad con el músico Manuel de Falla, uno de los muchos amigos artistas que haría a lo largo de su vida ) y luego a Granada, donde fue un mal estudiante de Derecho. En 1919 comienza su estancia en la Residencia de Estudiantes de Madrid, y allí  coincidió con otros brillantes intelectuales y artistas con los que le unirían pronto lazos de amistad, entre ellos Rafael Alberti,  Salvador Dalí o Luis Buñuel. En este ambiente, se dedicó con pasión a la poesía, a la música, al dibujo o al teatro, e incluso  intervino en la película surrealista "El perro andaluz", junto a Dalí y Buñuel.


Lorca es una figura fundamental tanto por su obra literaria como por su actividad pública, y además numerosos testimonios nos hablar de una personalidad deslumbrante y un carisma magnético como conversador, orador o recitador.


Pronto vería publicados sus poemas, al instante muy reconocidos y valorados. Es el autor de libros de poemas trascendentales en la historia de nuestra literatura y maravillosos , en los que mezcla magistralmente las formas, el estilo y el ambiente de la poesía popular con los procedimientos expresivos más rompedores o vanguardistas, y en los que eleva el mundo andaluz y gitano (pueblo marginal y oprimido) a la categoría de mito representativo de los grandes traumas y misterios del ser humano: la búsqueda de la felicidad y los límites y frustraciones a que nos condena la realidad, social o cósmica (el eterno choque entre la realidad y el deseo), el ansia de libertad, el amor, el sexo, el poder destructivo de las pasiones, el destino trágico esencial de nuestra vida, que termina inexorablemente en la muerte... Esta es la esencia de obras como Canciones, el Poema del Cante Jondo o el maravilloso Romancero Gitano.

En 1929 viaja a Nueva York, y el contacto con ese mundo nuevo, colosal y deshumanizado, de la gran ciudad capitalista, le impactó profundamente y tuvo como fruto una serie de  poemas surrealistas: Poeta en Nueva York, uno de sus libros más difíciles e impactantes, en donde con imágenes de pesadilla, aparte de sus impresiones personales, denuncia la opresión que sufren los negros (de nuevo, su atención se centra en el débil, el oprimido, el marginado).

Hay quien ha querido ver en todo esto (ese interés por los marginados, esa especial atención al ansia de una realización personal que choca con las normas sociales o morales establecidas) una proyección de su condición homosexual, que la crítica actual acepta hoy casi unánimemente pero que él nunca reconoció. De hecho, Luis Buñuel, en su libro de memorias, cuenta como Dalí, que era tremendamente homófobo, acorraló a Lorca intentando hacerle confesar si era cierto o no el rumor de que era homosexual, lo que provocó un gran enfado en el poeta granadino y que rompieran lo que hasta entonces había sido una profunda amistad.

De vuelta a España, y ya con el gobierno de la República (que tenía entre sus máximas preocupaciones la educación y la cultura del pueblo), en 1932 fue nombrado co-director de la compañía estatal de teatro La Barraca, y con ella recorrió los pueblos de España llevando a la gente no un teatro populachero y comercial, sino las grandes obras de nuestro teatro clásico, de Lope de Vega o Calderón, muchas de las cuales llevaban años sin representarse en los escenarios, y obras vanguardistas y renovadoras entre las que estaban, claro está, las que él mismo escribía (Mariana Pineda, Bodas de Sangre, Yerma, Dª Rosita la Soltera...). Ese interés por abrirse a los demás y realizar una labor que acercara la cultura al pueblo le fue absorbiendo cada vez más, y con ella llegó de nuevo a cruzar el Atlántico, pero en esta ocasión para dirigirse a Hispanoamérca, donde promovió con gran éxito la representación de obras teatrales clásicas y vanguardistas, y donde dio todo un ciclo de conferencias. Su última obra de teatro, La casa de Bernarda Alba, fue escrita en 1936, y parece también (ya lo veremos) una trágica premonición de lo que sucedería en España.

Porque ese mismo año, cuando estalla la Guerra Civil, países como México o Colombia le ofrecieron asilo, temiendo lo que podía sucederle por su afinidad con la República. Pero él rechazó el exilio y se dispuso a pasar el verano en su pueblo natal, porque además y entre otras cosas, jamás había sido un activista político relevante y en alguna ocasión, cuando se le preguntó por su tendencia política, manifestó que "se sentía a su vez católico, comunista, anarquista, libertario, tradicionalista y monárquico". De hecho, nunca se afilió a ninguna de las facciones políticas, y jamás discriminó o se distanció de ninguno de sus amigos por una cuestión ideológica (tenía amigos falangistas, como el propio José Antonio Primo de Rivera). Además, no quería abandonar España porque decía que no se veía capaz de vivir en otro sitio. Sus palabras dejan claro que para él la política estaba por debajo de muchas otras cosas:

    Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política

 En todo caso, 16 de agosto Federico fue detenido, tras una denuncia anónima,  y durante dos días no se supo nada de él. Tampoco están claros todavía los detalles de lo que sucedió.Se tiene constancia de una declaración que el poeta Luis Rosales (ideológicamente afín al franquismo) había hecho al jefe provincial de Falange, intercediendo por Lorca en los días que precedieron a la detención, e incluso desde Londres, el por entonces presidente del Pen Club (y autor, entre otras obras, del relato que leímos hace poco, "El caso del difunto Mr. Elvesham") escribió una nota a las autoridades militares de Granada pidiendo tener noticias pronto de lo ocurrido con él cuando el poeta ya había sido detenido.,

Pero todo fue inútil. Su cuerpo fue encontrado días más tarde entre otros, al borde de un camino. No está claro si la ejecución se produjo en la madrugada del 17 o la del 18. En algún documento de la época se alude a un piquete de guardias con orden de fusilar a cuatro personas. Uno de ellos era Federico, que iba en pijama, y a quien mataron “en el campo de instrucción de las tropas, antes de llegar a la Fuente Grande, a la derecha de la carretera, según se va hacia Alfacar...”.

Buñuel en su libro de memorias "Mi último suspiro", cuenta que Lorca era una persona con un gran temor al dolor físico, y que cada vez que se acordaba de él, no podía evitar pensar qué habría sentido aquella noche, entre desconocidos, en aquel furgón en que lo llevaban para fusilarle.

Aquí tenéis el testimonio de Félix Grande sobre el asesinato de Lorca. Imposible escucharlo sin un nudo en la garganta:


Así pues, su muerte se produjo, por tanto, en  uno de los "paseos" frecuentes en la guerra civil, firmado por el gobernador civil de Granada, que estaba vinculado a la CEDA (Confederación española de Derechas Autónomas) y que era jefe provincial de la Falange Española, pero los verdaderos motivos singuen sin estar claros. La versión oficial es que fue ejecutado por su simpatía hacia el Frente Popular (confederación de partidos de izquierda que apoyaban a la República) y por su condición de homosexual, algo también prohibido e indamisible para la mentalidad de la época, especialmente en le bando franquista. aunque ya dijimos que era algo que él nunca reconoció.Otros dicen que el motivo pudo ser la animadversión de la derecha hacia el padre de Lorca, por ser un "cacique progresista".

Curiosamente, en el certificado de defunción extendido en 1940 por el Registro Civil de Granada, consta que Lorca murió como consecuencia de “heridas producidas por hecho de guerra”, y los investigadores señalan que Francisco Franco, cuando se le preguntaba por su muerte, prefería decir que Lorca murió en una riña de gitanos, y muchos de los que apoyaban al dictador se hciceron eco de lo publicado por un periodista francés en diciembre de 1956, diciendo que el poeta había muerto durante una riña de homosexuales. Tal vez  preferían dar esta versión y no asumir su fusilamiento,  porque incluso ellos sabían que era un asesinato injusto y terrible, como todos, pero  más vergonzoso por ser la víctima un poeta querido, respetado y admirado.

Serán los hispanistas ingleses, con Ian Gibson a la cabeza (aquí podéis ver una entrevista en la que habla sobre ello), los que abran la investigación sobre lo ocurrido en realidad, que ha sido objeto de libros, documentales, películas, canciones y series de televisión dentro y fuera de nuestras fronteras, lo que ha contribuido a hacer de Lorca un mito, algo que sería justo incluso sin una muerte tan trágica.

De su obra teatral y poética hablaremos con más calma en los próximos días (y en sus posts correspondientes). Mientras tanto, por si a alguien le interesa, os dejo con unos vídeos sobre la vida y la muerte de uno de los poetas españoles más grandes y  universales (curiosamente, a pesar de lo aparentemente localista y andaluz de su poesía) de todos los tiempos:


Esta es una recreación cinematográfica de la muerte de Lorca con el poema que le dedicó Antonio Machado, "El crimen fue en Granada", de fondo:



martes, 3 de julio de 2012

Nanas de la cebolla de Miguel Hernández

Nanas de la cebolla, de Miguel Hernández, una estremecedora canción de cuna.

Reseña biográfica
Miguel Hernández.
Poeta español nacido en Orihuela, Alicante, en 1910.
Hijo de campesinos, desempeñó entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por su amigo Ramón Sijé,
se inició en la poesía desde los veinte años; publicó su primer libro «Perito en lunas» en 1933 y posteriormente,
los sonetos agrupados en «El rayo que no cesa», marcaron la experiencia amorosa del poeta.
Durante la guerra civil militó muy activamente en el bando republicano como Comisario de Cultura, siendo encarcelado
y condenado a muerte al terminar el conflicto. Antes de morir, enfermo y detenido, publicó su última obra, «Cancionero
y romancero de ausencias».
Falleció en 1942. ©




El poeta canta a su hijo desde la cárcel
Luís Martínez González



La crítica literaria, tan amiga de encasillar a todo escritor, encuentra un serio problema con algunos de ellos, ya que su originalidad y el hecho de vivir a caballo entre dos épocas los hacen inclasificables. Y, si además, su muerte es prematura, resulta aún más difícil.
Foto de un retrato de Hernández



Esta circunstancia se hace muy patente en el caso de Miguel Hernández (Orihuela, 1910-1942). En efecto, si sus contemporáneos se sitúan con facilidad en la poesía de posguerra, debido a que la gran mayoría de sus composiciones aparecen tras la Guerra Civil –es el caso de la obra de Gabriel Celaya o de la de Blas de Otero, por ejemplo-, el poeta de Orihuela es casi inclasificable.

No puede incluírsele dentro de la Generación del 27, a pesar de que fue amigo de muchos de sus integrantes y recibió su influencia, pues es más joven y no participó en ninguno de sus actos comunes. Tampoco cabe situarlo dentro de la Generación del 36, ya que murió en 1942 y casi toda la obra de este grupo aparece después.

En consecuencia, nos quedaremos con que fue un lírico de talla extraordinaria y de absoluta originalidad y prescindiremos de clasificaciones simplificadoras que, en muchos casos, empobrecen la caracterización del escritor.


Poeta autodidacta, Hernández se inicia –tras los lógicos tanteos de principiante- con un libro extraordinario: Perito en lunas (1934), que se incluye dentro de la moda gongorina despertada por los integrantes de la Generación del 27. Pero en esta misma obra se hallan composiciones que permiten adivinar su poética de madurez.

Ésta se caracteriza –como sucede con Lorca- por una combinación armónica de lo culto y lo popular. Al igual que éste, sabe conjugar las técnicas más rigurosas con los contenidos más humanos, a veces envueltos en audaces y hermosas metáforas. Y, a medida que va alcanzando su madurez poética, sus creaciones van ganando en sencillez y hondura.

Buena muestra de ello es el libro Cancionero y romancero de ausencias, en el que se incluyen las estremecedoras Nanas de la cebolla. Compuestas desde la cárcel, el poeta canta a su hijo –nacido en 1939- tratando de sobreponerse a su adversidad, a su impotencia por no poder llevarle alimento, y de llevar la calma y la alegría al muchacho, pues su risa le hace libre.

Se trata de una composición verdaderamente conmovedora que sintetiza a la perfección la madurez poética de Miguel Hernández por su sencillez, precisión formal y enorme belleza. Cabe preguntarse hasta dónde habría llegado la altura lírica del poeta de Orihuela de no haber muerto tan pronto.

Podéis leer el poema aquí.
Nanas de la cebolla

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre su cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pones alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño;
nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.




Fuente: Web de la Fundación Miguel Hernández.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

JESUS SEPULVEDA

ENTREVISTA A JESÚS SEPÚLVEDA:
“LAS TRAMPAS DE LA FE Y DE LA IDEOLOGÍA SON UN ESPEJISMO”

Por Julián Gutiérrez
entrevista publicada el 11/09/2008 Fuente: www.critica.cl

Jesús Sepúlveda (Santiago, 1967), es uno de los poetas más importantes entre los que comienzan a escribir entre el período final de la dictadura y la transición a la democracia en Chile. Es profesor de castellano por la UMCE y Doctor en Filosofía. Actualmente enseña literatura en la Universidad de Oregon, Estados Unidos. Ha publicado: Lugar de origen (1987); Reinos del príncipe caído (1991); Hotel Marconi (1998), reeditado en 2006 por Cuarto Propio en versión bilingüe castellano-inglés y recientemente llevado al cine por PULSO FILMS; Escrivania (México, 2003); y Correo negro (Bs. Aires 2001, Santiago 2008), que acaba de ser reeditado por MAGO Editores. También es autor del ensayo ecolibertario El jardín de las peculiaridades, traducido al inglés, francés, portugués e italiano y coautor de la antología de ensayos Rebeldes y terrestres. Su obra ha sido publicada en diversas revistas y antologías chilenas y extranjeras. Fue fundador de la Revista "Piel de Leopardo" y codirector de la Revista "Helicóptero". En 1989 obtuvo la beca de la Fundación Pablo Neruda y en el año 2000 recibió el Primer Premio de Poesía de la revista argentina "Perro Negro".
Su poesía, nacida de la personal experiencia de vivir, expresa la sensibilidad profunda de quien ha asumido la existencia como una búsqueda radical de la libertad. En su obra, es el ser la caja de resonancia de una vida que vibra con intensidad errante y rebelde: poemas que, según José Emilio Pacheco, “se abren camino, dan / en el blanco, saben llegar / Hasta quien los merece y los hace suyos”.


He aquí algo de su pensar y de su sentir sobre el misterio de la poesía y de los espacios vitales en que ella ha transcurrido generosamente.

¿Cómo ocurrieron tus inicios literarios, en términos de ambiente, amistades e inquietudes?
-Comencé a escribir muy joven, influido quizás por lecturas precoces y la necesidad de comunicarme en un ambiente que carecía de espacios de libre expresión. Creo que en muchos casos la escritura surge cuando agentes externos sofocan la lengua en forma vertical, amordazando desde las esferas del poder hasta el ámbito familiar. Cuando cursaba la educación básica mi madre me aconsejaba no decir nada de lo que se hablara en casa para evitar represalias de carácter político. Crecí en un ambiente de censura y autocensura que hablaba un español truncado, lleno de eufemismos y rodeos alimentados por la jerga citadina de Santiago. Esto estimulaba, sin duda, la creatividad idiomática. En casa de mis padres además siempre hubo libros y gente que animara la conversación. Yo escuchaba y aprendía. La idea de convertirme en escritor surgió lentamente, como queriendo rescatar la vida del tiempo implacable que lo consume todo. Cuando conocí a mis pares conformamos una generación literaria de relevo que hizo de transición entre los autores del ochenta o generación N.N. y la generación X en narrativa y novísima en poesía. En 1985 formamos el taller Fines de Siglo que dirigió Camen Berenguer. Allí nos encontramos con Felipe Moya y Juan Pablo del Río, que más tarde organizó el Festival de los Corazones Duros en el Centro Cultural Mapocho. En esa lectura conocí a Víctor Hugo Díaz. A Gerardo Godoy, que ahora reside en Brasil, lo conocía desde antes del taller; lo mismo que a Álvaro Leiva, radicado en EE.UU.


¿Cómo catalogarías la época en que te correspondió irrumpir como escritor?
-Fue una época bella e intensa, porque además de tener el ímpetu de la adolescencia, recorríamos una ciudad que comenzaba a florecer. Después de años de toque de queda y enclaustramiento se abrían puntos en la ciudad donde uno podía reconocerse: calles, bares, barrios, amigos (el Festival Cultural del Barrio Bellavista, "Las Lanzas" en Plaza Ñuñoa, "El Castillo Francés" y el "Jaque Mate" en Plaza Italia, Matucana 19, la Feria del Libro del Parque Forestal, la Plaza Bogotá, etc.). Fue una época con mucha vitalidad porque escribir era abrir la realidad. Entonces leía a poetas conversacionalistas: Ginsberg, Parra, Cardenal, Teillier, Gonzalo Arango, Roque Dalton, Bertolt Brecht. Me interesaban la efectividad del discurso y la capacidad de ser directo en el mensaje. La transición cultural y simbólica que ocurre entre 1985 y 1990 se puede caracterizar por su necesidad de decir precisamente aquello que estaba oculto; de desenterrar los tabúes culturales; de exorcizar la rabia, la pena, el miedo; de hurgar con las palabras. Se vivía de noche afrontando la muerte. Se bebía de día encarnando la violencia. Se escribía entremedio con el rostro hinchado o terso como sábana de hotel. Una noche en casa de mi hermano conocí a Guillermo Valenzuela; otra a Sergio Parra. Con Malú Urriola nos topamos en el taller Horizón Carré en 1986. Lentamente fuimos entablando diálogos que a veces parecían soliloquios de sordos. Así todos seguimos nuestros propios caminos sin enarbolar voluntades de grupo. Cuando los novísimos nos acusan de ser bárbaros, tienen razón: éramos bárbaros. Una noche chocamos contra una sucursal bancaria en pleno Paseo Ahumada con Huérfanos a la 1:00 de la mañana. Alberto Correa, editor de mi primer libro de poemas "Lugar de origen", iba al volante. Volábamos, literalmente, en un citroen visa de color rojo que pertenecía a Ada, mi pareja de entonces. Además de Ada, Correa y yo, iban con nosotros Carmen Berenguer, Guillermo Valenzuela y Pedro Lemebel. Nos rodearon inmediatamente cinco radiopatrullas, que al rato nos dejaron salir en una grúa mientras una cuca de la época nos escoltaba a un taller mecánico de turno. Nunca supe exactamente cómo libramos. Otra noche la policía me sacó del pelo de un boliche en Bellavista mientras una veintena de comensales –entre los que figuraban Nemesio Antúnez, Mauricio Redolés, José María Memet, Carolina Jerez y otros- rompía el local en solidaridad conmigo. A pesar de haber sentido una sensación de orfandad literaria y cultural -había malas bibliotecas, pocos medios, una crítica monolítica y poca diversidad- establecimos nexos con la generación inmediatamente mayor a la nuestra. Por ejemplo, mis primeros poemas aparecieron en revistas como "Al Margen", que editaban Diamela Eltit, Carmen Berenguer, Gonzalo Muñoz y Manuel Eduardo Pertier, o "Tantalia", que publicaban en Concepción Alexis Figueroa, Tomás Harris, Carlos Decap e Italo Nocetti. Juan Cameron, que trabajaba en una antología que José Paredes iba a publicar bajo el sello Ediciones Sin Fronteras, escribió un preclaro prólogo que situaba a nuestra promoción con precisión poética. El libro nunca se imprimió. Talvez si se hubiera impreso nuestra generación habría tenido un cuerpo grupal más visible, aunque luego la transición política post 1990 enterrara casi todo lo ocurrido durante esos cinco años previos a su autoinstalación en el poder. Para gobernar tenía que apaciguar; y para apaciguar debía borrar: tarjar la memoria, tal como lo subraya el gesto alegórico y paródico de auto-aniquilación que se autoimpone J. L. Martínez. En 1990 se publicó, no obstante, una antología de los dos primeros talleres de la Fundación Neruda (1988 y 1989) que incluía a muchos autores de nuestra generación. En ese mismo año Valeria Valenzuela, radicada ahora en Brasil, y Luis Wigdorsky, realizaron el video "Lugar de origen". Pero no fue sino hasta 1992 que Luis Ernesto Cárcamo y Óscar Galindo fueran de Valdivia a Santiago para publicar la antología "Ciudad Poética Post" en un intento de conformar un primer cuerpo poético generacional. Las cartas, sin embargo, ya estaban echadas. Nuestra generación fue desde sus inicios una promoción gestual, una tribu más que una maquinaria de producción de consensos literarios.

¿Qué autores influyeron en tu trabajo de aquel entonces en términos de propuestas?
-Una vez el poeta español Juan Carlos Mestre nos preguntó a A. Leiva, G. Valenzuela y a mí en una de las tantas Jornadas Culturales de Tomé que en qué discurso poético nos amparábamos. Yo creo que nos amparábamos en el discurso de la experiencia más que en una escuela o corriente específica. Leíamos a Kerouac y escuchábamos rock. Bebíamos a destajo y caminábamos. En diciembre de 1987 Víctor Hugo Díaz, Guillermo Valenzuela, Álvaro Leiva -que hizo una lectura de adelanto- y yo lanzamos nuestros primeros libros presentados por Raúl Zurita, Carmen Berenguer y Jaime Lizama en un Goethe Intitut repleto. Para mí esa lectura fue la instalación de la Generación del 87, aunque claro, este juicio peca de arbitrariedad. Cuando se consolida la transición política -rearticulando la burocracia del Estado- y ese rico mundo literario y bullicioso se enfrenta al descampado crítico, apareció la revista "Piel de Leopardo". Nuestro móvil era remecer el tinglado del consenso que apagó la conciencia crítica post dictadura. Tal descampado tenía obviamente excepciones y Jaime Valdivieso era una de ellas. J. Lizama era otra. Creo que muchas de mis inquietudes literarias de aquel entonces fueron tomando forma a través de los contenidos de "Piel de Leopardo". Más que una revista se me ocurre que fue una barcaza en la que navegamos sin rumbo fijo, a la deriva y explorando. Allí escribí sobre Mafhud Massis y Rodrigo Lira, entrevisté a Álvaro Ruiz y a Claudio Giaconi. Publicamos un especial sobre los De Rokha, entrevistamos a Gonzalo Millán y, en una hostería de Puerto Varas, Francisco Véjar grabó una conversación con Gonzalo Rojas. También publicamos traducciones: Baudelaire, Pound, Plath, Brautigan. Paralelamente, yo estudiaba en la Universidad Metropolitana (ex Pedagógico), donde leía el canon literario hispanoamericano y peninsular y estudiaba a los autores clásicos. Poco a poco fui conociendo también a escritores de otras regiones con quienes todavía mantengo contacto: Yanko González, Jaime Retamales, Marcelo Novoa, Egor Mardones. En Buenos Aires leí a Apollinaire, Bukowski y Dylan Thomas. Además conocí a J. Lagos Nilsson. Cabe decir que en 1989 la diferencia entre ambas ciudades era tremenda. Una, la capital argentina, simulaba la luz al final del túnel, tanto por su diversidad cultural como por sus amplias librerías. La otra, capital de Chile, era el túnel donde había reinado la oscuridad.


¿Cómo definirías tu intención poética o escritural?
-La experiencia para mí es fundamental. Y esto quiere decir que escribo a partir de mi vida. O sea, soy un escritor personal. Veo en cada libro que he escrito un periplo que define un ciclo. No me propongo nada a priori, ni planifico ni diseño. O planifico para desplanificar, dejando luego que la intuición guíe el sendero a seguir. En tal sentido, no soy un escritor programático. No tengo proyectos. Escribo en la medida que la vida aflora. Pero mi vida es también mi poesía. Siempre soy el poema que estoy escribiendo o que escribiré. Así me voy sanando y liberando y, de paso, expando mi conciencia. Cada libro es un ciclo que cuando se cierra me lanza en una nueva dirección, con un nuevo ritmo vital, un nuevo barrio, un nuevo país, nuevas culturas y nuevas lecturas. A veces también hay nuevos idiomas. Tengo la sensación que hace tiempo ando de viaje, lo que me fuerza a mantenerme en movimiento y a no claudicar frente a una retórica lograda. Por eso en cada libro me subvierto, dejo de ser el que era para seguir siendo yo mismo; transmuto y no repito los pasos dados ni menos los poemas ya escritos. Cada ciclo tiene por cierto una anécdota, una circunstancia y un contexto: de allí brota la atmósfera que habita el cuerpo del poeta. Del barrio me fui al mundo y de la ciudad al bosque, de la política al chamanismo y del alcohol a la ayahuasca. Y aunque no me refiera al contexto per se, lo valoro porque su capacidad de galvanizar emociones que más tarde estarán contenidas en el poema es ilimitada. El riesgo es alejarse de las cuerdas resonantes que lo constituyen a uno. La autenticidad, en tal sentido, es lo único que nunca hay que perder porque sin ella es imposible escribir un poema con espíritu.


¿Qué factores consideras determinantes en el proceso creativo?
-El proceso creativo es un acto de flexibilidad. Aunque se tense la cuerda neurótica del ser, la poiêsis no fluye sin flexibilizar el cuerpo y la mente. Por eso yo dejo que broten las palabras mientras espero capturarlas en cualquier momento: en una servilleta, en la memoria, en un cuaderno. Los poemas me nacen, aunque también a veces los invoque. En todo caso, las palabras revolotean en forma orgánica como mariposas en un jardín. Vuelan. Obviamente, yo transcribo, corrijo y pulo, pero eso es parte del oficio. Lo único cierto -creo- es la emoción porque se siente con el cuerpo. La razón es una ilusión que nos hace creer en nuestras múltiples interpretaciones de la realidad. Las trampas de la fe y de la ideología son un espejismo. Los intentos de la voluntad, por otro lado, adquieren forma en el poema impredecible. La voluntad así como la imaginación son fuerzas mágicas. Como te podrás imaginar tengo varias carpetas con bosquejos de libros que nunca voy a publicar. Esos son para mí viles ejercicios literarios, fundamentales –en todo caso- para domar la lengua. No hay nada determinante en el proceso creativo. La poesía exige, sin embargo, incondicionalidad: ser poeta toda la vida. Por cierto, un animal literario debe leer. Traducir también agudiza el genio verbal. Los malabaristas de palabras que no se arriesgan no experimentan, y quien no tiene música en el cuerpo es un ser desgraciado. El único factor válido es vivir cada día como si fuera el último poema que uno fuera a escribir.


¿Qué criterios usas para identificar un buen poema?
-Lo bueno de tus preguntas es que me provocan un rechazo a hacer teoría literaria. Prefiero divagar, ser impreciso. ¿Qué es un buen poema? ¿Un poema redondo, que pegue bien en la memoria y tenga ritmo? ¿Un poema pícaro que abra por primera vez una ventana que permanecía cerrada? ¿Un poema sin retórica para que no aburra y se deje leer más de dos veces? ¿Un poema con versos fosforescentes, luminarias, tardes de amor, ocasos prendidos? ¿Un poema perfecto? ¿Un poema que no explique, que deje salir el pensamiento desbocado y la imaginación salvaje? ¿Un poema que me ofrezca una imagen concreta y que no pase por inteligente un galimatías abstracto? ¿Un poema que uno sienta, que guste o que nos haga llorar? ¿Qué criterios usas tú para identificar el misterio?


¿En qué proyecto literario estás trabajando actualmente?
-Me habría gustado haberte respondido esta entrevista con mayor celeridad pero precisamente he estado culminando en forma febril mi sexto poemario. Seis años me demoré en escribirlo y ya siento su vacío en la zona del vientre. Lo comencé a escribir cuando vivía en México y lo ideé en un viaje que hice a Sri Lanka luego de haberme quedado anclado en el aeropuerto de Bangkok. En rigor es un grimorio. Pero también es un viaje psíquico y terrenal. En él se mezclan visiones psicotrópicas y errabundajes varios: Estados Unidos, Centroamérica y América del Sur. También preparo un texto sobre chamanismo. Sin embargo, a diferencia del ensayo -género que también cultivo con fruición- creo que la poesía tiene un sentido orgánico porque crece de modo invisible como micelio en el bosque y emerge espontáneamente a pesar de uno. Cuando eso ocurre estamos frente a un milagro.



MUESTRA: DOS POEMAS
UTOPÍA
Figúrate que te despojan
te dejan sin nada
desnudo contra la primavera

Figúrate que te ríes
y abandonas el trabajo el domo la nada
y descansas frente a la primavera

Figúrate que te olvidas
y desaprendes todo tu entrenamiento
que anadeas como pato entremedio del huerto

Figúrate que no hay raza rencor remedio religión
ni estado
que los cristales que te separan del arte se trizan y borran lentamente

Fíjate bien en lo que digo

Figúrate que pierdes el miedo la lengua la anorexia
que se acaban las armas el tedio la bulimia
y abrazas a tu pareja
que recoges el alimento de los árboles
y cosechas el cultivo
que te mantiene sano todo el invierno

Figúrate ser libre
sin número ni fronteras ni archivos
que te despojan del peso y brotan tus ojos
que abandonas el trabajo el domo la nada
que desaprendes tu nombre
y descansas tranquilo en medio del huerto

YAGÉ
para Álvaro Leiva
Somos cristales
¿Qué somos?

Perlas enlodadas que limpian la mente
Residuo turbio del pedregal

Perlas pedregosas que palpitan
Turbulento río que entra por la boca
y sale del cuerpo

La serpiente alba es una estela en penumbra
Siluetas de troncos y ramas en movimiento

Al fondo las raíces acuáticas
rozan con sus vellos el vuelo de gusanos rectos
lanzados como flechas desde la oscuridad

Culebrillas verdes y moradas

La cuerda cobriza del cerebro
se suelta como caja de música en silencio

Perlas sin habla cuyos tímpanos nítidos
oyen el sibilante zumbido de las flechas

¿Qué somos?

¿Una luz inyectable que encandila
un brinco fugaz visto de reojo
la bolsa líquida donde balancearse
y estirar los dedos?

¿O párpados abiertos que se vuelven a cerrar?

Ver el tiempo como espejo infinito repetido en otro
La misma imagen
cúbicamente recortada por todos sus costados

Beberse un río
con fango e insectos

Saltar del túnel al valle de las cosas claras
donde brotan perlas con pupila
Luz matinal

La aparición de la corteza como lomo de lagarto
El flujo incesante que contiene el pensamiento

¿Qué somos?

Una cristalería de lujo que hay que limpiar


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lunes, 20 de octubre de 2008

Tomás Harris - Poeta de Chile

Harris, Tomás (1953)

Nacido en La Serena en junio de 1953. En 1982 se titula como profesor de Castellano en la Universidad de Concepción, labor que ejerce en distintas universidades del país. Actualmente se desempeña como investigador en el Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional. Ha obtenido diversos premios por su obra: en 1993 se le otorga el Premio Municipal de Poesía por Cipango y el Premio del Consejo del Libro y la Lectura por Los 7 náufragos. En 1995 recibe el Premio Pablo Neruda y el 1996 el Casa de las Américas por Crónicas Maravillosas. También participa como compilador en la antología Veinticinco años de poesía chilena (1970 – 1995) junto a Lila y Teresa Calderón.

Su poesía es bastante particular, sobre todo si se la compara con el resto de su generación, en tanto la crítica lo ha definido como ‘externo’ o ‘ajeno’ a los denominados grupos ‘neovanguardistas’ (CADA, J.L. Martínez, etc.) que dominan el escenario poético de los años 70. Como lo ha señalado tanto el mismo autor como la crítica, parte importante de su obra corresponde a un proyecto estructurado a través de los mitos clásicos (principalmente griegos). Dicho proyecto comienza con Cipango, para luego continuar con Los 7 náufragos, luego Crónicas maravillosas y finalizar en Itaca y Encuentro con hombres oscuros. La obra de Harris combina la experimentación con la tradición, en especial por la continua referencia a los cronistas de Indias, como sucede en Cipango, quizá su obra más reconocida por la crítica.

Compuesta por tres volúmenes, en esta obra se pueden apreciar las principales características de la poesía del autor, quien utiliza la idea de la escritura como una bitácora de viaje. Se trata de una poesía narrativa, que utiliza múltiples imágenes, metáforas e intertextualidades para remitirse a un mismo lugar que representaría la zona de origen (en este caso, Concepción), a través de una evocación permanente de los lugares lúgubres y solitarios de la urbe. La poesía de Harris es una poesía de tonos fuertes, en tanto su intención es poner al lector en estado de alerta, molestarlo, y desde esta perspectiva acude a múltiples autores que trabajaron la figura del límite entre lo horroroso y lo bello, así como la trasposición de los límites sociales permitidos, como Baudelaire, Rimbaud, Poe, Lautréamont, Ginsberg y Lowry.

Bibliografía
Poesía
- Diario de navegación. Concepción, Sur, 1986
- El último viaje. Concepción, Sur, 1987
- Cipango. Santiago, Documentas, 1992
- Los siete náufragos, Santiago, RIL Editores, 1995
- Crónicas maravillosas. La Habana, Casa de las Américas, 1996
- Encuentro con hombres oscuros. Santiago, RIL Editores, 2001

Cuentos
- Historia personal del miedo. Santiago, Planeta, 1994

Antología
Veinticinco años de poesía chilena (1970 – 1995) / compiladores Teresa Calderón, Lila Calderón y Tomás Harris. Santiago, Fondo de Cultura Económica, 1996.

Referencias
- Grinor Rojo: "Tomás Harris o de la fiebre de oro en Orompello" Prólogo a Cipango. Santiago, Fondo de Cultura Económica, 1996. 11 – 21
- http://www.librodenotas.com/poeticas/Archivos/001836.html#001836

viernes, 5 de septiembre de 2008

Una poética irreverente- Alejandro Ananías Saavedra -Chile


HEIDEGGER, SARTRE, NIETSZCHE, Y EL DIARIO DE ANA
FRANK


Abrieron la puerta al superhombre
a la supremacía aria
Había que ordenar las castas,
purificar la sangre,
filosofía existencialista que
Sartre y Camus transformaron
en literatura, a pesar de todo,
abrieron la puerta, efectivamente,
las botas y las suásticas
respiraron el aire rancio
de “ la casa de atrás “
Tomaron prisioneros
pero la palabra escrita
se salvó de la hoguera gaseosa
se salvó del existencialismo ario
se salvó de un eterno holocausto


EL SOCIALISMO RENOVADO Y ALTAMIRANO

Quería cambiar las injustas
estructuras de la burguesía
quería más pan más trabajo
para su pueblo explotado
quería más revolución para
su país oligárquico
bastaron unos cuantos años
en la cómoda París
para darse vuelta la chaqueta
Usted sabe, esa chaqueta
comprada en Lafayette
de lana inglesa y algodón egipcio


EL CUERPO CONSULAR CRIOLLO Y LAS VIVIENDAS
SOCIALES

Qué hacen estos tipos, me pregunto,
qué trabajo realizan para
merecer semejante status
No faltan a los eventos sociales
ni a la temporada de ski
A quién le sirve un cónsul
de Ecuador en Chillán?
A quién le sirve un cónsul
de Portugal en Osorno?
Privilegios otorgados con el dedo
y una que otra beneficencia
para parchar la techumbre
de las viviendas sociales


LOS LANZAMIENTOS LITERARIOS EN MADRID Y EL MOTE
CON HUESILLO DEL CLUB HIPICO

Zurita, Rojas y Fuguet están invitados al lanzamiento del libro de
Vargas Llosa en Madrid. Aprovechan de embalar unas carpetas
con enormes currículum, con enormes trofeos. Van a recorrer
Europa aparentando lobby por el Nóbel para su colega Parra, (una
vez más). Rivera, Bertoni y Uribe se quedan abajo del avión.
Muertos de la risa, se van a la puerta del Club Hípico a tomarse
un mote con huesillo.


EL PRESUPUESTO DE DEFENSA NORTEAMERICANO Y LOS
SUPER 8 QUE VENDE LA SRA. ANITA EN LA ESQUINA DE
COLO COLO CON OHIGGINS

La máquina produciendo balas
la máquina produciendo dinero
el presupuesto en defensa
activa la economía norteamericana
La General Dynamics construye
más aviones y satélites
Sudamérica compra la tecnología anglosajona
vende los bosques, los mares, las montañas,
entonces Chile crece económicamente
y don Juanito puede al fin
encontrar trabajo
feliz, todas las tardes, cuando
vuelve al hogar,
optimista le
compra a la sra. Anita tres súper 8
para sus hijos que esperan en casa
viendo televisión en el aparato japonés
que el dueño de casa se apresuró
a comprar apenas fue contratado
por su parte, la sra. Anita ha tenido
que redoblar su stock de chocolates
y súper 8 desde que Bush
decidiera invadir Irak


LA DESOBEDIENCIA CIVIL DEL PUEBLO Y LA ALEGRIA QUE
YA VIENE

Se llenaron de esperanza
pero no de cualquiera
lo hicieron con aquella
que les quitaba la náusea
de folclore con chupalla
de macroeconomía importada
de cielo verde oliva
fueron rebeldes con el titiritero
mandaron a la punta del cerro
a varios marionetas boys
Cayó el tambor mayor
llegaron los colores del arco iris
ahora escuchan zampoñas y quenas
( para distraerse y sentir nostalgia, dicen ellos )
pero la macroeconomía se quedó
instalada en los bolsillos
de los vendedores de alegría
ahora sigue la náusea
son otras las marionetas
pero ya no hay titiritero
a quien culpar por tanto vómito


LOS JOVENES IDEALISTAS Y EL LLAMADO PUEBLO DE
CHILE

Se tomaron todas las escuelas
las calles, las industrias
saludaban a Fidel y
abrazaban al Che,
mucha consecuencia
hay que decirlo,
sin necesidad de pañuelos que
ocultasen los rostros idealistas
treinta años mas tarde
ellos comandan grandes gerencias
encabezan directorios de
aquellas mismas industrias
cambiaron éstos jovencitos
los ideales por abultados sueldos
cambiaron éstos jóvenes
los ideales por cómodos sillones
donde ahora observan el
mundo a través del noticiero de las 9


“quién no es revolucionario
a los 20 es un canalla y quien
no es un conservador a los 40
es un huevón”
Radomiro Tomic


Comentario de solapa del libro Mitología subterránea

por Hector Hernández Montecinos-Director de Ediciones Mantra de Chile



Mitología subterránea de Alejandro Ananías viene a ser una obra poética que renueva el sentido de lo social o lo político, pues no sólo es el intermezzo entre ambas sino que además le agrega el gesto de una mirada desconcertada y llena de una angustia colectiva que responde a preguntas históricas que las maquinarias de manipulación jamás querrían haber escuchado.

En un momento en que la poesía ha sido destinada a las catacumbas del mercado y a su pauperización por las políticas culturales es que adquiere el matiz nuevamente de un “aullido” que problematiza la noción de contingencia, pero que al mismo tiempo, hace un enroque con lo que podríamos entender como ciudadanía, o el derecho a serlo el día de hoy.

Si una palabra pudiera acercarnos a la construcción de estos textos, sería lo “civil”. Es decir, estamos ante una poesía civil, sin duda, en la cual el hablante no sólo es testigo atónito de una historia que ve desangrarse sino que además enjuicia y denuncia el porvenir de lo pasado, el silencio del presente y lo pretérito que nos puede resultar el mañana.

La austeridad formal del libro es un gesto casi de humildad ante la potencia de una voz que no teme llamar por sus nombres a quienes ha decidido apuntar con el dedo. Es por esto que Mitología subterránea es una de esas obras que no reculan en su decir y que llenan a la palabra poética no sólo de una extrañeza en el propio lenguaje sino que también de un sentido de advertencia a no permitir todo lo que ha sucedido o sucederá.






Derechos reservados del autor
Ananías, Alejandro
Mitología subterránea [texto impreso] – 1ª edición – Santiago,
Chile: MANTRA Editorial, 2008.
106 páginas: 13 x 20 cm. – (Colección bajo el arcoiris de fuego)
RPI 170.912
ISBN 978-956-8603-05-2
1. Poesía chilena 2. Alejandro Ananías

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