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jueves, 30 de junio de 2016

La inocencia de Isabel Allende Carlos Franz

La inocencia de Isabel Allende / por Carlos Franz
Indice







«Chile maltrata a su gente. Gabriela Mistral pasó casi toda su vida afuera, Pablo Neruda gran parte de ella, José Donoso también. Tantos chilenos que han tenido que irse, porque aquí te aplastan». Quejas recientes de Isabel Allende. Ahora ya no es el establishment literario nacional el que la ningunea, sino Chile, el país, tal como antes habría hecho con esos maestros. Me parece una exageración más en esta polémica exagerada. Yo he visto a Isabel Allende aclamada por masas de lectores en las orillas del Mapocho. Que además quiera que la vitoreen los escritores exquisitos -y se compare con esas ligas mayores que menciona- me parece un rasgo de inocencia suya. Una inocencia que es precisamente parte del encanto masivo de sus libros (más sobre esto, luego).
Por mi parte, no tengo inconveniente en que Isabel Allende escriba harto, venda mucho, y millones de lectoras de edad mediana lagrimeen sobre las páginas de su libro anual. Es más, me parece interesante que una de las escritoras de best sellers más importante del mundo sea originaria de esta provincia «en la región antártica famosa». Hasta será bueno para los mismos escritores que la desprecian. De vez en cuando se producirán equívocos y un editor japonés publicará a una autora chilena nueva, simplemente porque tiene en el catálogo a «esa otra chilena que vende tanto». Sospecho que ya ha ocurrido.
Más seriamente, si vamos a bogar por la diversidad cultural no debiéramos reclamar una excepción para la producción literaria. Es legítimo que haya escritoras de best sellers y de novelas rosa, así como es perfectamente adecuado que existan escritores de novelas policiales o de aventuras. Es legítimo -e inevitable- que las librerías tengan una gran sección de superventas y otra -mucho más chica- para el gusto de los preciosos. Escupir sobre la primera huele a esnobismo cultural. Y a inseguridad. Escritores verdaderamente de élite y potentes, como Borges -que se nombró en esta polémica-, supieron que ese esnobismo es estéril, que la pulp fiction, los subgéneros como el policial, o las milongas sentimentales, que a él le fascinaban, pueden alimentar a la alta cultura, y en todo caso no le hacen daño. Tampoco Cervantes le temía a los best sellers. Al contrario, el Quijote, entre otras cosas espléndidas, es una parodia graciosa del género superventas del siglo XVI que eran las novelas de caballerías. Y el propio Quijote fue tan superventas que hasta lo piratearon y lo plagiaron. Lo único a reclamar, por supuesto, es que los autores supervendidos nos dejen leer a Borges o a Cervantes, si lo preferimos (y no los consignen al olvido como ha hecho, espero que en un momento de ofuscación, Isabel Allende).
El asunto interesante en esta polémica ha sido más bien proferido que discutido: los méritos literarios de nuestra supervendida. Isabel Allende no es Neruda, ni Mistral, ni Donoso -como parece recomendarse en su última queja, ella. Pero tampoco es una simple plagiaria como vociferan algunos en nuestra ínsula. Es una escritora de lectura fácil -y no es tan fácil ser fácil-, dotada de una mirada sentimental, pero aguda, y un raro sentido común, que bordea peligrosamente el lugar común. Habilidades que le aseguran su comunicación con millones de lectores que ni amarrados leerían, digamos, a Donoso, por mucho que nos pese a sus adeptos. ¿Es tan malo eso? ¿Le quita lectores a Donoso, la lectura de Allende? ¿No será más bien al revés: que quien fue seducido fácilmente por los Espíritus de Allende, puede que mañana desee el complejo Obsceno Pájaro de Donoso?
Por mi parte, y aunque algunos mandarines de nuestras letras rechinen los dientes, creo que su primera novela, La casa de los espíritus, es bastante interesante. Es más, la he releído y encontré que la historia ha envejecido bien, que incluso ha crecido. Es ágil, ingeniosa, tiene humor -cosa rarísima en nuestro embravecido parnaso latinoamericano-, andan sueltas por ella frases y personajes memorables.
Pero sí, La casa de los espíritus es deudora de García Márquez y sus Cien años de soledad, en un grado tan superlativo que casi sugiere candidez, inocencia. ¡Mire que ponerle a una de sus protagonistas Rosa la bella, cuando el personaje de García Márquez se llama Remedios la bella! ¿O quizás esa inocencia disfraza una astucia? Me consta que en Cambridge, Inglaterra, severos catedráticos enseñan esta novela como un ejercicio paródico de García Márquez. Parodia o no, el peligro estético de La Casa... es el melodrama, que nunca anda lejos de sus puertas, y su peligro ideológico es la demagogia, que se le cuela por la chimenea. Pero esos son los riesgos de los géneros populares, democráticos. Mientras el riesgo inverso, como lo advirtió Neruda -que definitivamente no era un inocente-, es el de los modales aristocráticos: el que huye del mal gusto puede caer en el hielo.
Todas estas cosas irán encontrando su sitio con el tiempo. Hasta Isabel Allende encontrará su lugar -grande o pequeño- en el triste Panteón de las Letras Nacionales del que hoy la expulsan. Que no se ofusque, entonces, que no se pelee por el beso de Judas de la literatura chilena, que no pierda su inocencia. Las medallas y los premios, el reconocimiento de las letras mapochinas, tiene sus precios, hay que corear amenes, y hacer genuflexiones, atacar a los previstos y palmear a los debidos. Todo para terminar como nombre de liceo. Y tal vez no valga la pena. ¿Para qué apurar a la posteridad? ¿Quién le dice si a la vuelta de las décadas, sus libros, que hoy los obispos del gusto reputan malos, pasan a leerse de otro modo, como le ocurrió, digamos, a Dickens, que fue considerado un autor populachero por los exquisitos de su tiempo y hoy es casi un clásico? Nada sabemos del futuro, excepto que su gusto tampoco será infalible.

viernes, 11 de marzo de 2016

COMENTARIO CRÍTICO La anatomía y la sombra: a propósito de la poesía de Consuelo Martínez.


Marcelo Garrido Monroy
Dr. en Literatura Latinoamericana

Publicado en Proyecto Kallfü - Literatura y Humanidades
Región de la Araucanía, Temuco. Chile.


0.- Consuelo Martínez Astorga ha publicado dos libros de poesía en la sureña ciudad de Temuco:
La sombra del pájaro (Auto-ediciones Rodríguez, 2012) y Curso de Anatomía (Kallfü Ediciones, 2015). Temuco es una ciudad talismánica (permítaseme el adjetivo raro), enclave urbano clave para el surgimiento del Chile “moderno”: en su derredor se llevó a cabo el proceso brutal de la pacificación del pueblo mapuche; en su cercanía se sigue viviendo la atávica violencia occidental… Talismánica ciudad; en su humedad se reunieron en los años 20 del siglo XX los poetas mayores de esta tierra gravosa: el delgado adolescente Nefalí Reyes, joven-poeta oscuro y Gabriela Mistral, la alta maestra-poeta, de paso, como siempre, por el mundo. Consuelo está siendo, con su poesía, una materialización, una encarnación de esos dos linajes humanos: joven poeta de Temuco y maestra de lenguaje.

1.- En su primer libro, en realidad un poema de largo aliento, hecho de fragmentos, bellamente dispuestos, discurre la poeta sobre los atributos de la sombra y la levedad. Una poética del vuelo en el que cifra con acierto el asunto difícil de la permanencia y las apariciones. Decía yo entonces, a propósito de su poema: “[…] mediante los enigmas del doble y la sombra, el poema expone la antigua tragedia, siempre viva, de este encuentro transfigurador, en el que se gana en sombra lo que se pierde en presencia. El poeta es el gran ausente de sí mismo.” El poeta se fuga de los lastres del yo para hablar desde la sombra. No por impostura cobarde, ciertamente, sino que por una renuncia, que tiene que ver más bien que un desollamiento que con la huida: “la poesía de Consuelo (bascula) entre el deseo liberador del aire, del viento, del vuelo y la negación de este deseo, es decir, del hostigamiento de la materia y su abrazo terrible. Es por esto que el poema se funda en lo que bien pudiéramos llamar la poética de las aves la poética del vuelo.” Con esto quiero decir que, entregado al vuelo al pájaro le queda y le grava la carne escasa y los huesos huecos. La imagen es bella: el ave al vuelo y la del poeta a la caza de la sombra.

2.-Su segundo libro, Curso de anatomía, impresiona todavía más por la expresión breve. La brevedad es velocidad. Y en esta su segunda poesía se ve así, velozmente las formas de lo vivo y su caducidad exasperante. La marcha acompasada del corazón es ya un poema, el ritmo del poema del cuerpo: brevedad epigramática mortal de la carne.

Lo hice: he muerto. Mis labios yacen todavía
ardientes y una levedad profunda me dice que el
sueño se terminó y que mi cuerpo ha regresado
al infinito
(“regreso” de Curso de Anatomía)

3.- El poeta recupera para nosotros el mundo a partir del roce erótico con su cuerpo. Es cierto que ese roce no siempre es placentero, es cierto que de tanto en vez se prefiere la distancia y el ensimismamiento, pero habrá que considerar que esa ruta es estéril o bien conduce a un silencio huero y habrá que considerar entonces la rabiosa restriega amorosa con el mundo. Este eros parte con el reconocimiento del cuerpo propio, es decir, con un cuerpo, salvado para ese amor con las cosas, para que la voz sea y con la voz, las palabras en las que el otro se cita conmigo. Entonces si es así, yo entiendo la conspiración de esta poesía; el cuerpo como conspiración, que me parece viene a ser el último hallazgo de la joven poesía de Consuelo Martínez.


miércoles, 9 de marzo de 2016

WABI SABI DE MIRIAM LEIVA - Poeta de Concepción -Chile


por Rossana Arellano Guirao
“Ahora pende de un hilo/
y el techo gotea un desconsuelo silencioso/
que la vuelve paraguas
para quien levite llena de lágrimas”



El saber, aquel acercamiento entre la lógica de la existencia y el modo del pensamiento
que se plasma como canción es “poesía”.

Abrirse al camino desde el  “yo” introspectivo, aquel que alcanza su propio manantial de la expresión, en momentos de dolor y también de alegría. Y aloja la retina, en las calamidades, sin dejar de apreciar el florecimiento de una flor.

Retornar a la vida sin ostentación ni fanatismo, alcanzar la oración de la fe y ser capaz de emigrar de sí mismo.

Ser capaz de desplazar los miedos con una claridad de conciencia en unificación del “yo” y el entorno, es despertar, sin histeria, en lo puro, aquello que no tiene ánimo de compararse a nada y permanece en su estado de belleza única, imperfecta y perfecta, tal como se halla, aunque todo en un momento fuese incertidumbre. Desasosiego en lo que se está asimilando como parte del proceso de crecimiento espiritual, es el Ascenso, que me parece maravilloso aunque sí muy doloroso.                                                                                

Ser capaz de desplazar los miedos con una claridad de conciencia en unificación del “yo” y el entorno, es despertar, sin histeria, en lo puro, aquello que no tiene ánimo de compararse a nada y permanece en su estado de belleza única, imperfecta y perfecta, tal como se halla, aunque todo en un momento fuese incertidumbre, en lo que se está asimilando como parte del proceso de crecimiento espiritual, en el Ascenso.

No existen falsas visiones en quien alcanza sabiduría.

La autora de Wabi Sabi, nos hace entrega de un regalo maravilloso: Su espiritualidad, a través de sus poemas caminamos junto a ella en el aprendizaje y la enseñanza, cada verso contiene un movimiento pleno de magia y diversidad como un llamado en misión. Se advierte gran manifiesto de esperanza y consuelo, las figuras poéticas son claras y trascienden de manera sagrada a lo profundo.

Destaca claridad de palabra,  la semilla cuidada de aquel poeta que no busca ser leyenda, aunque se sabe en un púlpito de conocimiento verdadero y auténtica sabiduría.


sábado, 5 de marzo de 2016

Amanda Iturra y los espacios resquebrajados



Por Diego Aravena Inostroza

Con un lenguaje sencillo, escueto pero contundente, Amanda Iturra habla en sus poemas de un sur indeterminado en donde la humedad y la nostalgia marcan presencia. Pareciera que ha llovido hace poco y en el cemento aún se está escurriendo el agua. Nos muestra imágenes concretas, un paisaje determinado, un pequeño grupo de personas significativas, familiares o amistades, evocadas sin idealismo, tan solo con un soplo de laconismo que penetra por la veracidad con que se lee. Sus versos son directos y claros, diáfanos y cargados de significado, lo que resulta especialmente llamativo cuando habla precisamente del sinsentido del presente, del ahora, de la geografía endurecida por lo que nos rodea.


Pareciera que los textos de Amanda están sumergidos en una suerte de desfallecimiento sin drama, ubicados en el anverso de la fuerza. Sus escritos hablan de la suavidad del vacío, del desaliento por el amor idealizado, los tiempos mágicos de la infancia o la memoria lentamente tiñéndose de una perfección minimalista y traslúcida. La añoranza no es propiamente tal, es más sutil, como escondida detrás de objetos o situaciones comunes, pragmáticas y que fácilmente podrían confundirse con insignificantes. Contemplar una ventana, arrojarle migas de pan a un perro que ya no está, juntar dinero para reparar el piso de la casa, son líneas que perfilan una profundidad mucho mayor e inquietante: la pérdida del propósito del futuro y el resquebrajamiento de la certeza. El extravío del refugio y su reemplazo por un espacio húmedo, frágil y sureño, representado en la pintura descascarada del pasado y lo intangible que nos llama sin decirnos qué es, pero que alguna vez cuando niños vislumbramos.

lunes, 26 de enero de 2015

Travesía Azul

Travesía Azul
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 
        
                                     
“Pensar alto, sentir hondo, hablar claro” Antonio Machado.


A menudo suele suceder que frente a una nueva creación literaria el novelista o poeta presenta dicha obra con cierto regocijo y emoción porque el mágico flujo de su inspiración traspasará desde sus recónditos hontanares los umbrales hacia un mundo, muchas veces, torvo y tenebroso. ¿Son necesarias las presentaciones de los libros? Innecesarias y superfluas si quienes los adquieren se limitan a conducirlos simplemente a la estantería alta y lejana de su biblioteca.

 Hace algunas décadas se hablaba de “lanzamientos de libros” como si de alguna plataforma -por una misteriosa fuerza- estos fuesen lanzados hacia una desconocida y extraña dimensión...

Tanta importancia se da en la actualidad al show que acompaña a la presentación de una obra literaria,  más que al fruto de la voluntad creadora y verdadero protagonista de la ceremonia, que mira humilde y sumiso a quien injustamente arrebata su protagonismo.

El libro, efectivamente es el único ente entrañable y vivo, lo sustancial emana y brota del libro. El novelista, en su duro y solitario oficio, otorgó íntima animación a sus personajes imaginarios gracias a la ardiente llama de sus vigilias, a la batalla de las ideas y a la incesante rebeldía de las palabras. El poeta tuvo que alejarse de la torva realidad para penetrar los insondables parajes de su alma, detenerse y esperar que el poema brotara sin estridencias verbales, diáfano y puro, tierno y sencillo. Allí esperó a que el sustantivo se hiciera verbo y su flujo lírico en sinfonía cósmica, frescura y transparencia para los corazones nobles y sensitivos.

Si usted llegara a caminar por las cercanías de la Feria Internacional del libro de Viña del Mar año 2015, el día lunes 12 de enero a las 19 horas daré a conocer mi nuevo libro “Travesía Azul”, bajo el sello de La Sociedad de Escritores de Valparaíso. Entonces recordaré los versos de Unamuno:

Aquí os dejo mi alma, libro,
hombre, mundo verdadero ;
cuando vibres todo entero
soy yo, lector, que en ti vibro.
                                                                           
                                                                          Luis Ossa Gajardo.
                                                                    Miembro de la Sociedad de Escritores de Valparaíso.


                                                                    Villa Alemana, enero 2015.

EL SONETO por don LUIS OSSA GAJARDO

                                                                                   
                                                
                                                                                                                      
                                                          EL SONETO

Ocho siglos de permanente vigencia.
                                                                                                       Luis Ossa Gajardo

El soneto es una importante composición poética, llamado por algunos, “La prueba de fuego del poeta” y “Príncipe de todos los versos”, de hermosa arquitectura tiene su origen en Italia en el siglo XII, como resultado de la fusión de la poesía culta con la poesía popular o como una asimilación de los estrambotes sicilianos por una composición poética más elevada, a la vez, compleja. Se atribuye como inventor del soneto al poeta italiano Giacomo da Lentino, nacido hacia fines del siglo XII y fallecido en 1250.  Posteriormente fue cultivado el soneto por los poetas Guido Guinezzelli (1240 - 1276), Guido Cavalcanti (1259 - 1300) y Cino da Pistoia. Se considera a Guido Guinezelli iniciador de la escuela poética en la cual se educó Dante Alighieri, precisamente este poeta Florentino es quien probó con éxito esta composición poética en su obra Vita Nuova, posteriormente es cultivado el soneto por Francesco Petrarca.

Antes que Juan Boscán Almogaver (1495-1574) y Garcilaso de la Vega adaptaran el soneto a la lengua castellana y lo introdujeran definitivamente en España, el Marqués de Santillana ensaya sus sonetos fechos al itálico modo.  

En los Siglos de Oro el soneto fue la estrofa favorita de grandes y menores poetas de la época dorada de las letras españolas. Luis de Góngora, Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Fernando Herrera, Francisco de la Torre y otros que cultivaron magistralmente el soneto.

Posteriormente en la época neoclásica, el soneto no fue ampliamente cultivado, tampoco fue considerado por los románticos, a excepción de José Espronceda, excelente sonetista. Tampoco los realistas consideraron esta forma estrófica, sin embargo, es cultivado por Ramón de Campoamor  (1817-1901) y por Adelardo López de Ayala (1829-1879)

Resurge el soneto en todo su esplendor con el movimiento denominado modernismo y posteriores movimientos, tanto en verso endecasílabo como en verso alejandrino, Rubén Darío, Antonio y Manuel Machado, el simbolista y romántico poeta Juan Ramón Jiménez, en la generación del 27 recordamos a Gerardo Diego (1896-1987), Rafael Alberti (1902-1997), Jorge Guillén (1893-1984)  y Federico García Lorca (1898-1936).

Es preciso señalar que tanto el Soneto endecasílabo como el Soneto Alejandrino, la rima debe ser siempre consonante, nunca asonante.

Cultivaron el soneto en nuestra región los poetas, Modesto Parera Casas y Pedro Mardones Barrientos y actualmente en nuestra región crean en esta bella forma estructural, Alfonso Larrahona Kästen - sonetista por excelencia- y tres socios del Círculo de Escritores de la Región de Valparaíso, Antonio Macías Luna, Rafael Lüttges Derosas y el que escribe estas líneas. Los tres poetas han sido gentilmente incluidos en la Biblioteca del Soneto, prestigiosa página virtual que reúne a los sonetistas del orbe.

En la actualidad cientos de poetas en el mundo lo cultivan con insistente voluntad creadora. Así lo demuestran las numerosas páginas en Internet que continúan hablando sobre estas magníficas estrofas.
Contrariamente a lo que algunas personas creen, el soneto no reposa en una mortaja pálido e inerte, el soneto continuará vívido en su frescura y pureza, encanto y vigoroso ritmo.

En cuanto a los sonetos endecasílabos existe la siguiente variedad; sáfico, melódico, yámbico,
de gaita gallega, enfático y heroico.







Soneto endecasílabo
  A Cristo crucificado                  
                                                               *Antonio de Rojas
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
 
¡Tú me mueves, Señor!  Muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muévenme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
 
Muéveme en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
 
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
***
* Se consideró anónimo por su imprecisión autoral y durante siglos fue atribuido a diversos autores, entre ellos, a Juan de Ávila, a Miguel de Guevara, a Santa Teresa de Jesús, a Lope de Vega, etc. Según investigación de Don Fredo Arias de la Canal del Frente Hispanista A.C. el autor de tan potente soneto es en definitiva: Antonio de Rojas.

Soneto Alejandrino en Serventesio. Soberbio soneto de Rubén Darío.
   
                      Caupolicán                                                                                                                                     
Es algo formidable que vio la vieja raza:
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón.

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro, o estrangular un león.

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.

"¡El Toqui, el Toqui!", clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La Aurora dijo: "Basta",
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.
                            ***


Del Libro: “Hacia la comprensión del arte de la palabra lírica” de Luis Ossa  Gajardo.
Presentado en la Feria Internacional del Libro de Viña del Mar – Chile – año 2012.








                                                                            
                                                                            Luis Ossa Gajardo
para el tórrido sueño del estío,
y luz al corazón azul, sombrío,
que cosecha mi sangre de ternura.

que florece entre soles, sombra y frío
y porque gira todo en torno mío,
entre las flores soy la flor más pura.

- decíase - la rosa en su fortuna
confiada en su candor y dulce suerte,
esperando una mano que la acoja.

que la arranca en un cruel horror de muerte
¿Cuál belleza? exclama y... ¡la deshoja!
***
¡Oh!  eterno sarcasmo de la vida
que ajenas manos talan esta suerte
de soñar con mi  sangre azul rendida.
***
1er Premio “Pluma de Oro” 2005. Islas Canarias, España.

                            LA  VIOLETA
                                                                                                                                                  
                                                                                        Luis Ossa Gajardo
¡Ay! Desdichada rosa peregrina,
duerme en el huerto de la noche fría.
Hermosa eras... y tu latir ardía...
en un rosal de sombra cristalina.

Ufana tú soñabas, rosa fina,
en una verde rama siempre umbría,
donde se alzó la loca fantasía
del sueño y aquella muerte repentina.

Dijo con honda pena la pequeña
flor azul con el alma desgarrada
entre las verdes hierbas del olvido.

con sus esencias puras la sagrada
violeta sobre el  campo azul florido.
***
¡Ah! “lo nuestro es pasar”  clama el poeta
humilde. Su palabra, aroma al viento,
os dice: id aprended de la violeta
                                                                             ***
Sonetos escritos en la Isla Lennox, Noviembre 1982

                                                                                           Del libro “Travesía azul” 

NOCHE TARDÍA de Alfonso Larrahona Kästen

                                                                                 


NOCHE  TARDÍA
Autor: Alfonso Larrahona Kästen.
                                                                                                     Comenta: Luis Ossa Gajardo.

Alfonso Larrahona Kästen profesor Emérito de la Universidad de Chile – sede Valparaíso- , además de poeta es Ensayista, Dramaturgo, Investigador, Folclorólogo, Antólogo y Pintor, Recientemente nos ha presentado en la Feria internacional del Libro – Viña del Mar año 2015- su último libro de sonetos “Noche tardía”, -Edición del Frente de Afirmación Hispanista, A.C. –México Capítulo Valparaíso- texto constituido por 216 sonetos de la más variada temática intimista donde describe con singular aciertos sus delirios existencialistas, reflejo de su introspección literaria y de la temporalidad de su propia vida.

Algunos de sus versos se caracterizan por su resonancia henchida de melancolías y nostalgias. Es la vida literaria del poeta, descrita en magistrales versos en la forma que sólo él sabe hacerlo en el sólido soneto.

Anteriormente, el poeta nos presentó en “Antología del Soneto”, una cuidadosa selección de sonetistas chilenos a través de los tiempos...

Autor de más de 40 libros Larrahona ha obtenido un sinnúmero de premios a nivel nacional e internacional: Premio Municipal de Literatura- Valparaíso 1982- , entre los premios internacionales destacamos Premio “Ateneo de Salamanca”-1979 España-, Premio “Carlos Sabat Ercasty” -Uruguay 1986-, premios en Argentina,  Estados Unidos, Perú, Italia y Bélgica. Agreguemos, además, el importante Premio “José Vasconcelos” otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista 1991 México. 

Nuestro poeta, artífice del verso sólido y contundente, sonetista por excelencia, sustentado por el flujo lírico de su habilidad creadora supo deslizar, una vez más,  hábilmente su pluma,  logrando transmitirnos desde la profundidad de sus recónditos hontanares, bellos acordes líricos.

Transcribiré parte del comentario de “Sinfonía Secreta” escrito por Luis Ossa Gajardo e incluido en mi libro “Manojos del Tiempo”. Presentación realizada en el Instituto Chileno-Norteamericano de Cultura de Valparaíso diciembre 2011 y en la Feria Chilena del Libro de Viña del Mar enero 2012: “El soneto de Larrahona Kästen adquiere una expresiva conjunción en rítmica resonancia. Por su hondura y vibración el verso en este nuevo libro es savia fresca.
                   
Trasunta la obra del poeta, en comento, la naturaleza de una dinámica plasmadora, una sangre intensa, un espíritu noble y sereno, otorgando a la lírica hispánica un sentido vitalizador.

El soneto, de una difícil arquitectura, en una unidad conceptual eleva la humilde palabra a la cumbre creativa en manos del poeta verdadero. Larrahona los es desde el fondo del alma.

Por su robusta palabra en el arte de la escritura, nuestro vate ha trascendido las fronteras de nuestro país, obteniendo un meritorio reconocimiento internacional.”

Celebramos este nuevo libro de sonetos “Noche tardía” del poeta Alfonso Larrahona Kästen, de trazo claro y vigoroso destinado a trascender hacia nuevos tiempos y que hoy disfrutamos por su pureza lírica, sus ondas cálidas e intimistas y acertado desarrollo conceptual.

***
Villa Alemana 25 de enero de 2015.


“Noche tardía”  - Alfonso Larrahona-



Hamlet: No entiendo eso muy bien. ¿Quieres tocar la flauta?

Guildernstern: No sé hacerlo, señor

Hamlet: por favor, te lo ruego

Guildernstern: De verdad que no sé hacerlo

Hamlet: ¡Vamos, te lo suplico!

Guildernstern: No sé tocar ni una nota, señor

Hamlet: Es más fácil que mentir. Pon los dedos sobre los agujeros, sopla por la boca y saldrá un lindo sonido. ¿Ves? Estas son las notas.

Guildernstern: Pero es que no tengo la habilidad para producir con ellas una armonía.



Acto Tercero de Hamlet – Williams Shakespeare-

***

A los que cultivan en serio la poesía en cualquiera de sus formas:

                  

En documento adjunto incluyo comentario sobre el libro de sonetos “Noche tardía” de Alfonso Larrahona Kästen, recientemente presentado en la Feria del libro de Viña del Mar año 2015.

         

      Algunas personas que menosprecian esta sólida estructura, ligeramente han expresado respecto a esta manifestación poética y de otras formas métricas que tales composiciones solo requieren algo de matemáticas. De matemática demasiado elemental -diría yo- porque bastaría contar once sílabas métricas en cada verso en el caso del soneto endecasílabos y catorces sílabas en el soneto Alejandrino. Entonces si se tratara -como aquellas personas afirman- únicamente de un poco de matemáticas ¿Por qué tales detractores no lo intentan?...



Sin duda, para escribir un soneto se requiere algo más... un cierto dominio de los diversos ritmos – yámbico, trocaico en el caso de disílabos y dactílico, anfibráquico y anapéstico en el caso de trisílabos, además, es indispensable insertar algunas figuras literarias, obtener acierto en la regla de los acentos- necesarios o constitutivos, innecesarios, acentos inoportunos o antirrítmicos, estos últimos destruyen o perjudican la armonía-; un soneto sin ritmo sería un desacierto injustificable. Un buen logro en el uso de los hiatos y sinalefas, diéresis, sinéresis coadyuva al uso de la métrica, imprescindible es también mantener en el soneto su eje temático, sin olvidar que se debe utilizar sólo rima consonante porque esta le otorga una mayor y perfecta transferencia melódica, (de mal gusto es la mixtura de rima asonante y consonante en cualquiera de las expresiones métricas)  finalmente se requiere una mano que fecunde y armonice en un todo este bello flujo lírico – conceptual.



Cordialmente,

                            Luis Ossa Gajardo


   http://www.reflejosdelalma.com/premio_poesia.htm

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