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lunes, 6 de marzo de 2017

Comentario crítico Ventanas Quebradas de Rodrigo Verdugo o El viaje iniciático por caminos laberínticos


por Claudia Vila




 Iniciar la lectura de Ventanas Quebradas indica un camino a seguir , aunque es obvio todos los textos trazan ese derrotero, sin embargo aquí estamos frente a un verdadero libro unidad se podría decir que corresponde a un solo poema que se explicita en cada uno de los pasos que va dando porque refiere siempre a la idea del poeta ceremonial o del vate contemplativo que indica el camino o mejor dicho el laberinto a seguir y lleva a la tribu hacia un puerto, no sabemos si es seguro o no, pero no importa nos gusta ser llevados por la mano de Verdugo hacia algún lugar sin saber definitivamente cuál es: Inmediatas a la sangre están las presencias argolladas /Que nos hacen saber de cual lado de la luz estamos /Encaminémoslas aunque la sangre nos use como animales/ Hacia aquellos vidrios trisados en la oscuridad (Como a ellos a Omar Cáceres) o Córtame del cielo, me has dicho pero en esa mañana de más lluvia y de neblina/Después conquista mi temblor de sangre.  En esta poética lo importante es el camino, el trazo que delinea las imágenes en las cuales experimentamos distintas sensaciones  sin temer los resultados o el peligro que esta aventura pueda traernos.  
Es interesante resaltar en ese punto la relación intuitiva entre forma y fondo de cada uno de estos textos que finalmente se vinculan en uno solo.  Asimismo, se vislumbra el tema erótico vinculado al eje ceremonial que nutre la temática y la profundiza para vincular al lector con su tónica terrestre agrietada voluble en la cual se asoman los temblores de la carne que insinúan o agudizan ese estremecimiento que involucra al hablante y amplifica el misterio de la cópula deseo o del deseo cópula que finalmente se vuelve súplica desgarro y tormento y que se concibe desde distintos ojos con los que mira: Alguien hablaba de nacer o morir/Mientras dejábamos un solo murmullo en la formación de las agujas/Le dábamos su totalidad al ángel que se quemó los ojos con opio y con semen /Éramos los únicos que sabíamos que el centro de la tierra/ Solo aparece al contacto de una boca o Hubo una vez que dos lo hicieron y vieron que sus propias muertes eran el orgasmo de los árboles.  Además sobresalen en la obra numerosos aires Borgeanos: mira como en ninguna casa nos reciben, / como nos cierran sus puertas/le temen a tu cabellera, / porque tiene el designio de esos padres laberinticos /que no tuvieron piedad de la luz e hicieron un lecho sobre aberraciones de sal  y Huidobrianos: salvo que le hagas la señal a la copa y el cielo enrojezca/mientras aquí nos aferramos al polvo jactancioso, / nos quedamos fuera de todo linaje, / mientras la piel atrapa al día y una amenaza de cascara se cierne sobre el mundo.  Estas imágenes trazan la obra de extremo a extremo, pero siempre son destacables dentro del gran universo poético chileno que se desbanda en distintas direcciones y solo vemos estelas de sus padres que revolotean y nos dejan un llamado a seguirlos para continuar en un punto que es finalmente indescifrable como la poesía exacta de Verdugo con todas sus aristas y perfecciones, sombras de matices jadeantes invasoras y desnudas acabadas e intrínsecas dónde gota a gota sus palabras se deslizan como lágrimas por esta hermosa irrealidad.


lunes, 21 de marzo de 2016

ENRIQUE SILVA RODRÍGUEZ - UN CAMINO EN SEIS POEMAS POR ROSSANA ARELLANO


  

Escribir para vencer el tiempo o
para escribir el tiempo
en materia de exposición literaria”
José Saramago.

En la poesía de Enrique Silva, hay un compromiso de expresión, tal vez una obligación de sí mismo y su voz, que sabe libre, a pronunciarse sin exageraciones.

Como en el poema "Hombre con la mano en la barbilla”:

"...digo estío, pronuncio tempestad
y unas piedras caen de mi boca..."

Usar la razón en el sentido justo, redondeando ideas, la creación de lo visible o invisible. Despliega la propia realidad humana, contribuyendo con el lenguaje a la felicidad de otros.  El poeta Silva Rodríguez, nos habla con singular serenidad.

El "yo" que obedece a un ritmo de autor que utiliza la palabra como fuente de estimulación o ejemplo, lo observamos en el siguiente poema, Los bichos:


"yo venero entre los bichos,
los tres dones que no tengo:
sus corazas coloridas,
esas alas capaces de hacer música  y volar
y tanta, tanta luz
en un poquito de luciérnaga".


La palabra se reparte más allá de los labios y el hombre-poeta ocupa su vereda con un fruto sensual, entre las manos.

“…Porque trae tanto de la playa
es la mujer en mis orillas
tanto maramor lame mi lecho
que se esfumas sus …
en mi boca…”

El entorno, el amor, la atracción, son motivos de su íntima expresión poética, palabra que corresponde a una sensitiva, intensa y observadora mirada de los acontecimientos cotidianos, que se desliza firme y con excelente manejo del lenguaje donde no están ausentes los neologismos, es decir, las palabras que el poeta crea o la inclusión de un significado nuevo en una palabra ya existente. Observamos el poema Mujer como el mar:


Se ahogan mis manos en sus caderas
Me areno entre sus piernas
Me archipiélago en sus muslos
Y penínsulo
 Su pubis.

lunes, 14 de marzo de 2016

Comentario Poemas Selectos de Rossana Arellano Guirao



por Ingrid Odgers Toloza


 “Yo, veo pájaros saliendo de mi boca” R.A.


PINTURA SIN RETOQUES
 Así me ves, flotando al viento/ como lágrima, sobre la carretera de los párpados.... Así me ves, y metes al cuadro de tus ojos... y me enciendes el sol, en acuarelas. Así me aprecias, como un poema sin editar, cuya gama de colores, caerá siempre, sobre tu vestido.... R. A.

Rossana Arellano Guirao, una de las poetas más torrenciales de la esfera literaria nacional. En esta muestra poética observamos su poesía y creatividad delirante, la pasión desmedida por la palabra, y su particular visión del mundo y la vida. Arellano, es una poeta que esgrime con facilidad las técnicas clásicas del arte literario tales como: el madrigal, el soneto, la elipsis, la paradoja, es decir, maneja con soltura la métrica, el arte que se dedica al análisis de la medida y la estructura del verso, asunto admirable en este siglo XXI.

Encontramos en Poemas Selectos, un canto a lo sagrado, al recuerdo, al olvido, un canto solidario a la mujer. La escritura de Rossana se mueve con atractivo manejo de lenguaje entre el surrealismo, la realidad y el sueño.

Recordemos que el surrealismo o superrealismo es un concepto que proviene del francés surréalisme. Se trata de un movimiento literario y artístico que busca trascender lo real a partir del impulso psíquico de lo imaginario y lo irracional.Si entendemos que los surrealistas persiguen la verdad mediante escrituras automáticas donde se omiten las correcciones racionales, podemos observar en la obra de Arellano, que no falta la locura, se hace visible lo tempestuoso, claro y firme de su apuesta.

Su obra es inquieta y efervescente, no hay límites de temas en su personal estilo. De pluma tempestuosa y solidaria, impulsiva, soñadora y/o realista su trabajo es profundamente transparente, Rossana de personalidad magnética, irradia vida y versos con su irresistible empatía y la gran pasión que la mueve : LA PALABRA, todo, tanto en ella y  en su oficio de escritora comprometida y veraz, es manifiesto al  conocerla y leerla.

Rossana Arellano Guirao posee una obra versátil, de calidad indiscutible e intensamente HONESTA.


CONCEPCIÓN, 15 DE MARZO DE 2016.






Inmortal *
(Del 2014, dedicado a Jorge Muzam)

Yo me volví inmortal
como suicida anónimo...
Otra vez a la carne
devaneo a lo bestia,
y toda la ancha sombra
que cae sobre el pecho
la costumbre de anillos
erizados al dedo,
la pasión que se pierde
cuando ondean bajezas
el grito que se lanza
cual tímido chasquido
pero queda rompiendo
en todos los adentros.
Yo me volví inmortal
como el ámbar silbido...
Otra vez a las almas
los peñascos dolientes
la cuita que amamanta
los tatuajes del verbo
la soledad de valles
que habitan hermanados
atienden la sordera
de todo traicionado.
Y ahora aquí de un brazo
siempre postura alerta
en la divinidad
de alguna tibia brizna.
Yo me volví inmortal
como los libres pájaros...
Al gesto soslayado
de los aguados ojos
en desove del pez
bajo mi triste roca,
en trinos de lo viejo
que de fatal he abierto
mientras me vuelvo niña
y reposa mi llanto
sobre el antiguo barro
sin añadir al viento
ni un absurdo reproche
porque jamás escribo
vencida, por encargo.

Rossana Arellano Guirao
©RAMAS DESNUDAS




DE SOBREVIVIENTES

(De mi serie Soldados del Sistema)

No, no éramos de laboratorio
y nuestra felicidad era auténtica...
Un siglo y otro siglo de la tierra
ocupa su lugar
porque el dios de los mundos
no acapara en sus manos
el triste relicario de los días al debe
ni carga en bolsas de pan
una automatización de mandamientos.
Somos sobrevivientes
de gobiernos patéticos
que padecen de alzheimer prematuro,
de vecinos de escuela
que a pesar de los años transcurridos
aún no saben pronunciar el verbo cierto
y arrastran su ponchito de ignorancia.
Somos sobrevivientes
a la compra del tiempo, por burdos chupa mocos
que se sienten tocados
por la varita mágica de los Reality Show
mientras un juez de turno
los fornica uno a uno, de manera virtual
e incluso gozan...
Somos sobrevivientes
de los pactos secretos, con preciosa inocencia
como niños discípulos
de algún mal pedagogo
o del cura pedófilo, o del gay camuflado
o del degenerado que habla de moral
y lleva en el culo un mundo en blanco y negro.
Rossana Arellano

©Soldados del Sistema

viernes, 11 de marzo de 2016

COMENTARIO CRÍTICO La anatomía y la sombra: a propósito de la poesía de Consuelo Martínez.


Marcelo Garrido Monroy
Dr. en Literatura Latinoamericana

Publicado en Proyecto Kallfü - Literatura y Humanidades
Región de la Araucanía, Temuco. Chile.


0.- Consuelo Martínez Astorga ha publicado dos libros de poesía en la sureña ciudad de Temuco:
La sombra del pájaro (Auto-ediciones Rodríguez, 2012) y Curso de Anatomía (Kallfü Ediciones, 2015). Temuco es una ciudad talismánica (permítaseme el adjetivo raro), enclave urbano clave para el surgimiento del Chile “moderno”: en su derredor se llevó a cabo el proceso brutal de la pacificación del pueblo mapuche; en su cercanía se sigue viviendo la atávica violencia occidental… Talismánica ciudad; en su humedad se reunieron en los años 20 del siglo XX los poetas mayores de esta tierra gravosa: el delgado adolescente Nefalí Reyes, joven-poeta oscuro y Gabriela Mistral, la alta maestra-poeta, de paso, como siempre, por el mundo. Consuelo está siendo, con su poesía, una materialización, una encarnación de esos dos linajes humanos: joven poeta de Temuco y maestra de lenguaje.

1.- En su primer libro, en realidad un poema de largo aliento, hecho de fragmentos, bellamente dispuestos, discurre la poeta sobre los atributos de la sombra y la levedad. Una poética del vuelo en el que cifra con acierto el asunto difícil de la permanencia y las apariciones. Decía yo entonces, a propósito de su poema: “[…] mediante los enigmas del doble y la sombra, el poema expone la antigua tragedia, siempre viva, de este encuentro transfigurador, en el que se gana en sombra lo que se pierde en presencia. El poeta es el gran ausente de sí mismo.” El poeta se fuga de los lastres del yo para hablar desde la sombra. No por impostura cobarde, ciertamente, sino que por una renuncia, que tiene que ver más bien que un desollamiento que con la huida: “la poesía de Consuelo (bascula) entre el deseo liberador del aire, del viento, del vuelo y la negación de este deseo, es decir, del hostigamiento de la materia y su abrazo terrible. Es por esto que el poema se funda en lo que bien pudiéramos llamar la poética de las aves la poética del vuelo.” Con esto quiero decir que, entregado al vuelo al pájaro le queda y le grava la carne escasa y los huesos huecos. La imagen es bella: el ave al vuelo y la del poeta a la caza de la sombra.

2.-Su segundo libro, Curso de anatomía, impresiona todavía más por la expresión breve. La brevedad es velocidad. Y en esta su segunda poesía se ve así, velozmente las formas de lo vivo y su caducidad exasperante. La marcha acompasada del corazón es ya un poema, el ritmo del poema del cuerpo: brevedad epigramática mortal de la carne.

Lo hice: he muerto. Mis labios yacen todavía
ardientes y una levedad profunda me dice que el
sueño se terminó y que mi cuerpo ha regresado
al infinito
(“regreso” de Curso de Anatomía)

3.- El poeta recupera para nosotros el mundo a partir del roce erótico con su cuerpo. Es cierto que ese roce no siempre es placentero, es cierto que de tanto en vez se prefiere la distancia y el ensimismamiento, pero habrá que considerar que esa ruta es estéril o bien conduce a un silencio huero y habrá que considerar entonces la rabiosa restriega amorosa con el mundo. Este eros parte con el reconocimiento del cuerpo propio, es decir, con un cuerpo, salvado para ese amor con las cosas, para que la voz sea y con la voz, las palabras en las que el otro se cita conmigo. Entonces si es así, yo entiendo la conspiración de esta poesía; el cuerpo como conspiración, que me parece viene a ser el último hallazgo de la joven poesía de Consuelo Martínez.


jueves, 10 de marzo de 2016

MUESTRA POÉTICA - MÍO ARAUJO - VENEZUELA -CHILE (10 poemas)




Escórame y hunde el mástil en su carlinga,
con la Mayor en barlovento.
"Velero de Piel"



Tal vez sea, "Marca Bravía" de Mío Araujo, autora chileno-venezolana, el poema que marca la pauta, en la lectura. Se congrega el ABC, desde un sitio especial, lo humano-letra, alza los brazos, en llamado y es la lengua que afirma su pedazo de tierra en otra tierra. Mío Araujo, sabe ponerse de pie una y otra vez y aunque su mano generosa se ha prodigado, otras, que han recibido, se encogen. Ella ama la palabra, es evidente. Aquella voz que los muchos vociferan pretendiendo su podio con lengua viperina de doble discurso; también alcanza gloria en bocas que pronuncian lo cierto, sólo se requiere, echar a andar las oraciones en los caminos apropiados. _ El Templo “...libero la oración y elevó el puñal del sacrificio./ Las miradas de yeso me siembran pudores y arrepentimientos. " ** _ ¿Qué hace resplandecer el propio rostro? No es acaso la bendición del Sol, que llevamos cada uno, dentro. ** " Confiesa que has pecado" -... " este que me abre las piernas, empuja su flacidez adentro y me cabalga..." ** Recuerdo a Manuel Rojas, me parece que avanzó ente las patas del tiempo, donde todo lo humano es roca y si acaso queda algún ojo, este es miope. Pintar la Poesia, es saltar también muros de la comprensión, hacia otros suelos que empapan su camiseta de verbo origen, lo trazan en otras tierras y buscan, hasta que se les de el hallar, y es justo que así sea, porque el oficio de escribir nos moja a todos más arriba o por debajo de la cintura, incluso y sobre todo, en su oscilación de tiempos en el tiempo, nos sube más arriba del cuello, como tentando un socorro de alas, que se alzan sin espanto. _ La Poesia, debe aprender a mirar, sin la fealdad de aquella bala-conventillo, de quien ha aprovechado hasta el entretiempo de los que le han brindado su mano, pero con facilidad su dedo traidor, aprieta el gatillo de otras voces. Es entonces la palabra, una suerte de revólver, para algunas bocas, sin embargo mientras más anchas, menos dientes quedan a cada disparo de soberbia y desidia, hacia otros, que también buscan, la misma oportunidad. - En esta Muestra Poética, de Mío Araujo, encuentro su " Marca Bravía " , del mismo modo , esta palabra desnuda, no lleva engaño, se desprende de " Una Moneda" y llama al lenguaje, desde su propia voz y formación literata, para decir |: ... “La ciudad principal, muestra amputación de vocales... “
Retorno a mi lectura-recuerdo, a Manuel Rojas y no puedo dejar de citar:
*** - ¿No has visto, en las puertas falsas de algunos conventos, a individuos que sólo tienen, para recibir los restos de comida que se les da, un sucio y abollado tarro?

La voz y su instinto de supervivencia, visitan, busca y ensaya en otros vientos, con la misma sed que a todos nos deja, la mar infinita del lenguaje.


Rossana Arellano

Ojo con la Crítica Marzo 10/2016

 *** Nota: "De Manuel Rojas, cabe mencionar para los que desconocen, su trayectoria personal, que le llevó a realizar los más diversos oficios desde muy joven, lo que inspiró una obra repleta de referencias a las condiciones de vida de los más humildes" .


miércoles, 9 de marzo de 2016

WABI SABI DE MIRIAM LEIVA - Poeta de Concepción -Chile


por Rossana Arellano Guirao
“Ahora pende de un hilo/
y el techo gotea un desconsuelo silencioso/
que la vuelve paraguas
para quien levite llena de lágrimas”



El saber, aquel acercamiento entre la lógica de la existencia y el modo del pensamiento
que se plasma como canción es “poesía”.

Abrirse al camino desde el  “yo” introspectivo, aquel que alcanza su propio manantial de la expresión, en momentos de dolor y también de alegría. Y aloja la retina, en las calamidades, sin dejar de apreciar el florecimiento de una flor.

Retornar a la vida sin ostentación ni fanatismo, alcanzar la oración de la fe y ser capaz de emigrar de sí mismo.

Ser capaz de desplazar los miedos con una claridad de conciencia en unificación del “yo” y el entorno, es despertar, sin histeria, en lo puro, aquello que no tiene ánimo de compararse a nada y permanece en su estado de belleza única, imperfecta y perfecta, tal como se halla, aunque todo en un momento fuese incertidumbre. Desasosiego en lo que se está asimilando como parte del proceso de crecimiento espiritual, es el Ascenso, que me parece maravilloso aunque sí muy doloroso.                                                                                

Ser capaz de desplazar los miedos con una claridad de conciencia en unificación del “yo” y el entorno, es despertar, sin histeria, en lo puro, aquello que no tiene ánimo de compararse a nada y permanece en su estado de belleza única, imperfecta y perfecta, tal como se halla, aunque todo en un momento fuese incertidumbre, en lo que se está asimilando como parte del proceso de crecimiento espiritual, en el Ascenso.

No existen falsas visiones en quien alcanza sabiduría.

La autora de Wabi Sabi, nos hace entrega de un regalo maravilloso: Su espiritualidad, a través de sus poemas caminamos junto a ella en el aprendizaje y la enseñanza, cada verso contiene un movimiento pleno de magia y diversidad como un llamado en misión. Se advierte gran manifiesto de esperanza y consuelo, las figuras poéticas son claras y trascienden de manera sagrada a lo profundo.

Destaca claridad de palabra,  la semilla cuidada de aquel poeta que no busca ser leyenda, aunque se sabe en un púlpito de conocimiento verdadero y auténtica sabiduría.


lunes, 7 de marzo de 2016

VENTANAS QUEBRADAS, de Rodrigo Verdugo Pizarro


Por Isabel Gómez
Publicado originalmente en Portal cultural “Pluma y Pincel”

Ventanas quebradas, nuevo libro de Rodrigo Verdugo, en él nos invita a transitar por zonas de vorágine, mediante imágenes que van adentrándose en el ser poético, como una búsqueda de estas múltiples ventanas que se abren y se cierran, a través de diálogos que van explicando la existencia, desde los infinitos encuentros y desencuentros con el ser. “Yo nunca he estado allí, o tal vez he estado muy cerca/ pero sé que sus ventanas son ahogos de serpientes/ fatal es mirar por ellas al atardecer”.
Sin duda a través de la poesía se puede explicar el mundo, la palabra es la voz de los pueblos que se exterioriza a través de la historia de las comunidades y los sujetos sociales. El ser humano es intersubjetivo, sin embargo el arte también debe buscar su expresión máxima en lo objetivo e histórico. Y es allí donde el sentido de la observación pasa a ser un elemento preponderante para explicarnos la existencia e interpretarla a través del discurso poético que nos ofrecen ciertos autores. Ventanas quebradas, título sugerente para adentrarnos dentro de estos principios, ya que la ventana es vista como un elemento de análisis de la existencia, la exterioridad de la imagen inserta en la página escrita se sitúa bajo la mirada interrogante, no solo de quien escribe, sino también de quien lee y pasa a formar parte de este viaje hacia el interior y exterior de nosotros mismos. De ahí que también sea sugerente esta invitación que hace Verdugo a indagar sobre nuestra propia existencia a través de la construcción de nuevos libros, en la medida que vamos encontrándonos con que cada ejemplar tiene una nueva portada y por ende nuevos escenarios para esta construcción del ser social y poético.
Han vuelto y sin ningún principio que disfrace a la sangre/ Sin el mineral exorcizado/
La lluvia los filma cuando entran a la casa sostenida por/ entrañas/
La lluvia los va filmando cuando entran el zodiaco negro y/ las nutrias/.
Tendrán su entierro en mi palabra…”
Bajo este tejido lingüístico se va construyendo un imaginario poético que da cuenta de esta realidad en donde subsisten mundos de encuentros y desencuentros, miradas donde convergen nuevos mundos y visiones artísticas que nos traen a la memoria autores como Vallejo, Díaz Varín, Arteche y otros para hacernos que la poesía se encargue de crear nuevos diálogos y formas expresivas de manera simultánea: Cito: “Alguna vez te dije:/Los días no son días/Son escamas de algo desconocido. En vano el ángel negro remece la madrugada/ Y caen hormigas sobre las venas…”
Es así como estas Ventanas quebradas nos sugieren rearticular la realidad, a través de construcciones simbólicas que nos permiten rearmar nuestro entorno social y cultural, mediante este juego simbólico representado por una ventana quebrada que quizá, no nos deje ver la luz, el espacio exterior, el sujeto que convive con nosotros pero que no vemos, porque en la sociedad actual el ser humano es un ser invisibilizado, carente de sentidos, fragmentado por esta realidad de mercado que lo absorbe e inhibe su emotividad, a través de situaciones de vida que lo superan, sin dejar espacio al diálogo, a la observación y la creación de áreas interiores para contemplarse asimismo y al otro.
La diversidad de recursos literarios presentes en este libro enriquece el discurso poético y nos adentra por zonas donde la indagación y el asombro parecieran estar a flor de piel, Verdugo nos dice: “como antes cuando las cosas no limitaban con los hombres/sino que el tiempo limitaba con la piedra, limitaba con la luz/ y piedra y sangre por igual buscaban legitimar el rayo/ mientras la belleza ahuecaba los mares/ y al final dios estaba esperándonos con un ramo de/ accidentes en las manos”. Aquí el cosmos pareciera ser el espacio que limita con nosotros desde las estructuras que van edificando estas ventanas quebradas, mediante imaginarios y paisajes que surgen desde la cotidianeidad del ser.

Ojala el mediador del espacio caiga también/Sobre la casa sostenida por entrañas/Y a pesar de tanto rayo y cáscara/ Que nos cifran y cifran y cifran/ Reconozcamos en un mismo punto ávido/A quienes se van/ Y a quienes vuelven/Solo con la adherencia esperada/ Y el cielo necesario”. En estas páginas la noción de lo humano oscila entre lo real y lo sub-real, entre el pasado y el presente, entre la oscuridad y la luz, allí donde convive lo simbólico con el pensamiento humano, construyendo un discurso literario que se posesiona de la historia que subyace en nosotros mismos y que crea sus propios códigos de entendimiento. Aquí lo físico y lo metafísico son elementos que se conjugan entre sí, reestructurando estas ventanas quebradas  a través de la observación aguda donde luchamos por rearmar nuestras propias realidades, “ahora que ningún abismo le falta a la luz

sábado, 5 de marzo de 2016

Amanda Iturra y los espacios resquebrajados



Por Diego Aravena Inostroza

Con un lenguaje sencillo, escueto pero contundente, Amanda Iturra habla en sus poemas de un sur indeterminado en donde la humedad y la nostalgia marcan presencia. Pareciera que ha llovido hace poco y en el cemento aún se está escurriendo el agua. Nos muestra imágenes concretas, un paisaje determinado, un pequeño grupo de personas significativas, familiares o amistades, evocadas sin idealismo, tan solo con un soplo de laconismo que penetra por la veracidad con que se lee. Sus versos son directos y claros, diáfanos y cargados de significado, lo que resulta especialmente llamativo cuando habla precisamente del sinsentido del presente, del ahora, de la geografía endurecida por lo que nos rodea.


Pareciera que los textos de Amanda están sumergidos en una suerte de desfallecimiento sin drama, ubicados en el anverso de la fuerza. Sus escritos hablan de la suavidad del vacío, del desaliento por el amor idealizado, los tiempos mágicos de la infancia o la memoria lentamente tiñéndose de una perfección minimalista y traslúcida. La añoranza no es propiamente tal, es más sutil, como escondida detrás de objetos o situaciones comunes, pragmáticas y que fácilmente podrían confundirse con insignificantes. Contemplar una ventana, arrojarle migas de pan a un perro que ya no está, juntar dinero para reparar el piso de la casa, son líneas que perfilan una profundidad mucho mayor e inquietante: la pérdida del propósito del futuro y el resquebrajamiento de la certeza. El extravío del refugio y su reemplazo por un espacio húmedo, frágil y sureño, representado en la pintura descascarada del pasado y lo intangible que nos llama sin decirnos qué es, pero que alguna vez cuando niños vislumbramos.

viernes, 4 de marzo de 2016

Sobre poemario Cementerio de disidentes de Patricio Bruna Poblete

Una estética de la insurrección



Quien aquí escribe esta poesía tenía trece años para el golpe de estado de 1973. La historia chilena, desde ese entonces hasta hoy, al decir de este autor, se ha construido con un gran cementerio de disidentes. En Valparaíso existe un Cementerio de disidentes, fundado en 1825. Y surge de la intolerancia de la iglesia católica, por no acoger más muertos que a los de su misma fe o a los convertidos a ella. Luego, en el año 1883 se terminó la discriminación religiosa en los cementerios fiscales y municipales con las leyes laicas. Al corregirse esta alevosa exclusión, dicho Cementerio de disidentes no ha crecido mayormente, y hasta hoy se halla de manera funcional en el centro de la ciudad, en el cerro Panteón. Esta reflexión es lo que motiva y da título a este libro. Porque también existe, en un incisivo espejeo, el cementerio “virtual” de disidentes, aquel de los detenidos desaparecidos que sí fueron asesinados, o el real de los que se han hallado o de los que no desaparecieron, esto durante el golpe de estado de la dictadura pinochetista y su permanencia en el poder. Pero los efectos de este amargo reflejo son más vastos, porque también existe ese otro cementerio “virtual” de disidentes, aquel donde yacen los restos, casi imposible de particularizar, de toda aquella generación que fue mutilada culturalmente, privada de lo que pudo crecer en sus intelectos, condenada a lo que pudo ser y nunca fue, en el devenir de aquel cuerpo social asesinado en su más pleno crecimiento por la pérdida de la democracia y posteriormente por el simulacro de democracia, y que heredamos hasta hoy de aquella dictadura, y que lamentablemente se expresa objetivamente en la descomunal desigualdad de nuestra sociedad actual.
Historia que parte simbólicamente en dicha fecha (septiembre de 1973) para este poeta, pues, por la brutalidad genocida de sus consecuencias que demasiadas personas comenzaban a vivir desde aquel mismo instante, adelantaba abruptamente su llegada a la adultez y lo ponía como obligado testigo presencial. Y muy luego también como receptor directo de sus inconmensurables nefastas consecuencias sociales, como así las sufrirían la mayoría de los hijos de este pueblo, conforme fueron pasando aquellos aciagos días, meses, años, décadas después, al tenor de la propia memoria que así se construía, hasta llegar a hoy.

Estos textos surgen, entonces, del sustrato de la historia personal de este autor ligada a la historia política y social de aquel Chile que moría asesinado, y de aquel otro que nacía en su asesinándolo. Sean estos textos, por tanto sociológicamente implicantes, una crítica al excesivo individualismo que corroe las bases de nuestra más sana sociabilidad como país. Este Chile, desde 1973 a 1989 bajo dictadura militar, y con una carta fundamental heredada de esta con profundos rasgos antidemocráticos hasta la fecha. Una crítica que alude directamente a las desastrosas consecuencias de la profunda desigualdad social del modelo neoliberal in extremis imperante en nuestro país.

Pero, tratándose esto de poesía, esta hace la crítica del contexto sociopolítico ya señalado desde la desestructuración  de  nuestro  mismo  lenguaje  poético  más  retardatario, aquel que nunca ha dejado de estar en boga en la mayoría de las voces más facilistas y populistas de nuestra actual poesía, de aquel del lirismo más propio del siglo XIX que de nuestra contemporaneidad. En un país retardatario como el nuestro este poeta se permite, entonces, la experimentación formal en la escritura del poema. Pues, al artista con  conciencia crítica no le cabe más labor que la insurrección contra la estética dominante más retardataria de este mal país. Así, lo anterior, junto con poner en tensión crítica la sintaxis más lógica y convencional de la escritura poética hasta un grado mayor de complejidad en sus componentes relacionales de significación. Pues estos textos temáticamente quieren dar cuenta de la problemática entre la individualidad y la pluralidad del ser, justamente allí, en lo social, en medio de sus injusticias y carencias. Por esto la constante del “nosotros”, que lucha incesantemente por imponerse al “yo” de la primera persona ―que tampoco aquí, por necesario contra punto, no quiere ni puede dejar de ser―, cuando este tiende a agotarse en la expresión de aquel lirismo más conservador que se halla mermando significativamente la capacidad expresiva del poema. Pero, sirva este tema, que podría ser el central, como paradigma de lo criticable o sujeto de reflexión de lo posible por revelar, para todos los otros temas que subyacen más o menos explícitamente en estos textos: el mismo golpe de estado del ´73 y lo relacionado culturalmente con este: la pintura, la escritura, el cine, la televisión y sus contenidos, el amor de pareja, la religión, el ateísmo, etc., etc., y que de cierta forma configuran el sustrato de una memoria quebrándose y tratándose de recomponer en un perpetuo continuo, desde 1973 a la fecha.

Luego, la prosa en estos textos, en su ordinario tono conversacional, conviene en adentrarse en el verso y allí fracturarlo en su convencionalismo más retardatario; pero fracturándose ella también en su propia convención narrativa, al devenir en ser el simulacro de sí misma, es decir, una historia que solo se insinúa, que nunca se completa formalmente como tal; y que de resolverse, finalmente lo hace en la forma estética de un decir poético.

Finalmente esta escritura construye su opacidad,  su extrañeza, sus múltiples sentidos de significación, no solo con la metáfora, el oxímoron y demás recursos afines de la poesía misma, sino de manera central con su ruptura de la linealidad unívoca más convencional —linealidad que a veces solo se insinúa más clara en alguno que otro poema—, es decir, con la insurrección a través de lo experimental de su propia estructura sintáctica y formal, para lograr constituirse así como palabra poética.

Karina García Albadiz
Departamento de Dirección
Centro de Investigaciones Poéticas Grupo Casa Azul











martes, 23 de febrero de 2016

Libro de Poemas "De Rokha en los círculos acuarios" de la poeta Taty Torres Díaz -Comentario del poeta chileno Omar Lara



He conocido pocas, pocos, como Taty Torres Díaz. Me refiero a su obstinada búsqueda, a su – a veces, supongo- dolorosa búsqueda de la palabra que diga, que sepa decir. Su libro De Rokha en mis círculos acuarios es una ocasión que la autora se regala a sí misma para ejercer esa obstinación.  Creo que el volumen todo –la idea de diálogo con el autor de Canto del macho anciano-  no es sino un pretexto para convocar en la palabra esa posibilidad, esa entrega, esa exigencia.
Entre las muchas cosas que podemos decir de la poesía es que es una manera de limpiar la palabra de tanta adherencia mezquina, hipócrita, falsa, superficial, ligera, engañosa. Y podemos seguir y seguir. La poesía, digámoslo sin pudor ni vergüenza, es el esfuerzo por devolverle  su pristinidad y su verdad. Y este libro, más allá o más acá del diálogo que establece la autora con el autor de Los gemidos, es un diálogo que basa su raíz en ese afán.
Taty Torres interroga, suplica y se rinde a la otra palabra, a la palabra derokhiana, y a mí se me ocurre una diáfana y a veces desgarradora auto-indagatoria. La palabra, la poesía: algo que no alcancé a oír// temo a tu olvido/ al no sé/ al tal vez// respiré tus brotes// extiende tu mano/ para alimentar mi fogata/ no para que lea tu muerte// tu cuerpo lleno de reflejos.
La palabra.
La poesía.
La   palabra que atravesó mil círculos y se hizo De Rokha.
Y que ahora,  con persistencia, honestidad, pasión, humildad y convicción se hace Taty Torres Díaz, haya lobos, piedras o nada en el camino.

                                                                                             Omar Lara


Portocaliu, 30 de septiembre de 2015.

sábado, 19 de enero de 2013

Conversaciones en el jardín del fin del mundo



  

Javier Cánaves habla con Héctor Hernández Montecinos



JC: De su libro [coma] (2006), el poeta Raúl Zurita ha dicho que no se trata de una obra individual, sino que es una obra colectiva que representa la agonía y simultáneamente el nacimiento de una generación. ¿Es muy exagerado pensar que [coma] supone un punto de inflexión en la poesía chilena?

HHM: Creo que cada libro es un punto de inflexión, ya sea en la historia personal de un autor, de una generación o de una tradición/ruptura literaria, pues de algún modo un libro viene a visibilizar un conjunto de decisiones líricas en cuanto a diversos asuntos que van desde el libro como mercancía hasta la alegorización de un suceso determinado. En este caso, [coma] nace en el seno de una generación de jóvenes poetas chilenos llamada por la crítica como la "novísima", la cual ha planteado un nuevo escenario de políticas escriturales que no se veía desde la dictadura militar chilena desde comienzos de los años setenta. Los contextos han cambiado, pero siguen siendo los mismos. Antes fue una dictadura milica con un rostro hegemónico, ahora esa ley marcial se ha fracturado en microdictaduras del mercado, de clase, de género, etarias, entonces esa es la escenografía de esta nueva avanzada de poetas jóvenes. [coma] se rebela a la dictadura del lector burgués que desea un libro ameno, corto, sin cortapisas para su lectura, sin aspavientos en su escritura, entonces ese es el salto, o el punto de inflexión me imagino al que se refiere Zurita, es un libro, no un poemario, que debiera leerse como novela, como guión, como obra dramática. Los géneros ya han sido deslindados, los literarios también. Allí hay una inflexión, un pliegue deleuziano, un deconstruirse desde dentro de la obra misma, centrípeta, anómala, nómade, bastarda, exiliada. Es quizá por eso que esta generación brillante ha tenido su primer espolonazo desde sus propias filas, un harakiri, un fratricidio, un hoyo negro que sin más arrastra consigo a lo que esté cerca de él.

JC: O sea, si los géneros literarios ya han sido deslindados, ¿habrá que volver a lindarlos, acercarlos más unos a otros? Es más, ¿habrá que barajarlos o, incluso, olvidarnos de ellos para escribir esa obra total y nueva (que es lo que parece pretender con [coma])?

HHM: Creo que la literatura contemporánea, y en específico la poesía latinoamericana, ha dado un paso al proponer no una lectura de un 'qué' sino el estar leyendo un 'algo'. Este algo, llámese cruce de géneros, obra total, postvanguardia, avanzada, etc. ha abierto una brecha en el punto más radical de lo que significa la literatura y es la forma de cómo se leen las obras. La existencia de los géneros literarios es algo que la academia desea perpetuar, la convención editorial, no sé. Uno, como autor, se propone mover ese límite impuesto a la escritura justamente haciendo el gesto de permitir una lectura paralela a tal obra. Por ejemplo, en mi caso particular, [coma] está presentado como un libro de poesía, pero como tal excede la cantidad de páginas "normales", su paisaje escritural y temático es más cercano a la narrativa y lo lírico suele ser uno de tantos detalles, pero si se leyera con los ojos de una novela funcionaría con el inconveniente de ser muy poética. Ese es el punto que me interesa, ese intermezzo, esa fisura del género, ese 'algo' que te decía antes, un neutro, un nódulo impertinente. No se trata de volver a lindar ningún género, sino que de multiplicar sus entradas, voltear el guión que tiene cada género. Por último, una obra total y nueva sólo será posible en el seno del único género que existe: la ficción.

JC: Desde luego, su obra resulta insultantemente libre. Si Antonin Artaud dijo "perdonad mi libertad absoluta", usted parece decir "soy radicalmente libre y no necesito que nadie me perdone ". Pero dígame una cosa: ¿No pueden darse de un modo simultáneo, en un mismo autor, una escritura "radical" (llamémosla así) y otra más convencional? ¿Es la suya una apuesta feroz y sin fisuras?

HHM: La convencionalidad con la que trabajamos los poetas es desoladora, existe una rigidez del género poético que se ha mantenido por siglos y siglos. O sea, nosotros, latinoamericanos, ya con el hecho de continuar ese idioma español purista estamos siendo conservadores, de allí la radicalidad de un César Vallejo, un Vicente Huidobro o un Oliverio Girondo, por ejemplo. Las formas se mantienen y son el límite de que un trabajo escritural sea leído como poesía, narrativa o ensayo, por eso cuando me hablas de esa fisura justamente es la fuga a ese encasillamiento de las herramientas y materialidades de las que uno se sirve. Incluso, ahora que está de cierta moda ser radical, ese mismo gesto se ve obligado a plegarse en su contingencia política, es decir, hacer un caligrama o la poesía concreta ya no es radical, pero sí salirse del formato libro que es una mercancía del fascismo en ciertas condiciones. La literatura se ve obligada a desplazarse más allá de la dialéctica forma y contenido hacia áreas que se preguntan por la función de la literatura durante la catástrofe o su labor de subjetivización y epifanía creativa. La ferocidad de una apuesta literaria tiene como ese límite dejar la escritura, o sea que el gesto más radical, y únicamente radical, es no escribir, o publicar más. Y ese es el gesto que me he propuesto como acción de arte extrema.

JC: Vayamos seis años atrás. En 2001 aparece el poema "No!", un texto furioso, generacional y clarividente, un texto que de algún modo ya contiene todas estas ideas que desarrolla en esta entrevista. ¿Siempre lo tuvo claro? En fin, háblenos de sus inicios...

HHM: Sí, tienes razón, este texto de algún modo es bien clarividente, pues sin quererlo es el primer poema colectivo de esta nueva generación de poetas, y desde allí se abre como una visibilización de una comunidad que en el 2001 no existía aún, ni menos en marzo del 2000 que es cuando se escribe ese poema a raíz de la obtención del Premio Nacional por parte de Raúl Zurita. Las putas de la belleza y los perros de la poesía me parecieron los primeros enemigos contra los cuales uno como poeta joven estaba disparando, y después de seis años esta postura la radicalizo en el libro nuevo que continúa a [coma], que se llama [y punto]. Allí recupero la potencia de mis primeros textos, como tú dices, furioso. También me preguntas por el inicio de mi trabajo, bueno, intentaré hacerlo corto. Comencé a escribir el año 99 en un taller de poesía al cual llegué por casualidad, desde allí hasta ahora todo y nada ha pasado. He viajado, publicado algunos libros, conocido varias personas. Desde el primer libro hasta el último no es mucho lo que puede ir dejándose de lado o volverse a integrar. Una y otra vez las mismas obsesiones, las mismas rabias, las mismas penas. Siempre vi un solo libro que es La Divina Revelación conformado por [guión] (2001-2003), [coma] (2004-2006) e [y punto] (2007-2009). Una especie de paso de cuerpos infernales pasando por territorios suspendidos hasta llegar a la resurrección de los discursos de la muerte. En este gran solo libro aparece este poema "No!", el primero publicado hasta lo que escribiré en 2009, año en que aparecerá este último volumen.

JC: Constantemente habla de una nueva generación de poetas. ¿Nos podría citar algunos nombres?

HHM: Sí, se ha dado en Latinoamérica una gran oleada de jóvenes poetas, en distintos países. Muchos autores, muchas editoriales, publicaciones, festivales, etc. Es un gran momento que sin embargo no ve su correspondencia en las políticas culturales nacionales. O sea, hay mucha vida cultural, pero los financiamientos son siempre mínimos, escasos, y en algunos países son realmente nulos. Entonces es un doble escenario. Acá en Chile se le llamó "novísima"o post2000, y resuenan autores como Paula Ilabaca, Felipe Ruiz, Pablo Paredes, Diego Ramírez, entre muchos otros. Me interesan esas escrituras nómades, peligrosas para las expectativas del género lírico, y así en países tan distintos como Uruguay aparece un poeta absolutamente delirante como Manuel Barrios, como al mismo tiempo en México Alejandro Tarrab, Ernesto Carrión en Ecuador o en Perú un Rafael García-Godos. Podría citarte muchos nombres, pero quizá el fenómeno más significativo sea justamente esa diversidad de registros, de poéticas dislocadas, de escrituras "sucias".

JC: ¿Tienen algún referente común? ¿Cuál sería su lema o bandera en caso de tenerlo?

HHM: Hay varios referentes, no sé si comunes, pero que transversalizan los discursos como la desprotección cultural a la poesía, y tal vez por un lado eso le dé más fuerza al movimiento. En términos literarios, los cánones locales sirven como un referente tanto de recelo a las autorías-autoridades, como de representación de los saberes académicos. La labor fuera de las academias y las instituciones es una característica interesante, porque de algún modo ese carácter errante de la poesía halla su correspondencia en rehuir de las seducciones del mercado, la máquina cultural, etc. No estamos en épocas de banderas, panfletos, no sé, pero hay algo que nos une a todos los poetas jóvenes latinoamericanos, y es la esperanza colectiva de que la poesía viva más allá de los libros, es decir que el poema sea un acontecimiento de vida y no sólo literatura.

JC: ¿Qué le diría a los que puedan pensar que existe un punto de contradicción entre practicar una escritura "rupturista" y recibir una ayuda del estado para la creación?

HHM: Las rupturas en términos literarios son siempre condicionadas por la escritura, o sea, lo que quiero decir es que una real ruptura en la escritura sería dejar de hacerlo: no escribir, entonces con ese referente los quiebres vanguardistas son siempre una metáfora y un estilo literario. Acá hay unas pocas becas de creación para artistas por lo cual es común que un escritor reciba alguna vez esos fondos, y por lo demás no tienen un carácter de premio político, ni mucho menos. Existe una independencia entre el trabajo mismo como temáticas y referentes y la existencia de una beca. Además, este tipo de financiamientos en términos técnicos es de propiedad de todos los chilenos. Por otro lado, y de fondo, prefiero recibir una beca desde el oficialismo que del fascismo o del empresariado chileno, el nuevo viejo partido político que mueve Chile. Por último, existen tan pocas subvenciones monetarias para escritores que aprovecharlas bien es una demostración de que no es plata perdida, sino que una inversión material y simbólica.

JC: Suelo terminar las entrevistas preguntándole a mi invitado si cree que es posible la poesía en el s. XXI... ¿Qué me dice?

HHM: Mientras exista una esperanza y un sueño colectivo, la poesía, en el siglo que sea, será posible. La catástrofe que vivimos es el alimento de las poéticas del futuro, y de cierto modo la poesía es el arte del futuro porque siempre será una intuición y una respuesta a preguntas que aún no han sido hechas.

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